Besos Sabor A Vainilla

CAPÍTULO 60

ESTE ES UN CAPÍTULO QUE MORÍA POR SUBIR, EN VERDAD ADORO ESTE CAPÍTULO.

 

EMMA

Días después de la navidad, Ness dio a luz a su hijo. Es increíble como un ser tan pequeño logra tener toda la atención de los adultos.

Ulises irradiaba felicidad al ver al nuevo miembro de su familia, lo miraba con cariño, un sobrino siempre será un motivo de alegría, ver una personita que proviene de la persona más unida a ti, con esa que jugabas y en caso de Ulises que te protegía y daba consejos, viéndola convertirse en madre y con certeza saber que será excepcional.

 

 

Después de pasar unos meses en México hemos regresado a Europa, Ulises a Londres y yo a París. Sin duda tenemos demasiado trabajo, solemos visitarnos los fines de semana.

Un poco tedioso; pero vale la pena el hecho de saber que nos encontraremos de nuevo, de ver esas sonrisas de ambas partes al vernos.

 

Me estoy arreglando para salir a una cita con él, la música resuena en mi habitación con la canción de mon amour mon ami, muevo las caderas un poco y veo mis cómodos Crocs; mis rizos se agitan tapando mi vista.

Bonjour belle. —escucho a mis espaldas.

Mon cher, llegaste.

Me observa detalladamente, quedándose en silencio por varios minutos.

—solo me coloco labial y me cambio los zapatos y…

—Te ves preciosa, señorita. —me da un delicado beso en la frente.

—Gracias…

—él agradecido soy yo, por la preciosidad que sale conmigo.

—¡Ya! —finjo vergüenza.

—Uff, te escondería, pero si hiciera eso; el mundo se perdería de ti y no podría presumirte con orgullo.

—Ulises… —me acaricia la mejilla y sonríe ampliamente. —basta.

—Dios, no me canso de admirarte.

Me coloco el labial y me cambio de zapatos rápidamente.

Salimos y como siempre me abre la puerta del auto y me hace una reverencia.

Coloco mi bolso y mis crocs en la parte trasera.

Pongo música y vamos charlando, de todo y nada como siempre.

Suena su móvil un par de veces hasta que contesta.

—Dime Hoffmann.

Qué modales, te hablo porque tienes trabajo, diseños para una casa.

—¿Dejarás de vivir en apartamentos? ¿Dunkel ya te hará abuelo?

No, son para el imbécil de Bruno mi amigo.

—Ya decía yo, qué se comuniqué conmigo el día lunes y nos ponemos de acuerdo.

Bien. —suspira y cuelga.

Llegamos a su hotel y antes de comenzar a caminar hacía el restaurante me detiene.

—Quería algo más privado…

—¿A dónde vamos?

—sígueme.

—no era en serio lo de encerrarme ¿verdad?

—Tal vez…

Lo sigo mientras me sujeta de la cintura y subimos al ascensor.

—Estamos guapísimos para una foto, bueno tú estás preciosa.

—¿Tú estás pidiendo una foto?

—por supuesto.

Saco mi celular y capturo el momento, él me sostiene de la cintura dándome un beso en la sien, mientras yo solo sonrío.

Estamos demasiado arreglados para una cena privada, pienso.

Nos dirigimos al salón de eventos dónde fue celebrado su cumpleaños hace cuatro años.

Mi cuerpo comienza a actuar de una forma rara, ya que a pesar de la calefacción comienzo a sentir frío, pegando más mi cuerpo al de él.

—Bien, adelante. —abre las puertas y me señala el lugar.

Esta oscuro, solo se ve la luz de la torre.

—¿Entrarás? —lo miro y vacilo al caminar.

—estás actuando raro ¿sabías?

—No, es una cena romántica a la luz de parís. Te lo mereces.

Me toma de la mano y caminamos juntos hasta dónde se ve una mesa con dos sillas.

Retira una y me siento y hace lo mismo con la suya.

—Aquí comenzó todo, aquí supe que te quería en mi vida.

—No lo sabía…

—se ve genial el salón oscuro y la luz de la torre, pero encendamos las luces mejor.

 

Saca un pequeño control de su chaqueta y la luz tenue ilumina por completo.

Me quedo paralizada, Dios, mi cuerpo comienza a enviar alertas.

Volteo a todos lados, el salón esta decorado con arreglos de Peonias Blancas, en exceso y en el piso hay pétalos de rosas rojas.

Volteo y veo que Ulises está de pie mirándome con burla.

—en esta ciudad me ayudaste a decidir querer quedarme, me impulsaste en esta ciudad el querer dejarla después; para ir a Londres y terminar mi mayor sueño, en esta ciudad yo te dejé por detenerte y que tú lograrás tus sueños, así como tú me detuviste ese día en ese auto, yo lo hice meses después en el mismo, pero con el precio de dejarte. Lo mas estúpido que he hecho en mi vida.

Se acerca más a mí y con el cuidado del mundo se pone de rodillas.

En cambio yo, por inercia me pongo de pie.

—  y en esta ciudad me enamoré y me sigo enamorando de ti, una vez te lo dije tú haces parís más hermoso, y también aquí te lo preguntó Emma Lascurain, ¿Quieres ser mí esposa?

Saca un cofre negro y lo abre ante mis ojos mostrándome un anillo precioso corte princesa, el diamante es muy claro y transparente. Dios.

La adrenalina se dispara, ¿estoy soñando?

Sería un honor…Sí.

—El honor siempre será mío.

Me coloca el anillo, se pone de pie y me besa mientras yo no puedo con la emoción.

Comienza a sonar una canción no sé de dónde, es At Last, me tiende su mano y yo la tomo, se encamina en medio del salón.

—Bailemos…

—Tú no bailas.

—No, pero hoy no cuenta eso… un secreto tuyo y mío.

Bailamos al ritmo de la canción, mientras me habla en el oído.

—Me encargaré de que seas la mujer mas feliz del mundo, ese será mi lema contigo.

Me besa la sien.




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