Besos Sabor A Vainilla

CAPITULO 51

ULISES.

Estoy acostado en el jardín mirando la hermosa noche que se deja detallar, el frío se siente en todo mi ser y el pensamiento que he tenido por semanas no deja de reproducirse por mi mente, sabía que volver hablar con ella sería un caos, sería un maldito placer.

Y aquí estoy sintiéndome un maldito cobarde, tengo que sacar estas palabras que me están matando poco a poco, si no me corresponde ya no estará de mí. Todos nos cansamos de esperar cuando no nos corresponden.

Planeo volver a pisar mi territorio después de muchos años en unos días, ocupo volver a pisar mi tierra y volver a tener latente mi bella cultura y mi idioma natal.

Veo las estrellas y mi mente divaga a mil por hora, cierro los ojos y me dejo dormir.

 

—señor, solicitan su presencia en la entrada, —escucho lejana la voz de Evelyn. —señor, se va a enfermar.

Dejo de escuchar su voz y el sueño se vuelve apoderar de mí, en el sueño escucho una voz que es música para mis oídos.

—deja de reírte y levántate del pasto, te vas a enfermar. —dice la voz de ella.

—carajo, ponte de pie. —se escucha molesta. —Ulises, yo sola no puedo contigo eres un rinoceronte, me veré en la obligación de pedir una maldita grúa.

Abro los ojos y veo la cara de enojo de Emma.

—buenas noches ¿qué haces aquí? —digo confundido, al ver que no estoy soñando.

—vine a Londres y decidí venir a visitar al hombre de mi vida, pero creo que esta fuera de servicio.

—¿segura qué está fuera de servicio? —digo con malicia.

—ponte de pie que me estoy congelando.

—no te preocupes que en un rato haré que tengas calor.

—deja de hablarme en doble sentido y para este gigante cuerpo.

No digo nada y como puedo me pongo de pie, me sostiene cuando me tambaleo; aprecio la sensación de volver a tener sus brazos a mi alrededor fingiendo que no puedo caminar.

—llévame a mi habitación, estoy algo mojado…por el pasto. —levanto las cejas.

—eres un caso perdido.

Me siento en la cama dispuesto a cambiarme, pero ella niega con la cabeza.

—una ducha primero, evita un resfriado.

—ya sabes que tus palabras son ordenes, —me pongo de pie y le hago un saludo militar. —por cierto y ¿el anillo?

—Te dije que no me casaría con él hombre que no amará, no necesite un divorcio.

Nos reímos cómplices.

Tardo lo mínimo y en el mismo baño me pongo el pijama, me cepillo los dientes y mi sonrisa iluminada sale a la luz.

Salgo y Emma esta acostada en la cama y así desearía encontrarla todos los días.

—ni se te ocurra ponerte de pie, señorita. —la regaño cuando lo intenta,—¿quieres ver una película?

—solo si encargas pizza, tengo hambre…

No la dejo terminar cuando ya he marcado para pedirla, me recuesto a lado de ella y sin ninguna pena se cobija.

—te dije que tenía frío, veamos el Grinch —dice emocionada.

—está bien, es un agradable sujeto.

—trato hecho —me da su mano y sellamos un trato.

En el tiempo acordado bajo a recibir la pizza y en mi cama comemos mientras vemos la película.

Satisface su hambre y yo soy el hombre más feliz de todo Londres en ese momento.

Vemos la  película sin protestar ni hablar de nada, pero como siempre he dicho los silencios con ella no son incomodos.

Cuando están los créditos de la película volteo a verla y esta dormida, apago la tele y me dedico a observarla.

El sueño me vence y no quisiera que pasara, soy feliz viéndola en mi cama y la imagino así por muchos años.

—eres lo que más amo Preciosa. —susurro al vacío. Me acuesto a su lado y me dejo sumergirme en el sueño.

 

 

EMMA

Abro los ojos y no reconozco el lugar, pero estoy abrazando algo y detallo lo que es, intento quitar el brazo, pero me lo detienen.

—ni se te ocurra. —susurra con voz adormilada.

Busco mi móvil y con la otra mano veo la hora son las 4:44 a.m. me arrebata el celular de las manos.

—duérmete y deja de pensar tanto. —estoy apunto de reprochar cuando su brazo me cubre y me pega a su pecho.

—debería estar en el hotel y no aquí. —digo con la mentira latente.

 

—y yo debería estar salvando el mundo, duérmete. —me reprende con sarcasmo y me besa la coronilla. Su calor me cubre y sus brazos me dan la protección que hace años me daba y aquí comprendo que él no me ha superado y yo tampoco.

solemos decir que una mujer es sumamente independiente y que ciertamente no ocupamos un hombre en nuestra vida, somos autosuficientes y eso lo comprendo como no tienen una idea.

Pero la sensación de poder supremo que nos damos en conjunto es maravillosa, el tener a alguien que te quiere y te protege siempre será un lindo detalle, el abrazarlo y encajar tan perfecto a su lado, eso aunque es conjunto no se debe perder la esencia de uno mismo y eso es aun mejor.

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.