Besos Sabor A Vainilla

CAPÍTULO 35

EMMA.

Llegue esta mañana a la maravillosa ciudad de Múnich aquí daré un par de conferencias dentro de unas horas, por lo tanto decido salir a pasear, Alonzo no me ha acompañado ya que aún tiene que seguir ayudando con la señorita Fisher, el trabajo está pesado para ellos.
No he ido al hotel ya que algo me detiene en que vaya y decido hacerle caso a mi intuición, llego faltando hora y media para irme. Apenas si tendré tiempo para alistarme.
—buenas tardes, tengo reservada la suite cuatro. —le comento a la recepcionista.
El abuelo de Ulises ha insistido en que me quedé en los hoteles, además son seguros y me agrada el ambiente, claramente pago, aunque me hacen ciertos descuentos.
—buenas tardes, bienvenida al Ernest palace. —me sonríe —¿alguien más tendrá acceso a su habitación?
—sí, tendrá el nombre de Alonzo Bartolini.
Anota en su computadora mi nombre y me desea una agradable estadía, el botones tarda en llegar unos minutos y mientras tarda escucho como cuchichean de un hombre que está bajando el elevador. De reojo veo como esas alemanas se arreglan el peinado y se sonrojan. Quien las viera tan serias, pero también tienen sus gustos.
Estoy a nada de ver al sujeto que las tiene tan embonadas cuando el botones hace su aparición y me dirijo hacía él.

*******

Me pongo mi vestido color esmeralda, estoy calzando en unos crocs, son demasiado cómodos, cuando mi habitación es invadida por Alonzo.
—te ves guapísima con ese vestido, pero esos crocs no dan una imagen digna. —dice.
—pensaba salir así a la conferencia y me lo has arruinado. — lo miro a través del espejo. —por cierto a mí me fue increíble en el viaje, espero que a ti igual, te ves cansado.
Salgo del baño y voy por mi bolso me subo en los tremendos tacones y me dirijo a mi destino.
mi inconsciente sale a flote y me trae recuerdos que no me gustan en lo absoluto, no quiero vivir con Alonzo lo que viví con Santiago. Se que no es indispensable el que este con él y que si se marcha no causará un daño colateral, no tendría que causar nada ya que no somos mas que una pareja casual y que trabaja en el mismo ambiente, el que él venga a mis conferencias no se lo he pedido si él lo hace es por su propio pie. He tenido otras aventuras pero nada excesivo, ni exclusivo. No la pasamos mal, mentiría si lo dijera, per no es lo que quiero, de eso estamos de acuerdo ambos, solo estamos dejando pasar las cosas.
Aborda el vehículo y nos dirigimos al sitio, me alegro tanto de ver a la gente entrar que todos mis disgustos se esfuman y me convierto en la profesional que soy.
Abro la puerta del auto y me adentro a lo que de verdad importa.
Las horas pasan y a la segunda función se llena aún mas, en esta siento la mirada atenta del público a lo que hablo y es fascinante ver la cara de satisfacción de apoyar a la gente.
Cuando termino me dirijo al camerino y veo que hay muchos obsequios de agradecimiento de la gente y eso es increíble, que se tomen un momento en pensar en algo que te puede gustar, pero lo que mas me alegra la pupila es ver las rosas de tallo largo, me causan una nostalgia que los ojos se me empapan en lágrimas. siempre se me han hecho tan cliché y eso solo una persona en el mundo lo sabía.

—Emma, sé que no dije nada bonito en el hotel. —me dice Alonzo — pero quiero que sepas que no era mi intención.

Me distrae de mirar las flores, no tienen una nota, solo es el ramo.
—sí eso te hace sentir mejor adelante. — me cambio y me pongo ropa deportiva. —No pasa nada, entiendo tu obsesión por lo estético.
salimos a cenar por estas calles preciosas.
Pasamos dos días más en Múnich, hay demasiados anuncios sobre un Tal Adam Hoffmann, quien también dará algunas conferencias en estos días.

*****

Regreso a París y mi dicha es increíble, ideo salir pero siempre vuelvo, tengo mucho apego aquí. No se si algún día se podrá superar. y tampoco quiero hacerlo.
Llego a mi consultorio y me entretengo por horas atendiendo a mis pacientes que cuando menos recuerdo ya es hora de salir.
Marco a mi padre para vernos en el sitio acordado de siempre.

—nos vemos mañana Lucy. —me despido de mi secretaria.
—señorita Emma, le dejaron esto. — me tiende un sobre muy bonito y sin verlo lo echo al bolso.
—gracias, después de la comida lo revisaré.
—sí, el mensajero comento que era importante.

asiento y salgo, lo que sea puede esperar, menos mi padre.Siempre respeto cada tiempo con cada persona, un hábito adquirido por la profesión.

Llego al restaurante, mi padre me está esperando y ya ha ordenado.
—hola, pequeña princesa. — se pone de pie y me coloca un par de besos en las mejillas.
—hola papá, hasta que tengo un tiempo contigo.
—tú eres la ocupada yo tengo a tu hermano trabajando para mí. —dice burlesco.
—que presumido señor lascurain, ¿qué me dice?
—que estoy feliz por comer con mi pequeña como cada semana, me resulta imposible que ya cada vez te veo menos, probablemente el nido vacío aún no termina su efecto.

—Probablemente, pero sabes que cada vez que tenga tiempo estaré para conversar. Solo es esta temporada en la que ando mas ocupada.

—Lo sé y hay situaciones que me preocupan y debo decírtelo porque siento que me estoy sofocando, Emma parezco disco rayado pero ¿qué pinta todo esto con ese Alonzo? Lo veo medio sospechoso, tu madre y él traman algo.
—nada, papá estate tranquilo, solo somos algo parecido a amigos con derecho y mamá ya sabes que lo admira bastante. El tiempo trabajando lo ha hecho apreciarlo.
—Emma, solo espero que sea verdad, sino yo mismo impondré la boda. No me interesa que me dejes de hablar.
—ni lo sueñes, eso no va a pasar nunca. —veo mi vaso de agua. —ni con él ni con nadie, así que despreocúpate y que mamá no se haga ilusiones que solo existen en su inconsciente. Además jamas te dejaría de hablar.
—quiero verte con un vestido de blanco y con un gran hombre esperándote. —me mira con capricho. —espero que me cumplas ese sueño, pero solo si ese hombre es el que amas, sino prefiero que te quedes en tu habitación leyendo romances o aún estas a tiempo de internarte en un convento para monjas, he estado leyendo y podría funcionar.
—pues el vestido de blanco lo puedo usar, lo del hombre esperando te lo debo, el convento no me convence y lo de los romances, amo el drama, así que ¡acepto!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.