Besos Sabor A Vainilla

CAPÍTULO 59 PARTE DOS.

ULISES

Miguel suele pasar la Navidad con nosotros como único recuerdo de que existe en nuestras vidas, él siempre ha vivido en España, alejado de todos aquí.

Pero eso nunca evito que él y el ingeniero tuvieran una conexión especial, de padre e hijo y no digo que este mal, así como Miguel acepta el potencial que tengo en muchos ámbitos yo acepto que él siempre será respaldado por él. A simple vista él es tan divertido, normal y que vive la vida al límite; pero en el fondo sé que hay una rivalidad hacía mí.

Y bueno, mientras a él le daban el mundo a sus pies, a mi no solo me lo dieron sino que también yo decidí explorarlo y aventurarme a el. No me quedé sentado y luche por más él se quedo con lo que su Padre le dio, su mujer en cambio es una increíble Bióloga, que saca a flote el lado trabajador y profesionista que él no tiene, el amor si es ciego y los billetes del Ingeniero lo salvan a él.

—Laila, un placer verte, ella es Emma.. —las presentó.

—encantada de conocerte, amo la ropa de tu madre…

Se quedan hablando de temas de mujeres que en realidad no entiendo.

—¿Para cuándo la boda?

—No tardaré en hacerte llegar la invitación, Miguel.

—al pequeño Ernesto y el futuro bebé de Vanessa les hará falta un primo.

—Tendrán que esperar, Emma y yo tenemos muchos planes. — siento una punzada en el pecho y como por un momento mi armadura se dobla, ante las palabras.

—Tiempo para que Vanessa y yo compitamos por la primera niña. —sonríe orgulloso, —Padre y los abuelos estarían felices de ver otra niña.

—tiempo para que yo no vea a mis hijos como una competencia estúpida para complacer a los demás. —mi dolor esta hablando, pero los hijos no son competencias ya sé lo que se siente ser competencia para alguien.

—oye, no seas tan Idiota Ulises.

—No soy idiota, pero yo jamás haría que mis hijos compitieran entre sí o con un primo, cada uno tiene sus propias cualidades.

—estás asustado, Ernesto no es competencia; padre lo ama y por ello no sentimos rivalidad con el futuro bebé de Vanessa. de hecho Laila y yo planeamos tener otro, la niña tiene que llegar el próximo año.

—Ja, deja de pensar en complacer a otros y complace a tu esposa, ayudale a seguirse superando antes de que se quite esa venda y te cambie.

—Ella me ama y aunque tal vez no lo parezca, yo también la amo a ella.

—No lo parece hermano, no eres recíproco en muchas cosas y solo piensas en tu propio beneficio.

—Oye, yo no tuve unos padres que se amaban locamente…

—¿Es en serio? Tus padres tal vez no fueron un amor de cuento, pero sí se que te han amado como a nadie y siempre estuvieron juntos cuando los necesitaste. Te raspabas una rodilla, se te caía un diente, sacabas una nota más o menos decente e incluso si tenías pesadillas y él abordaba un avión para ir a verte, al igual que tu madre estuvo siempre para ti, eso era suficiente amor para saber amar a tu esposa, e incluso si tú crees que no lo tuviste deberías luchar porque tu hijo lo vea.

—Siempre me has tenido envidia ¿cierto? Ulises, el gran Arquitecto del momento, que tiene todo, pero su hermano tiene una cosa que nunca podrá tener y es el amor de Padre.

—¿Envidia?

—sí, porque siempre él me eligió a mí y a Vanessa, antes que a ti…

Sonrío.

—Miguel, antes te doy gracias, porque soy lo que soy gracias a mí y tengo lo que tengo por mi esfuerzo. — choco mi copa de champaña con la de él, — y tuve una madre honrada, trabajadora que siempre supe que tenía su amor incondicional para mí…

—pero te hizo falta la figura paterna.

Señaló a mi abuelo, que charla con los invitados.

—Ese hombre, fue lo suficiente y aunque me cueste admitirlo, el ingeniero también lo hizo de una forma u otra, ¿alguna vez hablo contigo de estrellas, historia, arquitectura, arte? ¿hablo con tu madre de lo excepcional que eras y cuan orgulloso estaba? ¿ansío trabajar e tu proyecto más importante de tu vida y tuviste la osadía de negarte? supongo que no, puedes tener su total amor y tiempo, no me es un  problema, pero el halago por tener un  hijo como yo, ese crédito me lo llevaré siempre y eso me engrandece más que tener un amor complaciente y delicado.

Se queda callado y me marcho de su lado.

Ness me frena en el proceso.

—¿La misma pelea?

—La misma, ¿cuándo entenderá que no soy su enemigo, sino su hermano? Y que aunque él no lo crea quiero lo mejor para él y para ti. Los quiero ver grandes y majestuosamente comiéndose el mundo, no le tengo envia a las personas de afuera, mucho menos a ustedes que son mi sangre.

—Uli, sé que tus intenciones son buenas, siempre lo ha sido.

Me abre sus brazos y con su gran vientre me da un abrazo.

—ese niño ya debe nacer. 

—yo opino lo mismo, ya no puedo moverme adecuadamente.




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