Besos Sabor A Vainilla

CAPÍTULO 5

ULISES

Estoy esperando a Ismael en la sala de su casa, ya que la persona que me abrió el portón insistió en que bajara del coche. Baje más de a fuerzas que de ganas y es que ante toda mi inmoralidad debo ser educado.

Sigo viendo los mensajes, no sé cómo las chicas del campus consiguen mi número y me escriben como si fuera el motivo por el cuál respiran, nunca me han atraído ese tipo de mujeres.

Escucho la voz de un hombre y levanto la vista cuando veo al padre de Ismael, el señor Lascurain, me pongo de pie y le tiendo la mano es muy amable, como su hijo.

—buenas noches Ulises, ya viene; lo que pasa es que uno de los niños no quiere dormirse si no lo duerme él y como todo padre consentidor que es, le cumple el capricho. —realmente lo admiro en esa labor que sabe mantener.

—No se preocupe la noche aún es joven. —suelto sin más y el hombre comienza a reír sonoramente. —¿Cómo ha estado?

—muy bien hijo, ya hace falta una revancha en el billar. esta vez si planeo ganar.

—Admiro su proeza y yo nunca digo que no a una revancha.

–eres muy seguro de ti mismo Ulises, es bueno confiar en uno mismo.

Va por un trago y me pongo a ver la maravilla que hay en el centro de la pared hay un retrato de una chiquilla con una canasta con tulipanes y detrás de ella hay un campo enorme de estos mismos.  tiene el pelo castaño y rizado, unos ojos color avellana y una piel un poco morena. Estoy tan metido en la pintura que no veo que ha llegado otro hombre.

— Es una pintura muy bien hecha— me responde el señor Lascurain y el otro responde que sí. Hasta ese momento evocó al sujeto que está ahí.

— Muy buena obra de arte, me cautivo, pareciera que tiene vida propia. — digo realmente, cada que vengo me atrae, me pongo a pensar que esa joven debe ser preciosa.

— Es mi hermosa hija. De este lado está Ismael— señala otra pintura con el mar de fondo.

— Ella es hermosa en todo su esplendor— dice el hombre que realmente no sé qué pinta en todo esto, pero al señor Lascurain no le agrada, lo puedo ver en sus facciones.

— ¿Usted es? — no dudo en hacer la pregunta, si algo tengo es que soy sincero y honesto hasta los huesos.

— Soy el novio de la hija del señor. –contesta con soberbia. 

me tiende la mano y dudo en tomarla, pero no lo hago. No es nada de mi agrado el sujeto y creo que de Ismael ni el señor tampoco. Ya que cuando Ismael baja no le saluda. Me hace una seña con la cabeza y entiendo.

—algún mal gusto tenía que tener. —digo en voz alta y el sujeto traga saliva. 

—Per... —no lo dejo hablar.

— Nos vemos señor Lascurain. —le tiendo la mano y me da un fuerte apretón y con su sonrisa que lo caracteriza me despide. Al sujeto ni lo miro al salir.

Arrancó el motor del auto y nos dirigimos a los lugares más exclusivos y atrevidos de la ciudad.

La noche es joven, pero cuando menos lo pienso ya tengo dos mujeres de cada lado y a Ismael fuera del radar.

Soy un hombre con necesidades y aprovecho de que están dispuestas a compartir más que una copa conmigo y no evitare que suceda lo que tiene que suceder.

Seré un maldito cabronazo, pero Ignacio hizo un buen trabajo al decirme que a una mujer por mucho o poco que te guste debemos de respetar su voz, respetar sus decisiones y límites. Él dice que las mujeres disponen hasta donde un hombre puede llegar. Aunque a mí nadie me ha puesto límites y dudo que alguien los ponga. no creo en esas sandeces de hombre enamorado. 

 




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