Besos De Verano

Capítulo once

Luego de que ella despierta, revisa su herida.

El chico viene con su desayuno y Fernando la acompaña.

Ellos hablaran coquetearan un poco y ella hablara de sus metas.

"No, no quiero continuar durmiendo, no estoy cansada, solo me corte el pie, no fue un disparo" me digo en voz alta.

Tomo el teléfono y marco para que me traigan el desayuno.

"Ya el desayuno no demora en llegar" me dice, tan rápido pienso.

"Sin embargo no he pedido nada, ¿Cómo es posible?" pregunto.

"Es que, su desayuno ya fue pedido por el señor Fernando" me responde la chica con vos delicada al otro lado del teléfono. Cuanta preocupación pensé, tanto, que ha pedido el desayuno.

¡TAN TAN!

Miro hacia la puerta, alguien toca. La venda de mi esta manchada de sangre por la herida.

Me levanto saltando sobre el otro en dirección hacia la puerta, al abril, ahí estaba era Fernando.

"Buenos días, ¿Cómo esta la herida?" dice mirando a mi pierna, sus ojos pasan de mis pies a mi ropa interior.

Transparente mi piyama mostraba mis pezones y mi ropa interior de encaje. Mi rostro se calentó.

"Dame un momento le digo" mientras salto hacia el baño, para buscar algo que ponerme.

Encuentro un short que estaba cortado mostrando la mitad de mi carnoso glúteo.

Y un top que dejaba apretada mis pechos.

Miro el espejo, y me limpio el rostro. La herida que sangraba me quita la venda, la sangre tenia un olor a hierro.

Me quito la venda y me lavo la herida con agua y jabón, volviendo a ponerme la crema y una venda nueva.

Vuelven a tocar a mi puerta, sé que es Fernando con la comida, sin embargo, debo prepararme para que no me vuelva a tomar por sorpresa su mirada.

El desayuno consistía en una croassan de pulpo con té de hojas especiales, un olor parecido a la hierbabuena sin el picor de esta.

 

"¡Gracias por el desayuno!" dije mordiendo la fruta.

Sus hermosos ojos se parecían al mar, de profundo y penetrantes.

"Yo nací en el otro país de al lado, por los problemas políticos de mi familia me mude y termine mis estudios aquí. Siempre he sentido pasión  por la vida marina. Me gusta desde pequeño, mi padre fue marino y me educo para trabajar como lo que se consideraba un hombre de verdad. Pensé en meterme a la marina, sim embargo, que me gritaran no era lo mío. ¡Cuéntame más de ti!" me dice mientras toca mi muslo. 

 

"Estudio publicidad, y renuncie a mi empleo para tomarme unas semanas de vacaciones, meditar"

 

"¿Algún novio o novia esperándote?"

"No, solo yo, acabo de salir de una relación mala en realidad, no me fue muy bien. Él me golpeaba"

sentí una tristeza embargar mi vos, y no me gustaba sentirme indefensa, a pesar de ello Fernando.

Me transmitía una seguridad que llenaba mi alma, con él me sentia en confianza.

Así como las olas, por un segundo sentí que pertenecía a este lugar, de cierta forma a él.

 

"No hablemos de cosas tristes, ¿Cómo amaneció tu pierna hoy?" me pregunta. Levanto el pie y lo coloco en su

muslos. Miro la herida y paso sus dedos por mis pies. Una corriente paso por mi espalda.

Suavemente, empezó subir hasta la parte interna de mi muslo. Me sentí entusiasmada.

Como mi entrepierna se humedecía. Al acelerarse mi corazón y por la herida, me dolió la cortada.

 

"¡Ay!" dije tratando de decirle que me dolía.

Él volvió a colocar mi pie en el suelo.

 

Terminamos de desayunar y Fernando me llevo en sus brazos hasta la orilla de playa. Sentados en la arena hablamos.

"Y ¿Tú amiga?" preguntando por la chica que vi ese día junto a él.

"Ella está calificando las muestras que recolectamos el otro día, debemos entregar el informe sobre la salinidad el mar.

Nos dividimos la tarea y eso no hace ser más eficientes.

"Pensé que salían" sugerí, mientras tomaba su mano, que estaba en la arena.

"Antes, pero solo fue una vez, no había química y terminamos en buenos términos"

Me decía esto mientras miraba mis labios, como deseando algo que también le quería dar.

 

Me aproxime a Fernando, la brisa movía su camisa abierta que mostraba sus pectorales.

Sus músculos. Mis labios se encontraron con los de él.

El calor aumentaba en mis mejillas, no solo en mis mejillas. Veía como su pantalón se dibuja

un enorme bulto.

Me puse a imaginar el gran placer que ha de sentirse ser penetrada y sometida por él.

"¿Quieres venir conmigo a un evento esta noche?" me pregunta rompiendo el encanto del momento.

me tomo mi momento para guardar en mi memoria el sabor de sus labios.

"¿Una cita?" pregunto.

"No necesariamente, ahora todos quieren categorizar todo, ponerle nombre. Si eso te hace sentir segura, puedes tomarlo como una cita"

le respondo.

La suelta mi mano, y dibuja un círculo con su dedo sobre la arena. La brisa marina estaba saturada en sal.




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