“La alquimia necromante es una rama de las artes oscuras que combina la ciencia y tecnología con la magia para conjurar fuerzas poderosas de diferentes planos existenciales o crear elementos cargados de misticismo, magia negra, así como dotados de grandes flujos de energía. Las prácticas de esta rama son altamente peligrosas y volátiles; por lo general, se realizan en grupos de tres a cinco personas especialistas en el estudio de la magia oscura, esto debido a la cantidad de energía que requiere un simple encantamiento. Solo han existido dos magos en la historia de la magia que han alcanzado la dominación de estas prácticas, dichos magos y sus aprendices eran conocidos como los ‘Amos de la Muerte’. Una bruja nunca ha alcanzado tal grado y título de profesionalismo.”
Fragmento de tesis doctoral. Karla Osorio Vega/Cobra de Plata.
En el centro del gran Salón Versalles, rodeados de los cadáveres de la nobleza, armas caídas de los guardianes del antiguo régimen y la promesa de un nuevo comienzo para el nuevo grupo gubernamental del Imperio Nornodiano, están un mago que usa una máscara de lobo y una difunta bruja vestida con los restos de un vestido de novia adaptado para la batalla.
El maestro y el aprendiz, la vida y la muerte, juntas, unidas en un mismo espacio por un abrazo constrictor por parte del hombre que intenta a toda costa retener algo del alma de su amada. El Mago de la Luna tiene en sus brazos a Cobra, aullando de dolor, ese dolor que lacera y penetra hasta lo más profundo del ser, un dolor que sólo puede acabarse con la muerte misma… o con la rebelión en contra de ella, desafiándola cara a cara, reduciendo la inevitable muerte en un estado temporal más de la existencia.
La noticia de la muerte de Cobra, o la nueva emperatriz del imperio, recorrió las aldeas y ciudades de todos los rincones de la nación a la velocidad del mundo tecnológico, sin embargo, la noticia no se olvidaba al paso del tiempo, sino que se recrudecía, implantándose en la memoria genética de los nornodianos y los países vecinos. Fue cuando los miembros de los demás clanes, los del clan Kukri y la nueva familia real, se dieron cuenta de cuán apreciada era Cobra, a pesar de ser considerada un personaje de oscuridad y sombras.
Su funeral fue como el de cualquier otra emperatriz en cuanto a protocolo se refiere, pero nunca se había presenciado algo parecido. Los clanes completos asistieron a la “Ceremonia Farxad” para darle los honores correspondientes. La población se reunía alrededor del Templo Mayor para homenajearla y orar por su alma en cuantas religiones e idiomas existían en el imperio.
Cobra fue sepultada con su uniforme del Clan, pero con la cara descubierta y no con el velo esmeralda que se les colocaba antes de cerrar el ataúd de cristal. Además, el Mago de la Luna y Felipe le mandaron a hacer una corona de flores conocidas como Eléboros, flores que crecían en la Tierra de los Shibalí.
Antes que la llevaran al sepulcro en la Ciudad de la Muerte Sonriente, el cuerpo de Cobra permanecía en una habitación del palacio, donde todas las personas más cercanas a ella le dieron su último adiós, todos, menos uno.
Peter, su maestro, se acercó al cuerpo embalsamado con aceites de esencias florales, se inclinó sobre su cabeza y le dio un beso en la frente, como si estuviera viva.
- Cobra… - susurró a modo de que nadie lo escuchara, más que el alma de la fallecida. - Tu historia aún no ha llegado a su fin. No es así como dejarás de existir.
Después de los susurros, colocó su mano sobre el pecho de Cobra, cerró los ojos y pronunció en griego:
“Corazón, corazón, potente músculo que has dejado de latir, ven a mí, yo te invoco, toma mi fuerza si es necesario, pero te ordeno que nunca dejes de operar.”
Del pecho de la mujer, brotó un débil halo de luz violeta rodeado por humo y sombras oscuras, a medida que el corazón se abría paso por el cuerpo de la bruja hasta salir a la superficie, se escuchaban voces en el salón, voces de diferentes almas que pretendían retener el alma y el corazón de la difunta en el cuerpo.
Peter ignoró los llantos, los sollozos y demás exclamaciones de las almas del inframundo que se rehusaban a soltar el alma que ya había cruzado a sus territorios. Tomando en sus manos el pequeño corazón violeta de la mujer, esbozó una sonrisa cuando este comenzó a latir, aunque el cuerpo de la cazadora parecía el de una muñeca de porcelana rota, el corazón estaba intacto.
- Es hora de hacer una visita a mi hermano el universitario.
SIETE AÑOS DESPUÉS