Besos Sabor A Vainilla

CAPÍTULO 23

ULISES

 

Han pasado los días soy un hombre plenamente feliz, en todos los ámbitos que deseé tengo el amor de mi vida, la carrera soñada, trabajo, me divierto, etc. Soy un guaperas con suerte.
Trato de no desatender cada una de esas cosas que me hacen feliz, por eso siempre estoy desbordando deberes, Emma no es un deber, ella es un privilegio y un gran regalo por parte de la vida y de ella por permitir esto posible.
Aunque en la carrera se ha vuelto pesada, no me vencerán tan rápido, para vencerme ocupan que algo haga ruido en mí.
Faltan dos días para que sea el día de los enamorados ya tengo el lugar donde llevare a mi preciosidad, me he esmerado tanto que realmente me decepcionaría el que a ella no le gustará.
La carrera es un dolor en las pelotas pero deseo irme de intercambio a Londres y aunque sé que sucederá por mi increíble desempeño, no debo bajar la guardia ya que si mi plan es seguir con ella, debe sentirse orgullosa de que tiene al mejor arquitecto como pareja, así como yo estoy seguro de que lo estaré cuando ella sea la mejor en su especialidad laboral y en su especialidad de volverme locamente feliz.

 

*****

 

Se llego el día estoy que muero de la ansiedad que me provoca el disgustarla, ella merece cualquier placer.
—hola, querido.
—hola, preciosa dama ¿lista para mi sorpresa?
—así es, también espero que la mía te guste. —dice con ansiedad y veo que ambos lo estamos, así que para no cortar la comunicación decido dejarlos a un lado.
Nos vamos y montamos el avión ella descansa mientras llegamos a nuestro destino y en verdad apreciare haber traído a esta hermosa mujer a mi ciudad favorita del mundo ese es un regalo de mi parte para ambos.

 

—hemos llegado, —digo cuando bajamos del auto y nos dirigimos a la casa.
—espero que te guste este lugar tanto como a mí, benvenuto a positano, la mia parte preferita del mondo. Y que mejor combinación que mi lugar favorito y mi persona favorita juntos.
—me encanta sin duda alguna el sitio, pero lo que mas me encanta es estar contigo en diferentes lugares. —dice.
—bueno, pues prepárate porque planeo llevarte a cada lugar del mundo que desees, aunque ya conozcas el sitio lo haremos. — le beso la mejilla— ahora entra a mi humilde morada.
—señor Ferreira, si que le gusta que se note su humildad. —suelta con sarcasmo.
—lo sé, aquí pasaremos el fin de semana y claramente festejaremos el día de la mejor manera.
—no lo dudo. —me mira con un atisbo de incomodidad.
—¿ocurre algo?
—deseo helado y por el momento acostarme contigo mientras vemos el mar.
—Deseo concedido.
Mientras Emma degusta su helado yo veo el paisaje, es sin duda tranquilizador.
Amo los silencios con ella ya que no son para nada incómodos, así se siente la felicidad y la tranquilidad.
Bajamos a la playa y nos sumergimos en el mar, ella es increíble en cualquier prenda que luzca, sus curvas son majestuosas y no solo me refiero a las que hace su silueta sino a la que su hermosa boca me brinda cada que me observa.
Intenta hundirme en el agua pero falla estrepitosamente, su cercanía es como si ambos fuésemos parte del otro y así ambos sacamos lo mejor de los dos.
No importa el tiempo que estés con una persona, es lo que te hace sentir y lo que provoca el no tenerla, es como la pieza que falta a un rompecabezas, si hace falta; el rompecabezas dará una mala impresión, sin embargo si esta completo será admirado y un excelente trabajo.
Las horas pasan y con ello la tarde comienza a despedirse, el momento ha llegado.

 

La espero en la sala y veo  a la deslumbrante mujer que baja con sus rizos libres, y un hermoso vestido azul.
—que preciosa eres, Emma.
—Gracias, tú también lo eres.
—ven acá señorita. — extiendo mis brazos y cuando se acerca la cargo como lo mas valioso que es en mi vida, cubriendo la de besos y caricias.
—tengo que darte algo, —se desprende de mí y espero que si esto acaba así pase, que lo haga con naturalidad y sobre todo con facilidad.
—no era necesario, Emm.
—no es cuestionable, solo espero que te guste y tengas tiempo para hacerlo.
Me entrega una caja, envuelta en un muy bonito color gris, lo desprendo para ver mi obsequio y descubro dos cajas de legos son la arquitectura del arco del triunfo y la estatua de la libertad.
—quiero y espero que tengas tiempo de armarlo y cuando estés lejos de mí, me recuerdes viéndolo, —dice y sé a lo que se refiere. —tal vez no es muy romántico…
—es estupendo, — digo con una gran sonrisa— y por supuesto que será armado y sobre todo colocado donde siempre te recuerde al terminar los días agotadores que me esperan.

 

Algo cae sobre mis pies y observo otra pequeña cajita, la tomo, la abro y ahí me encuentro un llavero de plata con algunos instrumentos de arquitectura, descubro que detrás de la escuadra esta mi nombre grabado “Ulises Ferreira, lo mejor siempre lo construyes tú. E.L”
—y dices que tus obsequios no son románticos.
—quería que algo lo tuvieras privado y lo otro lo lleves contigo.
—te llevo en el corazón y ahí ya estas muy impregnada, pero ese lugar no se ve, gracias me gustaron tus detalles.
—no esperaba menos la verdad.
—bueno, tú regalo espera al sitio que vamos, así que andando.
Nos dirigimos al lugar reservado y al llegar su sonrisa es lo que esperaba.
—tengo mil preguntas sobre como organizas todo tan perfecto, pero amo que dediques tiempo en sorprenderme siempre.
—me alegro que te guste.
El sitio es en la playa una autentica cena romántica, hay velas y lamparillas que alumbran el sitio, hay vino y comida italiana, y de postre helado de vainilla, que novedad, pero me gusta complacerla ya lo dije.
Y por supuesto muchas flores y un pequeño grupo de músicos que comienzan a tocar melodías románticas, el sonido de las olas le da otro toque especial.
—no tengo palabras a este precioso detalle, mas sin embargo me gusta demasiado.
—era lo que quería, dejarte sin palabras.
La velada va increíble, hablamos de todo lo bien que la hemos pasado en todo este tiempo que hemos convivido.
—bueno llego el momento de tu regalo.
—creía que el regalo era estar aquí, esta bella cena y tu grata presencia. —dice.
—un detalle mas no le hace daño a nadie. — saco de mi saco la caja y se la deposito en sus manos.
La abre meticulosamente.
Saca de su interior un par de brazaletes de el mineral adecuando para ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.