Besos Sabor A Vainilla

CAPÍTULO 30

EMMA

Principios de diciembre y recuerdo tantas cosas de hace un año, todo comenzaba con nuestra historia.

Y no solo son recuerdos; extraño tanto sus brazos en algún momento importante de mi día, su perfume, sus besos. Lo amé de verdad, las palabras de amor tomaron sentido cuando llego él. ¿Porque duró menos de lo que esperaba fue malo? ¿No valió la pena? No, se disfruto y ya. Somos seres finitos y por ende todo lo que tenemos también lo es.

Les he contado todo a Ness y a la señora Verónica, hicimos una buena relación a la hora de conectar, nos hemos contactado y cuando termino fueron las primeras en llamar, estaban igual de asombradas por este final que no se veía cercano, pero finalmente sucedió. me han invitado a México a que celebre mi triunfo y así lo haré.

Se que no debería tener comunicación con ellas pero hice buenas amistades e independientemente de lo que paso con él, no debería afectarnos. No pretendo interponerme en su vida, o me vea como un obstáculo.

Espero de verdad verlo en su cumpleaños y actuar como las personas civilizadas y coherentes que hemos sido siempre. Cada quién ha hecho su vida en estos meses.

Tomo el avión y me emprendo a mi viaje a México, no es mi primera vez, pero siento emoción de que alguien te espere en esta parte del mundo, voy deseosa de seguir a mi destino, duermo la mayor parte del viaje y cuando no duermo pues me pongo a leer. Las horas pasan y por fin aterrizo, distingo a los chicos a lo lejos y corro como una niña hacia ellos, me emociona verlos.

—pero miren quien ha llegado…—dice mi querida Ness.

—chica, creíamos que no te veríamos más, —me abraza Paola— ya iba ir a raptarte.

—ya ves que aquí estoy y estaré para cuando gusten.

Manuel me saluda y no veo a Saúl.

—vayamos a comer y a disfrutar, antes de que Verónica te absorba. Está deseosa por verte, más que todos.

Vamos a comer y reconozco que extrañaba las delicias mexicanas, el tequila quema en mi garganta y los mariachis no faltan. Una auténtica fiesta, aunque estemos en un restaurante, donde sirven desde Mole con pollo, chilaquiles, tamales, tacos de todo tipo Y múltiples variedades, Quesadillas con o sin queso, todo es un excelente menú. y claro, lo picante no falta en las mesas, salsas de múltiples variedades, como guacamole que es mi favorito.

Nos la pasamos estupendo y ya por la noche nos dirigimos a la casa de Ness y Manuel, pues no me quiero sentir tan invasora en su casa.

Al despertar estoy ansiosa por seguir yendo a mas sitios y la verdad me siento tan bien aquí, ahora entiendo el gusto de venir tanto de Ismael, todo es tan colorido, tan vivo y natural.

Tomo una ducha, me visto cómodamente Ness y yo nos dirigimos a un restaurante llamado “Gasca”, del cual he escuchado muy buenas reseñas si vienes acá.

—este restaurante es uno de los tantos que tiene la mamá de Manuel, amablemente nos dio una reservación para traerte, ya que usualmente está muy aglomerado. — me comenta —¿lista para ver a Verónica?

—oh vaya, agradezco la amabilidad, había leído muy buenos comentarios —digo con asombro, —por supuesto, estoy emocionada de verla.

viene a mi mente el día que Ulises me la presento, hubieron incertidumbres, ya que no era de las que conocía a los padres de mis parejas, ya que siempre que los conoces quiere decir que vas muy enserio en la relación.

Entramos y el restaurante es bellísimo tiene mucha cultura, espacios decorados de algo que llaman “Talavera”. La música es suave y baja, hay espacios de jardines, todo es tan tranquilo.

Distingo a la señora Verónica, al señor Miguel Ángel y a otra señora, que no conozco.

—bienvenida cielo. —dice una efusiva verónica. —te presentaré a mi suegra, la vez pasada no nos pudo acompañar a París, pero estaba deseosa de conocerte.

Una señora con cabellos blancos muy bien cuidada, con la cara de seriedad que se carga su nieto. Me hace tragar saliva.

—ella es Emma. — dice el abuelo al momento en que me saluda con un beso en la mejilla.

Me observa y si fuera otra persona me sentiría incomoda, pero mira igual de feo que su nieto.

Ulises suele mirar como si te odiara, muy pocas cosas las veía con amor. Pero siempre decía que así miraba, no precisamente era porque estuviera enojado y ya se de donde saco eso.

yo fui una de las que vio con amor. «Basta».

—no entiendo porque te dejo ir, desde que te vi me he hecho la misma pregunta, se le atrofió el cerebro tal vez, — me sonríe por fin. —soy rebeca, mucho gusto.

—el gusto es mío, no sabe cuanto me alegro de poder conocerla. He escuchado muchas anécdotas sobre usted.

Resulta que la señora rebeca es muy amable cuando hablas con ella, realmente todos lo son y agradezco infinitamente la atención brindada. Solo cargan con la imagen de ser intimidantes, pero ya una vez que entras en confianza ves que no son así.

—te llevaremos a que conozcas nuestra hacienda, querida Emm. —me dice la señora rebeca, cuando terminamos de comer, regresaré a Paris con unas tallas extras, pero es que la comida es exquisita. —te fascinara Y está más que claro que no aceptaremos un no por respuesta.

Vamos al sitio indicado y realmente es una increíble hacienda son hectáreas de campos verdes y demás, la casa se ve a lo lejos y es una casa con ventanales gigantes, se escuchan no muy lejos los caballos, hay a algunos metros arboles frutales y cientos de plantas. Todo esto es muy hermoso, tanto que ahora deseo tener uno de estos en París.

El interior de la casa es muy elegante, visualizo las fotos que hay en las paredes y la mayoría son de él de niño, lo sé porque esta Verónica y Ness en algunas. De adulto no tienen casi; más que un par donde esta en los Alpes, en Londres, Positano y otra esta montado en un caballo.

—es un galán nuestro muchacho. — dicen a mi espalda.

—eso sí, tiene el toque.




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