CAPÍTULO 4

- ¡Ah no! ¡Pero ahí estás! ¡Persiguiéndome y atormentándome! - espeta Ángelo contra Peter, mientras se aplica la medicina en forma de ungüento sobre la piel chamuscada en el pecho a causa del inmovilizador. - ¡Incluso volaste la universidad en la que tan pacíficamente trabajaba! ¡¿Y todo para qué?! ¡Para revivir a esa maldita perra loca!

Peter, quién se encuentra sentado en las escaleras de la estancia principal de la casa, le dedica una mirada severa.

- ¡No me veas así! ¡Sabes que es verdad! - Ángelo está histérico. - ¡¿Qué clase de maniaco destruye a una persona de la manera en que ella lo hizo?!

- Cálmate. Suficiente es con una persona alterada emocionalmente…

En ese momento, Mamba sale de la habitación de la derecha, que bien podría ser la sala o el comedor. El mago se levanta.

- ¿Cómo te sientes? - pregunta cortésmente, cuando recibe una cachetada.

- ¿En qué diablos estabas pensando?

- Ya veo que estás bien. - contesta sarcásticamente el Mago.

- Esto que acabas de hacer viola todas las leyes naturales y civilizadas existentes.

- Por favor, ¿tú me vas a hablar de leyes naturales violadas?

- No desvíes el tema. ¡Reviviste a un muerto!

El mago mantiene su actitud calmada, impasible, carente de expresión alguna, está más concentrado en sus pensamientos que en la reacción de la nueva líder del clan.

- Mamba… no voy a discutir contigo mis decisiones. No es asunto tuyo.

- Si una persona es revivida con magia por el antes más buscado mago del imperio, claro que es asunto mío… o tarde o temprano terminará siendo mi asunto.

Están en eso, cuando Cecilia y Coralillo se unen a la reunión; la mirada de Peter se concentra en la débiles cazadoras.

- ¿Cómo se sienten?

- Como si un maldito tren me hubiera pasado encima. - contesta Coralillo.

- No sabía que un dispositivo que se diseñó para ayudarnos doliera tanto. - comenta Cecilia, pasándose la mano por el cuello.

- ¿Cómo sabías del dispositivo en nuestro cuello? - Coralillo se dirige a Peter, sorprendida y adolorida.

- Cobra… - contesta el Mago. - Ella tenía uno igual en el cuello, supuse que todas lo tenían, debido a que la función del aparato era funcionar como rastreador o como una bomba que las sacara de alguna situación de emergencia.

- ¿Y por qué nos lo extrajiste? - agrega Cecilia.

- El dolor en el cuello, esa sensación que describieron como un anillo de metal incandescente las asfixiara, era provocada por ese aparato. Si Cobra vuelve a descontrolarse, es bueno que las personas que pueden someterla no tengan esa debilidad.

Peter saca un pequeño cubo de arcilla negra del bolsillo derecho del abrigo; con los dedos lo pulveriza y el polvo negro se desliza por el aire hasta llegar a su rostro, en cuestión de segundos, el mago tiene una nueva máscara.

- ¿Esa es la magia de Cobra? - pregunta Cecilia, preocupada.

- Nunca pensé que fuera tan poderosa. Nos sometió a todos con una facilidad aterradora. - Coralillo está asustada, se puede notar por la manera en la que pasa sus manos por los brazos, gesto que se le había quitado desde hace mucho tiempo.

- ¡Esa no fue la magia de esa maldita! - interviene Ángelo, aún enojado pero tranquilo.

- ¿Qué? - ahora es Mamba la que interviene.

- Díselos. - Ángelo se voltea contra Peter. - ¡Diles la cosa que creaste!

Las miradas de las tres cazadoras se concentran en el mago.

Peter da un suspiro.

- Cobra no usó magia. Eso que vieron ahí, no fue magia, fue ciencia y tecnología aplicada.

- ¿A qué te refieres? - la mirada incisiva de Mamba no surte presión alguna en el hombre, el cual termina su explicación serenamente.

- Los aparatos en sus cuellos, los inmovilizadores de las brujas, incluso los dispositivos que andan cargando y que hicieron corto circuito no se dañaron por obra de la magia. Cobra utilizó un patrón de ondas electromagnéticas para controlar los dispositivos a distancia. Respecto a la velocidad a la que se mueve, utiliza la red estática y eléctrica natural del ambiente, moviéndose sobre ella como tren sobre unas vías. Y el control que tiene sobre su propio cuerpo la hace poder modificarlo a voluntad. Ella no opera como una bruja, sino como una supercomputadora.