—¿Sabes qué pasó para que mi hermano se fuera con otra mujer? —Me pregunta Sol, no repare en el momento en que ella se ha acercado a mí.
—No tengo idea —Miento.
Vemos a lo lejos como los periodistas comienzan a interrogar a Hannah, podríamos ir en su ayuda, pero ella sola se ha buscado esto. Esto solo es una probadita de su propio chocolate.
—Muchas gracias a todos por asistir —La señora Fernanda habla al micrófono —Como se darán cuenta no hubo boda, las razones solo las puede dar Lucas, por lo pronto les pediré que se retiren.
—¡Lucas regresara, no se vayan! —Grita Hannah desesperada. —¡Volverá!
Nadie le hace el mínimo caso, sus padres llegan hasta ella y se la llevan.
—Bueno creo que esta fiesta termino, iré a quitarme este ridículo vestido.
Eso me da una idea. De forma sigilosa me escabullo de entre la gente y entro a la casa vigilando que nadie me vea llego hasta la habitación de Sol justo cuando el vestido se está deslizando de su cuerpo.
Voltea a veme sorprendida.
—¿Acaso te pagan por aparecerte de la nada? —Su frase acompañada de una sonrisa es lo máximo.
Puedo ver su cuerpo a la perfección y no hay nada que se pueda comparar con esta vista, llega hasta ella y aspiro su aroma.
—Eres hermosa —Susurro.
Nada se pude comparar a la sensación que en estos momentos me invade, es la paz que solo se puede conseguir estando con la persona correcta; lo malo de todo esto es que yo no soy un buen hombre, no soy lo que ella merece y sé que tarde o temprano se alejara de mi lado.
Antes de que alguien se dé cuenta de mi presencia salgo de la misma forma en que entre, llego hasta el estacionamiento y me dirijo a casa, solo por hoy quiero descansar y olvidarme de todo.
Cuando una llamada entra a mi celular sé que eso es imposible.
—¿Qué quieres?
—¿Qué rayos paso allá dentro que no se concretó la boda? Se supone que tú sabias todo ¿Por qué no me avisaste que Lucas tenia a alguien más?
—Tampoco lo sabía. —Miento.
—Más te vale que cumplas con tu parte, porque de no hacerlo conocerás de lo que soy capaz.
—Mira Javier, a este punto me vale un carajo lo que quieras hacer, el trato era hasta aquí, después se encargaría Hannah. Por mi puedes hacer lo que quieras, no participare más de tus planes.
—Ya sabes lo que puede pasar si dejas de hacer lo que te digo.
—No importa ya nada, nada.
Cuelgo.
No quiero escucharlo más.
Mi teléfono suena mientras manejo, sin embargo, en ningún momento me detengo para coger la llamada de Javier. Lo que le dije fue en serio, ya no quiero ser más participe de esta locura, debí ponerle un freno desde hace tiempo, pero no pude.
Tengo que ser fuerte y convertirme en el hombre que soy, no dependeré más de las ordenes de un tipo como mi progenitor.
Llego hasta mi departamento con la firme convicción de encontrar a mi madre. Pienso en quien puede darme alguna pista y de pronto llegan a mi mente las personas que se hacían cargo de mi antes de que me encontrará Javier y que suponía eran mis padres. Ellos deben conocer mi origen y si es necesario enfrentarme a aquello que aqueja mis noches de pesadilla, lo hare, es momento de tomar el toro por los cuernos y tratar de ser fuerte, ese hombre fuerte que hasta ahora no había podido ser.
Por fortuna el hombre no insistió más en llamarme y por una parte me alegro.
Despierto sintiendo que me he quitado un peso de encima, entiendo que aún faltan muchas cosas por arreglar y por fin pueda salir del túnel para encontrarme con la luz.
Me dirijo a la oficina y cuando llego, sucede lo que ya me esperaba.
Estoy despedido.
Era lógico, Lucas nos descubrió aquel día
—Quiero hablar con Lucas.
—Lo siento el señor no ha llegado, solo dio la orden de despedirlo, puede pasar a recursos humanos por su carta de despido y respectiva liquidación.
—No me iré de aquí hasta hablar con él.
—Lo siento señor, yo solo recibo ordenes, y no sé a qué hora pueda llegar el señor Lucas.
No respondo a su sermón, voy hasta la que era mi oficina y al entrar un deje de nostalgia me invade. Recuerdo perfectamente como después de algunos años de perderle la pista estratégicamente, el me invito a trabajar junto con él. Llegué a esta oficina siendo solo el amigo de Lucas, sin embargo, supe ganarme mi lugar a base de trabajo; soy bueno con los números y estando dentro de estas cuatro paredes me sentía importante, sabía que hacia algo de provecho.
No es necesario recoger mis cosas, él ya las ha mandado empacar, así que solo me siento detrás de mi escritorio disfrutando por última vez de estar aquí.
Cuando escucho que ella, dejo mis cosas sobre el que era mi escritorio y llego hasta donde está la secretaria.
—Pasaré a ver al señor Lucas.
—Permítame que lo anuncie.
—No necesito ser anunciado —camino con paso firme hasta la puerta mientras la secretaria viene tras de mi diciendo algo de que no puedo entrar. Me importa poco lo que diga.
Irrumpo en su oficina, lo veo detrás de su escritorio, levanta la vista inmediatamente que me escucha llegar.
—Señor —comienza a decir la secretaria quien es interrumpido por Lucas.
— No te preocupes, pero que sea la última vez que este señor entra sin mi consentimiento. —Amenaza, enseguida que la veo cerrar la puerta comienzo a hablar.
—¿Me puedes explicar que fue lo que ocurrió aquí? ¿Qué hice para merecer este trato de tu parte? —Lanzo las preguntas como si no supiera la verdad.
—¡Aun tienes el descaro de preguntar la razón, te ofrecí mi amistad y apoyo cuando te encontrabas en la calle! jamás me importo de donde venias siempre fuiste mi amigo, y me pagaste de la peor manera. —Reclama muy enojado.
—No sé de qué hablas —finjo demencia.
—Solo dime una cosa ¿Qué sentías al acostarte con la prometida de “tu mejor amigo”?