Besos Sabor A Vainilla

CAPÍTULO 53

 ULISES.

Estamos acostados, me lee uno de mis libros favoritos "madona con abrigo de piel".

Mientras lee yo solo observó lo que tanto amo y es ella, detallo su cuerpo y sigue siendo exquisito, miro su cara y es preciosa, sus labios; aunque no tienen el labial rojo que tanto le gusta usar, son llamativos. Pero todo eso queda olvidado cuando veo más allá que solo el físico, su alma sigue siendo indomable, valiente y arriesgada, su inteligencia determina todo el poder que quiera, sabe usar cada arma que la vida le ha otorgado, tiene la capacidad de enamorarme en el ámbito que desee y yo caeré rendido a ella.

—Sé que tengo unos kilos de más, algunas marcas han aparecido en mi cuerpo y sé que tengo los pelos peor que Marie Curie así que deja de verme. —me mira con falso desdén. Ella nunca ha sido insegura con su cuerpo, o con ninguna parte de su personalidad y eso me encanta.

—me importa un carajo si tienes kilos de más, marcas o los pelos de Curie. Lo único que me importa es tenerte aquí. —la beso para darme cuenta que sí; sí está aquí y ya no es solo el retrato de mi despacho.

—¿por qué todos tus libros favoritos no tienen un final feliz? —indaga. Y es que nunca se calla en lo que tiene duda y eso me agrada.

—No lo sé, pero sí quiero un final feliz con la mujer de mi vida.

—suerte, espero y no te toque uno con final abierto. —dice con fingidos celos.

—¡Oye! Esos finales son los peores, hacen que te hagas mil escenarios y la ansiedad se hace presente, eres cruel señorita. —le toco la punta de la nariz con el dedo.

—si es conmigo, deseo el final más cliché que haya existido. —me besa la frente y ese acto me encanta de ella, me siento como un pequeño niño que le apremian por algo que hizo.

—La gran escritora romántica envidiara no haber visto nuestra historia, porque te voy a enamorar cada día. —le acarició ese precioso rostro.

—eso espero y te aseguro que de mi parte será igual.

me besa tiernamente mientras acuna mi rostro entre sus delicadas manos.

Tomamos un baño juntos y es que la bañera es exquisita con ella dentro, las conversaciones no faltan al igual que las risas y algo más que cualquiera haría con el amor de su vida, hacer el amor.

Al día siguiente antes de partir a México la llevo de compras porque no trae ropa más que para solo dos días y yo planeo un viaje largo a mi ciudad, mi hermosa tierra.

Le compró todo en absoluto y dejó que tome lo que ella guste sin meter ideas, solo en algunas prendas exclusivas me pide opinión y con eso tengo para ser feliz.

Una hora más tarde estamos volando, la miro y sin pensarlo dos veces «ahora sí soy feliz completamente» mi sonrisa se vuelve a iluminar como cuatro años antes.

—¿Sabías que eres el amor de mi vida? —le pregunto, con la sonrisa más grande que tengo.

—No, pero me alegra saberlo. —dice altiva. —tengo muchas cualidades admirables.

—que preciosa ególatra y narcisista eres, señorita.

—Freud decía; aquellos que aman renuncian de cierta manera a una parte de su narcisismo, no soy narcisista, aunque siempre me amaré más mí.

—no pudiste decir mejor lo último.

 

Me sonríe y logró ver ese color rojo en sus mejillas y como su pupila se dilata, sé que le gusto tanto como ella a mí.

Emma, ese es el nombre de la felicidad, admiración y orgullo.

todas las mujeres deberían amarse tanto como Emma se ama y se arriesga a la vida.

Dejar de trotar y comenzar a volar, convencerse de que pueden con cada tropiezo que la vida les ponga, levantarse y luchar por lo que realmente vale la pena.

convertirse en mujeres admirables, llenas de poder. las mujeres son el limite del hombre, si una mujer se niega a algo un hombre deja de avanzar.

somos poderosos solos, pero juntos somos invencibles.

 

 

 

 




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