Blume

CAPITULO DIEZ

CIARA

Tomó un sorbo de café mientras revisaba por encima el horario de juntas de este mes. Para mi fortuna solo tenía que verme dos veces con la ogro de mi jefa.

No se como se le pasó su intensidad, pero por fin parecía estarme dando el espacio que necesitaba para hacer mi trabajo.

Hoy apenas era martes y me sentía descansada y relajada en el trabajo, lo único que me tenía algo pensativa era la procedencia de aquel arreglo de flores que llegó a mi oficina la semana pasada.
Hasta hoy se mantienen hermosas en un jarrón en el comedor de mi casa. Sin embargo, cuando intente obtener información sobre quien lo mando, me encuentro con que fue de forma anónima y no tienen registro sobre la persona que contrató el servicio de domicilios.

Aún no estaba del todo tranquila, y justo el día de ayer Rain vio las flores y me miró confundida esperando alguna explicación.

no pasó desapercibido la manera en la que veía el arreglo, como si no pudiera creer que estaban ahí, como si viera un fantasma o algo asi.

camuflo todo su comportamiento con la excusa de que era preocupante estar recibiendo regalos de extraños a las puertas de mi oficina. me comento sobre un amigo policía que se podía encargar de resolver este asunto.

pero como pude la convencí que no era necesario, porque yo misma me encargaría de averiguar de parte de quien iban estos detalles, y aunque la pequeña tarjeta no me daba ninguna pista, aún la podía utilizar para averiguar en qué floristeria había sido comprada.

Hablando de floristerías, Eleonor tiene una, quizás ella pueda reconocer la letra y ayudarme a averiguar de dónde venían.

una sonrisa aparece en mis labios al recordar lo divertido que fue pasar la tarde con ella el domingo pasado.

Nunca pensé crear una conexión tan rápida con alguien que no fuera Rain. Se sentían demasiado familiar sus gestos, además de que sin duda era la chica más dulce que haya conocido.

Es incluso tierna sin querer intentarlo, y sus relatos sobre los pedidos que le han llegado, me sacaron más de una carcajada. las horas pasaron volando y cuando nos despedimos me fue inevitable no invitarla a comer postres en la misma cafetería donde siempre suelo pedir mi café.

ella aceptó casi que dando saltitos de emoción, sacándome una sonrisa más.
nos veríamos en media hora. Por eso me encontraba organizando mi escritorio para salir ya mismo.

Con la mirada busco mi bolso de mano y mis gafas de sol. Hoy precisamente el día era soleado, cosa que no era muy común en Londres.

Cuando tomo las llaves de mi oficina y me dispongo a salir, tengo que retroceder un par de pasos al observar la silueta de Alejandro adentrarse con ese despotismo propio de el.

"Hermosa, ibas de salida?" Pregunta con una sonrisa ladeada, que no hace más que irritarme.

"Si, ¿qué haces aquí Alejandro?" Pregunto con los brazos cruzados, tratando de formar una barrera que nos separe más.

El chasquea la lengua y mete su mano en el bolsillo delantero de su pantalón de mezclilla.

"Que te parece salir hoy a una función de cine al aire libre?" Pregunta extendiendo un par de boletos que no me molesto en tomar.

"No se cuantas veces debo rechazar tus salidas, para que entiendas que no quiero nada contigo que no sea meramente laboral" busco paciencia donde no la tengo, y cuando intento pasar a lado para retirarme, soy detenida por su agarre en mi brazo.

"Sueltame" digo entre dientes.

El parece irritado por mi actitud.

"Deja de hacerte de rogar" me acerca más a su pecho, pero antes de siquiera llegar a rozar sus labios con mi mejilla.

Logró estampar mi codo en su estómago, sacandole el aire.

"No, es no imbécil. No me hago la de rogar, simplemente no me meto con casados y segundo tu no me interesas en lo más mínimo, me repugnas en realidad" siento una rabia acumulada, por cada vez que se intentó sobrepasar. No permitiría que me faltara el respeto, no de nuevo.

El me observa con su cara desfigurada por la ira, mientras su mano sostiene su estómago en busca de calamar el dolor.

No dice nada y yo no me detengo a esperar que lo haga simplemente salgo de ahí sin simportarme la puerta abierta de mi oficina.

Cuando salgo del ascensor y cruzo la recepcion, recibo la notificación de un nuevo mensaje.

Reviso mi celular, y sonrío relajando un poco mi mirada tensa, al leer el mensaje de Eleonor

*ya estoy aquí!!*

Guardo ni celular y con paso rápido salgo por fin de mi empresa.
Miro a ambos lados de la calle antes de cruzar. Y me adentro al cálido local que se a convertido en uno de mis refugios últimamente.

Cuando el suave tintineo de la campana se escucha, varias cabezas voltean a ver la entrada. Pero solo una cabellera dorada logra llamar mi atención.

Ella levanta su mano agitando la con euforia.

Parecía siempre estar feliz, nunca se borraba de rostro su sonrisa.

Justo como la que me está dando ahora.

Ella se pone de pie y en un rápido movimiento me envuelve en un abrazo.
Aun me siento algo cohibida con sus muestras de afecto, ya que siempre es tan espontánea con ello y aun no logro acostumbrarme.

"Hola" me saluda luego de separse de mi "Santo Dios, este lugar huele increíble" comenta luego de que cada quien toma asiento.

Yo sonrío dándole la razón, esta cafetería tenía un aroma que te envolvía. Era delicioso

"Como estas?" Le pregunto

"Super bien, hoy fue un día ajetreado en la florería. Pero nada que no pueda solucionar" resta importancia "y a ti que tal? Ya te reuniste con mi hermano?" Su pregunta, por algún motivo hace que mis mejillas se calienten y con una disimulada tos, intento no delatarme.

"Todo bien, ayer por la noche nos vimos y ya esta todo listo para iniciar la búsqueda de su propiedad" le comento de forma vaga, temo que si entro en detalle, seré muy evidente y no creo que sea buena idea hablarlo ahora con su hermana menor.




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