Besos de una Historia

Capítulo veintiuno: Primer día, y no sólo de clases.

— ¡Al fin voy a librarme de este infierno! —grita Jackie ingresando a la escuela sobre su skate. Los demás alumnos comienzan a mirarla con recelo.

—Es el primer día, aún nos faltan muchos meses aquí —le respondo cuando está frente a mí.

—No importa, ya quiero salir.

Ruedo los ojos con diversión, hasta que Yannis aparece a nuestro lado. La rubia ha estado algo decaída desde que Elton terminó con ella, por el simple y tonto hecho de que sus padres piensan que no es lo suficientemente "inteligente" para él. Jackie quería golpearlo, así que Morris tuvo que tenerla vigilada la mayor parte del tiempo.

— ¿Cómo está la rubia del grupo?

—Tú también eres rubia —le responde Yannis. Y es que nuestra amiga había decidido quitarse el tinte morado y volver a su color natural, que resulta ser un rubio muy hermoso.

—Bueno, pero tú eres la que lo luce mejor —se encoje de hombros.

—Voy por mi horario, nos vemos luego —sigo mi camino hacia la dirección cuando un cuerpo se estrella contra el mío.

—Lo siento, no quería...

—No te preocupes, todos solemos ser torpes —le doy una sonrisa al chico parado frente a mí. Es alto, delgado y de cabello negro. Acomodo mi mochila y quito el cabello de mi rostro.

—Es que soy nuevo, realmente no sé cómo llegar a ningún lado y ahora estaba buscando la dirección.

—Justo voy para allá, puedo ayudarte a llegar, soy Rossy —estrecho mi mano con la suya — y también fui nueva hace unos meses.

—Eres muy linda, Rossy.

—Gracias... —dejé la palabra al aire esperando a que me dijera su nombre.

—Oh, cierto, soy...

—Hola Ross —siento una brazo rodearme la cintura y luego Drake aparece a mi lado izquierdo —. Hola Gian, es bueno verte de nuevo.

Alto. ¿Qué?

— ¿Lo conoces? —le pregunto al rubio.

—Sí, estudiaba aquí hace unos años.

Le di una mirada interrogante al tal Gian, de verdad no creo que era necesario mentir tan descaradamente, sea cual sea su excusa. ¿Qué demonios? Yo estaba tratando de ser agradable y ya me miente a la primera.

—Debo suponer que sí sabes dónde está la dirección.

—Lo siento, Rossy, sólo quería seguir hablando con una chica tan hermosa...

—Como lo es mi novia, ¿verdad? —Drake me acerca más a él con protección. Si el pelinegro no estuviera presente tal vez habría bromeado con sus celos.

—Oh...

—Debo ir por mi horario, nos vemos Gian —tomo la mano de Drake y comenzamos a caminar hacia la dirección —. ¿Desde cuándo soy tu novia?

Comenzamos a salir exactamente el primero de enero, y desde entonces seguimos siendo salientes, son ya tres meses y aunque parezca raro, no es tan malo. Algunos, como Jackie, piensan que es demasiado tiempo y que deberíamos ya ser novios, por en cambio pensamos que todo va a su tiempo. No voy a apresurar las cosas, después de todo nos gustamos y eso no cambia.

—No iba a dejar que te coqueteara en frente de mí.

— ¿Celos, Jason?

—Como si fueras a voltear a mirarlo sobre mí —se detiene y se acerca para darme un beso —. Buenos días, Ross.

—Buenos días, señor egocéntrico.

El día no avanza tan mal, clases compartidas entre amigos, el receso en donde hacemos alborotos y luego la salida. En estos momentos odiaba salir de clases, porque significaba tener que correr a trabajar, y luego salir con Drake. Porque hoy teníamos otra cita, a pesar de que estaba tomando la costumbre de irme a recoger, quería seguir viéndome.

— ¿Quieres que te lleve? —Negué —Era más una pregunta de cortesía, porque igual voy a llevarte.

—A veces pienso que no tienes nada más que hacer.

—Me ofendes Ross —soltamos una risa.

Nuestros amigos se juntaron apenas salieron de sus clases. Vincent estaba trabajando en un buen proyecto para entrar a la universidad y ahora lo hacía junto a Yannis, así que ambos se dedicaban a hablar más sobre robots, máquinas y otras cosas. Mientras el resto se burlaba por lo cerebrito que eran.

—Esa es una gran sonrisa —saluda Kim cuando llegó a la heladería.

—Vaya, gracias.

—Entonces... ¿Ya son novios? ¿Ya lo hicieron?

— ¡Kim! —grito.

—Por favor, necesito saber los detalles sucios, ustedes no solo pueden andar paseando de la mano durante tres meses sin tener algo.

—Pues te equivocas, porque no tuvimos nada más allá de besos —rodeo el escaparate y me pongo a su lado —. Ahora que viene el otoño ya no vendrán muchas personas.

—Al menos tendremos mucho menos trabajo —comienza a limpiar el mostrador —. ¿De verdad no han tenido sexo?

— ¡Kim!

Horas después, cuando salgo, tengo al rubio esperándome apoyado a su auto dándome una sonrisa. He notado que siempre lo hace, siempre está mostrando una sonrisa. Llego a su lado y no pierde el tiempo, porque en seguida nos estamos besando, está vez con menos vergüenza y más intensidad que en la escuela.




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