EMMA
Es un sábado que pinta a ser un excelente día, estoy motivada más de lo normal, son las 8 de la mañana y aunque quisiera dormir más mi cuerpo tiene una energía al mil.
Me ducho, me visto con unos jeans y una blusa tipo polo. Me dejó mi pelo suelto y en este pequeño rato ya son las 10 de la mañana, tomo un bolso mis lentes y me salgo a caminar.
En medio del camino hay un olor exquisito que proviene de una cafetería, están preparando Éclair y macarons, me dirijo y pido seis de diferentes sabores. Compro café.
no sé cuándo he decidido ir al hotel donde se hospeda Ulises. Cuando bajó del taxi veo el lujo de ese lugar y gente que se mueve orgullosa de estar allí.
Realmente vengo poco a este lugar y no es porque no tenga para venir al restaurante que ofrece unas comidas gourmet fabulosas, si no que no me gusta el ambiente.
—Buenos días, ¿me podría ayudar a localizar la habitación del señor Ulises Ferreira?— le pregunto a la recepcionista y me mira como si fuera de otro mundo.
—Soy una amiga. —digo sonriendo, pero ni así quita la cara de desprecio.
—No puedo dar información privada de las habitaciones a menos que el señor lo permita. —me dice y vuelve la mirada a la computadora.
—Comprendo, por eso le pido que lo llamé. si es tan amable.
—No le gusta que lo molesten, así que puede retirarse por favor, o llame usted a su celular particular.
Sacó el móvil y le marcó varias veces pero en todas me manda a buzón, así que sacó el arma secreta.
—Bueno, le puede entregar esto por favor, le dice que es de parte de la hija de Amelia Parker. —y ahí parece que soy importante ya que me mira con una amplia sonrisa y me dice que la espere.
—¿En verdad eres su hija? —pregunta y su voz ya es más amable. —Que increíble ella suele reservar algunas cenas aquí.
—Sí, soy Emma Lascurain su hija. ¿Si me puedes ayudar con la habitación o no? —Digo molesta, detesto que cuando alguien no cumple con sus etiquetas lo ignoren.
—Claro señorita, la habitación está en el piso dieciocho y el número de suite es la siete. Puede subir por este elevador. —me dice.
—¿Qué tienen de diferencia los demás elevadores? —qué no todos llevan a los mismos pisos, pienso.
—No, es que el piso dieciocho es exclusivo. Por cierto si el señor le pregunta puede decir que tuvo un buen servicio por parte de recepción— me dice algo sonrojada y nerviosa. —por favor.
—Gracias y no tengas pendiente. —digo finalmente y tomo el dichoso elevador.
¿Por qué me habría pedido eso? Y que hace este hombre en una zona reservada.
Llegó al dichoso piso y veo que hay pinturas, esculturas y todo está en un tono rojo con dorado. Alfombras persas y algunas fuentes que adornan, candelabros de lujo.
Llego a la séptima habitación y tocó. Pero no abren.
¿Estará dormido aún?
Vuelvo a tocar y está vez escucho la voz de una mujer. Y la ansiedad me paralizan, por eso no contesta ni abre, está ocupado, me regaño mentalmente maldita sea que hago ahora.
—Buenos días....
me mira la chica y detrás de ella se pone otra chica, ambas me miran con duda.
—hola, ¿buscabas a?
me mira con curiosidad la primera y la otra con algo de confusión en su rostro.
—¿Si es la habitación de Ulises Ferreira?
es todo lo que logro decir, no sabía que fuera tan atrevido y montará un trío. Bueno se ve que es capaz de eso y más.
—sí, está es su habitación... — mira mis paquetes de comida y vuelve la vista hacia mí, ahora parece un poco preocupada. —pero que descortés, entra y acá continuamos con la plática.
me hace un gesto con la mano indicándome el interior y no se que hacer.
—oh, si está ocupado, me marchó solo venía de pasada y decidí venir a saludarlo.
—No de ningún modo, entra y siéntete cómoda. —me dice amable y no entiendo sus reacciones.
Entro y la segunda chica me saluda con un gesto de mano y una sonrisa muy amplia. —Mucho gusto soy Paola—le sonrió.
—el gusto es mío, yo soy...—en eso sale Manuel y mi mente viaja a mil por hora.
—pero si eres la chica de anoche, ¿Cuándo se hará otra salida así? —me dice con tanta amabilidad. —la pasamos excelente.
—¿se conocen?—dice la primera chica y suena muy interesada.
Dios, en qué me metí.
—Sí, anoche cuando salimos con Uli estaban con él ella y otra amiga...—no termina cuando sale otra chica, pero está a comparación de las demás es rubia teñida, ya que se le ve la raíz, con una cara de desprecio hacia todos.
—¿Cómo que ella y otra?—me mira con asco. Y le miró fijamente.
Esta es la peor y apenas si ha hablado.
—Sí, por cierto ella es mi bella novia Vanessa. — dice Manuel señalando a la primera chica y me sonríe algo tímida.
—Mucho gusto, soy hermana de Ulises y me imagino que tú eres una amiga. —me dice Vanessa.
La tercera chica desapareció.
Entabló una conversación con Vanessa, Paola, Manuel y resulta que Paola y Manuel son dos de sus mejores amigos al igual que el otro chico que se llama Saúl pero no está, me dicen que Ulises salió a correr y que no tardará en volver.
—Llevó minutos tratando de no decir pero ¿Qué huele tan rico? —pregunta Manuel mirando los empaques y luego a mí.
—son pastelillos, pueden tomar si gustan traje varios. —Digo y comienzan a tomar los tres.
En ese instante aparece la rubia cargada de maquillaje, sabe usarlo, es muy guapa.
Mira con asco los postres y me estoy aguantando cada una de mis palabras.
—Mi cariño no puede comer cosas con crema batida o lácteos así que terminen todo antes que llegue, aparte de que no debería comer tantas harinas no quiero que engorde. —suelta la arpía.
Vanessa me mira y hace un gesto de que la ignore, tal parece todos lo hacen.
En eso la puerta se abre y la arpía rubia grita.
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Editado: 15.11.2022