Besos Sabor A Vainilla

CAPÍTULO 17

ISMAEL

Solo espero que amanezca y me dirijo al hotel de Ferreira, la luz es un maldito martirio ya que la resaca no es nada bonita, desde que me desperté me he sentido mareado y con mucho dolor de cabeza.

—buenos días. —me saluda el personal ya me conocen y me dejan adentrarme a donde me dirijo.

Llego a la habitación de Ulises y entro con la tarjeta que me ha dado, lo veo en el balcón vestido con un bóxer como si hiciera calor.

—vístete, luego te quejas de tus dolores de espalda. —digo mientras me quito el abrigo y tomo asiento.

—gracias por preocuparte, pero si no has notado hay calefacción.

—de nada, ¿cómo la pasaste ayer? —su atención por fin es mía y toma asiento frente a mí.

—muy bien, muchas gracias por tomarte el tiempo en organizar todo. 

—mínimo eres agradecido. —espeto.

—pero lo que realmente importa es ¿qué haces aquí? Creí que estarías muriéndote por la resaca.

Sabe que a mí las resacas me matan y me hacen que pare por el día entero, solo no dejo el testamento hecho porque muy en el fondo se que una resaca no me matara, o eso creo.

—debe ser importante tu visita, si es porque me iré tranquilo regresaré. No te dejaré compañero.

—que gracioso, pero sí es importante mi motivo de visita.

—entre más rápido me comuniques tu preocupación, más rápido podrás irte a tomar reposo, —bebe un sorbo de jugo y me mira. —así que habla.

Este hombre cambia de humor como respira.

No es idiota y sabe porque estoy aquí, pero él es tan orgulloso que no lo dirá en voz alta.

—sé que sabes porque estoy aquí, y aun así dejarás que yo lo diga en voz alta.

afirma con la cabeza.

—¿qué carajos quieres con Emma?

—el hermanito protector, siempre me ha encantado tu papel y como en todos los que haces te felicito...

—gracias, pero no pregunte cuál papel te gustaba que interpretará más.

digo muy serio.

—nunca dejas terminar de hablar a nadie, tienes que tener el arte del escucha...

—no me salgas con tu clase de modales.

se pone de pie y comienza a caminar hacia el balcón de nuevo.

— como decía; desde que te conocí eras un buen oponente que no se acobardaba por nada, después descubrí que eras un padre excelente...

—¿te enamoraste de mí o que carajos? — digo en tono burlón.

 —con el tiempo me hablaste de una chica que protegías ya que siempre era tú cómplice y la que te regalaba un montón de sonrisas la única persona que nunca dejo de creer en ti; alguna vez pensé que era tu pareja o no sé qué, pero después descubrí que hablabas de tu hermana y  aunque fue raro, me pareció muy admirable la conexión que tenías con ella. En una borrachera de tantas que hemos tenido me dijiste que si alguna vez la veía en problemas la ayudará por ti, que tú harías lo mismo por la mía y como buen amigo acepte, nunca creí que mis ojos la mirarían e incluso veía como amenazabas a toda la bola de patanes que se le acercaban y bueno yo tampoco dejaría que mi hermana cayera con alguien que no la merece...

bebe de su jugo, este hombre cuando se lo propone es insoportable.

— pasaron dos años y conocí a tu padre después a tu madre, pero a tu hermana no; no querías que ninguno de tus amigos se mezclaran con ella y bueno comprendía tus razones, en la universidad la identificaba por su cabello rizado y porque su nombre siempre estaba en primer lugar en los cuadros de honor, digna hermana tuya. —me hace una reverencia. 

—pero no la conocía de frente, en tu casa cuando iba no sabía quien era de las chicas que había en los retratos, la olvide por completo; pero cuando me pediste  que fuera con ella al restaurante; pero antes de eso Thompson la tomo del brazo como si fuera de él y yo no podía dejar que tocarán a la hermana de mi hermano, no le rompí la cara porque salió corriendo... pero volviendo al tema. Ese día conocí el rostro de Emma Lascurain, admito que pensé en el palurdo que tenía por novio y dude de la inteligencia que todos decían que tenía, después vino la lluvia y bueno lo demás es historia que deduzco que ya te ha contado. —se vuelve a sentar.

—o sea ¿te enamoraste de mi hermana por lo que yo te hablaba de ella o qué carajos? — Ulises cuando quiere confunde y hace que todos se olviden del objetivo.

—vamos Ismael, ¡quien carajos habla de su hermana, enfrente de un amigo que es igual de mujeriego que él! — me mira con burla. —sabes que entre todo lo malo soy un buen prospecto para ella, sabes que conmigo no le faltara nada y sobre todo; sabes que le respondería de la mejor manera.

—no te la vendí, limítate a hablar de ella como mercancía.

—y no lo hago, soy hermano y sabes como advierto en cada salida a Manuel, por muy amigos que seamos es mi hermana la que debe tener su honestidad, lealtad y fidelidad.

—lo sé y busco lo mismo para la mía.

—sé que tienes miedo de que alguien sea un patán con ella, porque sabes que lo que tú no le hiciste a Marisa alguien vendrá y lo puede hacer con ella.

—así es...

me conoce demasiado, yo a Emma no quiero que la dañen, sé que en el fondo espera un amor como el de nuestros padres y si yo no lo tuve quiero que ella lo tenga.

—y descuida, que yo no le haré nada que no sea solo para su beneficio y no me enamore de ella cuando me hablabas tú, me gusto cuando la trate se me hizo muy interesante e inteligente, algo muy peculiar...

—no quiero saber que fue, limítate a contarme eso. —bebo del jugo.

—solo te digo que por muy mi amigo que seas, casi mi hermano, Emma esta primero que todo y si le haces algo que sea doloroso para ella esto se acaba Ferreira.

—quieto esposo, que no voy a dejar pasar la oportunidad con ella solo porque mi cabeza de abajo quiera otra cosa. —dice burlesco, se a lo que se refiere. — advierto, si en algún momento la llegará a dejar será porque no le estoy haciendo bien, en cualquier ámbito.




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