ULISES.
Llegó a México y el aire de mi ciudad me inunda mis fosas nasales, es mi territorio, es mi hogar y es mi orgullo. Podré viajar a distintos territorios y admirar sus bellezas claro que sí, pero México es mi patria y me acuna entre sus brazos siempre que vuelvo. El viento sopla con fuerza y trae el aroma a tierra mojada, el amanecer se está tomando el cielo, las nubes blanquecinas llenan una parte del cielo y el cante de algunos pajaros me hacen sonreír.
Voy en la carretera a mi destino y es a la hacienda de mi abuelo, prendo el radio de la camioneta y disfruto las notas de las canciones Mexicanas. Puedo escuchar la música que pretenda en la aplicación, pero esto me es familiar aqui.
Pasan varios minutos y estoy en la verja de mi casa, me la abren y me adentro entre los árboles que resguardan mi hogar. Veo la sombra del hombre que me ha visto crecer, estacionan y bajo gustosamente a que me reciba.
—Llegó mi muchacho. —me dice emocionado.
Viví desde los cuatro años con mis abuelos, aunque intentará decir que mis padres fueron ausentes sería un poco falso de mi parte. Siempre fui muy orgulloso, pero también influyó mucho lo que yo quería y era vivir aquí.
El ingeniero noto eso y siempre me subestimo haciéndome creer que era lo contrario a lo que mostraba, siempre exigió casi rozando a lo Perfecto, era muy estricto con todo y yo un poco rebelde.
Por suerte tuve a mis abuelos y desde pequeño me quedé con ellos, solo veía los fines de semana al Ingeniero, mi madre siempre estuvo a mi lado dándome atención y cariño, mientras el ingeniero pasaba poco tiempo conmigo ya que le huía siempre estaba a mi lado subestimando cada cosa que elegía, las preguntas del ¿Por qué? nunca dejan de sonar en mi mente cuando voy hacer algo. Con Ness siempre fue distinto y me alegro por ello porque es la niña de los ojos de la familia. Pero yo al ser el mas chico siempre fui un poco apartado de la atención de mi progenitor, se dividía solo en dos partes unos días en sus negocios que son como un hijo más para él y otros días consintiendo a Ness. Me imagino que al ser el único hijo varón debía tener esas expectativas.
Los abuelos me "adoptaron" como su segundo hijo varón y así me lo he creído siempre, sé que soy el nieto favorito y me he ganado a pulso ese título, a diferencia del ingeniero, el abuelo me enseñó a trabajar con mi inteligencia y con las manos, por él soy lo que soy en ambos aspectos.
Nos adentramos a la hacienda y las asistentes me saludan con un debido respeto, soy el tercero de quienes deben acatar las órdenes de esta casa.
—¿Qué tal el viaje?
—Largo y aburrido, tengo sueño y quiero descansar.
—Cuando uno es joven no se cansa.
—Eso dicen los adultos, para hacer creer que ustedes a nuestra edad eran invencibles.
—Es que lo fuimos. —se ríe con sarcasmo.
—Si como no.
—Ve a desempacar, tengo que hacer unas cuantas llamadas.
—Entendido.
Me voy a mi habitación y desempaco todo, veo el césped firme y bien cuidado pese a la temporada que es, lo mantienen. Hay un sinfín de moche buenas adornando el jardín, sin contar los inflables y demás decoraciones.
me acuesto y estoy tan metido en mis pensamientos que no noto al abuelo.
—¿En quién piensas? —pregunta.
—estaba pensando en lo que haré para mañana.
Es una persona preguntona y molesta cuando se lo propone.
—pregunté en quién no en qué, muchacho.
—Bueno, pues en quién no hay, sólo en qué. —me río.
—siempre hay un quien, ni habías notado que tengo quince minutos aquí.
—Que vouyerista abuelo, no sabía esas mañas de ti.
Hace una mueca de disgusto.
—Creía que lo deshonesto no iba contigo, ¿cómo se llama y cómo es?
—Ummm... es preciosa, es inteligente, es Emma. —contestó y no puedo evitar sonreír como un idiota.
—Me agrada y no la conozco, espero que lo haga pronto. —me ve con orgullo, como siempre lo hace. —¿lo haré verdad? Sabes que no me quiero morir sin ver a mi hijo con la mujer que Dios le hizo y no con la mujer que su padre quiere… como si nosotros le hubiésemos buscado la pareja a él.
—No somos nada...
—No formé a un cobarde que se las da de insensible con alguien que realmente le gusta, porque te gusta y la admiras. —me señala—porque sé que sólo amarás a alguien que esté a tu nivel y no hablo económicamente hablo de lo moral y demás. Y como te ves desde que llegaste sé que te agrada como te agradas tú, así que haz algo antes de que llegue alguien y te arrebate esa preciosidad, como tú la llamas.
—Buen consejo, lo tomaré.
Digo con burla.
—No te burles, y termina lo que sea que tengas con Lana te doy hasta mañana. —Espeta. —no eres hombre que pinta cuernos, aunque no sea nada de ti, termina el juego en el que te metió tu padre. Y pobre de ti que me contradigas, que te desheredo.
El abuelo siempre me ha apoyado en cada loca decisión que le pongo sobre la mesa, mi fiel confidente y la persona que me agranda más de lo que debería; aún si no lo mereciera.
Si rompía alguna ventana de la casa de mis padres él se reía y decía "hasta tus travesuras son calculadas diste en un excelente ángulo, hijo" "hasta en tus errores eres increíble" no me regañaba, supongo que sabía que con los “desplantes” de "papá" tenía.
—Llegó mi niño Ulises. —me abraza con el amor que sé que me tiene, y a la primera mujer que no le puedo negar que me abracé y es mi madre. —Pero si eres el hombre perfecto, hijo. Cada que te veo te ves más maduro, más confiado, más guapo.
—Hola mamá, yo también te extrañe. —digo mientras me alejo de sus cálidos brazos; los brazos de mamá siempre serán un soporte ya sea para consolarte o impulsarte Y gracias a la vida siempre han sido para eso en mi experiencia.
—Te voy a consentir por todo este tiempo que te fuiste. —me besa la mejilla. —aunque siendo sincera te ves muy bien, como si algo hubiese cambiado en ti. ¿Has hecho más ejercicio? ¿Comido menos? No importa, ya sabes que aquí te vamos a consentir con tus platillos favoritos. Te noto diferente aún así…
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Editado: 20.01.2025