ULISES.
Han pasado tres semanas y he evitado pensar en ella de una forma sorprendente. Incluso hasta estoy volviendo a ser yo, salgo, me divierto, coqueteo, incluso estoy aprendiendo a bailar, cosa Que me agrada bastante.
Es viernes y me caerán bien unos tragos y algo de diversión aunque admito que me siento mal físicamente, llamo a Ismael pero me manda a buzón, desde hace tres semanas no sé de él, es preocupante pero le doy su espacio. Debe estar pasando por alguna crisis parental. o no sé.
Llego al bar y pasados los minutos las chicas llegan a mí, no pierdo mi toque seductor, vamos aun no pisas los treinta, Ulises. Somos jóvenes aún.
Bebo de mi tequila y platico con alguna que otra chica, se pone de pie para ir al baño y me concentro en textear unos mensajes.
—¿Eres tú? Claro que eres tú, te reconocería a mil kilómetros. —dicen a mi espalda.
Me doy media vuelta y veo a la chica que se me hace conocida, lleva el cabello teñido de rojo pero sus facciones las recuerdo de algún sitio.
—Soy Alina, la amiga de Emma…
Tardo en evocarla.
—¿Universidad de París? — me mira con ilusión.
—ya recuerdo quién eres, ¿Cómo te va? supongo que muy bien.
—increíble, y veo que tú te pones cada vez mas bueno con los años. —me escanea rápidamente.
—Aja, soy como el vino. También me lo digo cada mañana y las mujeres me lo confirman. —le guiño un ojo.
—olvidaba lo presumido que eras, ¿estás solo? —mira que tengo varias chicas en mi mesa— ya vi que no.
—A veces también lo olvido y amo que me lo recuerden, —las señalo con presunción— tengo para elegir así que dudo que este solo. ¿Y tú?
—me quede de ver con Emma precisamente, vino a una de sus conferencias y la estoy esperando. Pero obviamente, decidí venir por unos tragos antes de vernos.
—ya veo, que bueno que se sigan frecuentando. Buenas amistades se hacen en la facultad.
—Claro, Emma es muy buena amiga, tan buena que comprenderá que me saliera de la conferencia, pero es que tenía sed.
—¿Vives aquí?
—Sí, actualmente, me salió una oportunidad laboral y quise aprovecharla.
—Vaya que bien…
Y como si la hubiéramos invocado aparece.
—Hola, ¿Ulises? —dice con verdadera sorpresa.
—Hola, bueno las dejo disfruten su encuentro — sí, soy un imbécil, respondí demasiado rápido.
—claro guapo y disfruta a tus chicas. —me dice Alina divertida. —Usa preservativo.
—No era necesario el recordatorio, Aliña.
—Siempre es bueno.
Le tiendo la mano a Emma y ella torpemente esconde una y saca la otra.
Actúa raro, pero bueno siempre ha sido diferente a las demás.
Me doy la vuelta y disfruto de la compañía de las chicas que hay en mi mesa.
trato de concentrarme pero parezco un niño regañado, ya que solo asiento a lo que las chicas dicen, ni siquiera sé como seguir. «Todo iba tan bien».
me siento como si le estuviera siendo infiel a ella y en cualquier momento vendrá, me dará una bofetada y se marchará con dignidad.
¿Emma me daría bofetadas? no recuerdo haberla visto en modo celosa, en aquel tiempo. y supongo que ahora menos, ella es una persona que maneja todo de una forma tan sutilmente. Ni siquiera sé que hago pensando en eso, cuando una morena me pone sus tetas en mis ojos. La alejo y bebo del vaso mientras fumo.
me sigo sintiendo mal, me duele la cabeza y me siento extremadamente cansado, maldigo para mis adentros.
ellas se ponen a bailar y adueñarse de la pista, sonrío. no se me da muy bien el baile, aunque ya lo estamos practicando.
pero si ella me lo pidiera alguna vez, con gusto la haría que me enseñe, se mueve muy bien; el ritmo es parte de ella. es Preciosa en todos los sentidos. Como siempre. Mi atención va dirigida solo a ella y me olvido de quienes están en mi mesa.
Se ponen de pie y comienzan también a bailar, queriendo llamar mi atención, lo cual lo único que hacen es que me ponga de pie y me dirija a la barra a seguirla viendo como un maldito acosador. ¿No que ya habíamos parado de pensar en ella? Maldito ingenuo.
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Editado: 20.01.2025