Ni siquiera lo estoy viendo y ya estoy llorando.
Después de lo que pareció una eternidad voy a ver a mi papá. Es duro porque nos separa una ventana de vidrio pero sólo verlo hace que recuerde cuando estábamos juntos, cuando me regaló el cuaderno, cuando éramos una familia feliz.
Suelto un sollozo cuando esta frente a mí, cuando lo sientan a fuerza y como nos avisan que sólo serán unos minutos los que podemos hablar. Estiro mi brazo y toco el cristal, como si pudiera traspasarlo y tocarlo directamente.
Sonrío, o trato de hacerlo, cuando él también pone su mano en la ventana.
Es difícil, porque siento que perdimos demasiado tiempo, porque no sé en qué momento su cabello comenzó a tener algunas canas, no sé cómo estuvo pasando todo este tiempo en un lugar como éste siendo inocente, como de injusta se me hace la vida, y sobre todo no entiendo por qué me lo quitaron, por qué me alejaron de una de las personas que más amo en esta vida.
Ni siquiera recuerdo cuanto lloré cuando se lo llevaron.
—Te extrañé, muchísimo —no puedo responderle, sigo llorando como una niña pequeña al escucharlo, su voz es la misma.
Puedo parecer una tonta por solo llorar, pero me es imposible hacer otra cosa, me quitaron tantas cosas, él no estuvo en muchos de mis cumpleaños, en cada día del padre, en cada logro que tenía, no pudo darme consejos, no pudo espantar a los chicos, no pudo darle la charla a mi primer novio. Ambos nos perdimos muchas cosas,
—Espero que no te asuste lo viejo que estoy —bromea y niego.
—Te extrañé, te extrañé cada día, te extrañé en mi cumpleaños, en el de la abuela, en el de mamá, en el tuyo, en el día del padre... —mi voz se quiebra y noto como una lagrima resbala por su mejilla.
—Dios, estás tan grande, mi niña —sonríe —. Lo siento. Lo siento muchísimo, por mi culpa has estado tan mal.
—No fue tu culpa y lo sabes. Tú... ¿cómo estás?
Le doy una sonrisa nerviosa.
—Muy bien. Justo ahora muy bien. Esto no ha sido fácil pero he conseguido buenas personas aquí, Rossy, no es el paraíso pero... Lo siento, es que no puedo dejar de ver lo hermosa que estás, eres tan parecida a tu madre.
—Ella también te extraña.
—Yo... no lo sé, Rossy, ha pasado tanto tiempo.
—Cuando era niña, antes de que la abuela nos ayudara, ella lloraba mucho, ella te amó tanto que estuvo segura que en algún momento volverías, a veces ambas nos sentábamos en el jardín a esperarte como si sólo te hubieras ido a trabajar.
—Te amo, las amo, son lo que me hace sobrevivir aquí.
—Prométeme que no nos volverás a alejar, yo no podría irme de aquí si es que no volveré a verte.
—Rossy, eres mi hija, te necesito como si fueras oxígeno, después de verte no puedo pedirte que no vuelvas.
Sollozo más fuerte, no estoy segura si incomodo a otras personas pero me es imposible no sentir todo este revoltijo.
—Ha sido un tiempo muy doloroso —confieso —, nos mudamos a Montgomery hace un año, alquilamos una casa pequeña, vivimos con la abuela, yo... no sé si te vaya a gustar, pero no amo la escuela —suelto una risa —, mamá se pondría furiosa si sabe esto.
—Bueno, a ti siempre te ha gustado ser espontánea.
—Conseguí buenos amigos, son fabulosos, y son tan diferentes —por mi mente pasa Drake —. También hay un chico, o lo había.
— ¿Fue un idiota contigo? Porque puedo mandarle algunos de mis amigos...
—No —sonrío —, ambos... ambos fuimos idiotas. Lo quiero mucho, pero parece que no fuimos lo suficientemente fuertes para sobrellevar algunas cosas, y explotamos. Los problemas fueron muy grandes.
—Toma éste consejo de tu viejo padre, a veces las personas que más se quieren pelean, y necesitan estar un tiempo alejadas, es en ese momento en donde se sabe si seguirán juntos, porque es donde deben reflexionar, aceptar los problemas y buscar una solución. Los problemas existen para que sean vencidos.
—No sabes cuánto es que necesitaba algo así.
— ¿Quieres seguir contándome sobre tus amigos? —Asiento.
Y le cuento sobre cómo Jackie es muy extrovertida, que ama su skate, que no tiene miedo de cambiar de estilo y que detrás de lo que parece ser una chica dura, ama a su familia. Luego de Vincent y Yannis, los cerebritos, los que parecen ser muy unidos y los que estoy segura son una pareja perfecta. Incluyo a Morris, el divertido, que protege a sus amigos, centrado y como es genial de que por más que sea hijo del alcalde, él se sienta una persona normal y no con un estatus elevado. Cuando llega el turno de Drake me extiendo un poco más.
Porque parece que conozco muy bien como es, cómo se comporta, sus cosas favoritas, su aparente comportamiento relajado, que él también tiene una historia familiar algo rara y que a pesar de que no amar el deporte es bueno para ello.
Él también me cuenta de sus amigos, de cómo es la vida allí dentro, de cuánto nos extraña. Compartimos anécdotas, le explico cómo mamá y la abuela se llevan, y también del idiota de John, el ex esposo de mamá.