Besos Sabor A Vainilla

CAPÍTULO 29

EMMA

Los días han pasado y con ellos los meses, quisiera detener el tiempo, pero sé que si eso se pudiera no haría ningún bien a ninguno de los dos, he dedicado estos meses a él; se merece todo lo bueno que el mundo deseé darle y que él deseé ganarse, es un hombre de retos y aventuras no se limita por nada ni nadie, él vino a este mundo a seguir sus sueños para convertirlos en realidad.

Me llena de orgullo el decir que es mi pareja y no por interés, sino porque es la clase de hombre que necesitaba en mi vida, él que me llena de besos y no de dudas, él que me llena de retos y no de inseguridades, él que me lleva a volar y no a trotar.

Se come al mundo y me incita a seguirle el paso, defiende su postura y me hace defender la mía, cuando nos conocimos éramos libres y cada día nos recordamos que lo seguimos siendo pero con compañía, los límites somos nosotros.

Me dirijo a mi aula hoy es quince de octubre, espero mi aceptación a Londres, pero de esperar no se llenan las expectativas, ni de esperar sentada sin hacer lo suficiente se es aceptada, no entré.

No sé como sentirme, si mal, feliz, no tengo ni idea.

Llego a casa tomo un baño y pongo música para relajarme.

No quiero a nadie por el momento, quiero mi privacidad y solo regaños míos porque la que lucha día con día por obtener lo que quiero soy yo, en esa batalla no esta Ulises ni nadie externo, solo soy yo contra mí; no se de dónde pero debo tomar las fuerzas que tenía antes, ya que estar sin él será difícil, habla una enamorada hasta los huesos.

En este fin de semana Ulises salió y solo nos comunicamos por mensajes o llamada esta arreglando los últimos detalles ya que el día treinta debe estar abordando un avión para ir a finalizar una de las tantas cosas buenas que sabe hacer.

*******

Hoy es lunes y debo comenzar a obtener desde hoy la victoria de lograr cada objetivo que me he propuesto, admito que no quedar en Londres me bajo un poco los ánimos, estoy acostumbrada a obtener lo que me propongo.

Veo a mi gran chico acercarse a mí se nota cansado, pero ya le falta menos.

—hola preciosa, —me besa el dorso de la mano. — tengo que hablar contigo de algo te veo a la salida ¿te parece?

—hola guaperas y me parece bien, te veo en el estacionamiento.

Me retiro lo mas rápido que puedo y entro a clases con toda la actitud las aptitudes ya las tengo pero la actitud es la base primordial.

—vi a tu hombre y sé ve fatal, algo sé lo esta comiendo y no eres tú. —habla Alina.

—Esta estresado, tiene que estar haciendo muchos cambios y si aquí la competencia es grande imagínate allá.

—¿segura? presiento que no quieres ver algo Emma y eso es muy raro en ti, siempre observas los pequeños detalles.

—Está bien.— me convenzo.

—¿ya le dijiste que no quedaste en Londres?

—No, es algo que debo decirle en persona.

—Concuerdo, ¿irás a verlo cada fin de semana o él vendrá?

—Realmente no sé, lo hablaré con él.

—Si te soy sincera no te imaginó en Londres, tu madre es de allá y jamás te había nacido  el amor a esa ciudad. además París esta impregnado en ti.

—Amo Francia, pero también lo amo a él y cuando de verdad amas a una persona no solo se forma amor, se forma un hogar y un lugar seguro.

—Estás enamorada.

—un poco fuera de lo normal.

Las horas pasan eternas como si la mañana no quisiera terminarse, veo por la ventana como el viento sopla con tanta furia que las hojas se despiden de sus puestos para luego caer con tanta delicadeza al suelo, ya se termino la felicidad de ver los hermosos arboles repletos de hojas verdes, se terminó un ciclo.

Por fin salgo me dirijo a mi chofer y le pido que se retire, veo a Ulises y noto que su rostro es mas serio de lo común pero cuando me ve esboza una sonrisa única.

Vamos en silencio mientras la canción de dark moon suena y veo como el cielo se nubla en un gris intenso, el auto se detiene.

—Emma, tenemos que hablar —por segunda vez escucho su voz temblar.

—te escucho— es lo único que logro decir, nunca he visto a este hombre nervioso y por lo visto no espero nada bueno.

Lo veo dudar y no me voltea a ver.

—alguien me enseño que la honestidad es primordial, dime lo que tengas que decir por favor y mata este disgusto para los dos.

—cierto, esto no puede continuar. —me detalla cada movimiento.—nuestra relación, se termina aquí; aquí en esta ciudad comenzó por ende aquí termina. 

—¿Por qué? —cuestiono mas para mi que para él.

—no esta funcionando de la forma en la que creí que funcionaría.

—entonces cambiemos la pieza que esta mal y listo. — lo miro, —hablemos como siempre lo hacemos y veamos que se puede hacer al respecto.

—No, Emma yo te dije que te dejaría volar y parece que te tengo atada, tu cambio repentino de ir a Londres por mí, no es justo para ti; si estuve contigo es porque eres la mujer que merecía y yo el hombre que merecías.

—eso se puede arreglar, no me admitieron. —digo con un nudo en la garganta.

—no, te cegaste y dejaste pasar todo lo que realmente importaba, lo dejaste que se fuera como si no te hubiera costado ningún esfuerzo en tenerlo. —me mira como siempre lo ha hecho, pero veo su lucha interna por dejar de mirarme así, veo amor y desesperación en esos ojos.

—yo te quiero ver como te lo habías propuesto antes de conocerme, quiero seguir viendo a esa Emma que no le importaba que otros hicieran o a dónde fueran, ella era feliz en su ciudad y soñaba con terminar todo en parís. Emma tú eres París, este es tú lugar; cuando recorro las calles, museos, jardines, cafeterías  todo me recuerda a ti.

—bien, pues seguiré siendo así. no pretendo dejar de querer algo solo porque decido estar en otro lugar con otras personas.

—eso en verdad lo espero, pero no será conmigo, —su mirada no tiene ya ningún sentimiento y no puedo ver esos ojos sin ningún atisbo de amor. — te tendrás que devorar al mundo tú sola así como te dejaste caer te vas a levantar porque se que puedes, de eso no tengo duda alguna.




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