Adolescencia difícil.

La adolescencia es una etapa bastante complicada para la mayoría, pero muy dura para algunos, sobre todo para los débiles.

Somos objeto de envidia, blanco de burlas, punto de golpizas.

A veces me pregunto, qué habrá sido de mis ex-compañeros de aquel infierno al que llamábamos escuela.

Por momentos tengo mucho miedo de enloquecer, porque es como si quisiera volver a ese lugar, a pesar de que era todo tan cerrado como una prisión; siento que dejé varias cosas pendientes antes de por fin escapar.

Decir todo lo que pensaba, lo que sufría y lo que tenía ganas de hacer con esa maldita autoridad.

¡Estaba desquiciada!

Que gracias a aquellas preceptoras (2009), estuve en tal grado de depresión casi como para llegar al suicidio. Callaba y callaba. Sufriendo en silencio. Sin decir nada. Como bien dirían tragando veneno. Lloraba, soportando el fuerte nudo en la garganta que en un punto se volvía doloroso para no emitir un solo sonido, para que nadie me escuchara. Solo callaba. Esperando el último día. Quería gritar en sus caras lo mierdas que eran. Quería insultar a esa estúpida preceptora cada vez que me empujaba para salir al patio.

Quería llorar, pero me llenaba de orgullo y de fuerza para no soltar una miserable lágrima. Gracias a mis aliados, el odio y el deseo de venganza, digo ¡Acá estoy! intentando empezar de nuevo, donde tengo derecho a ser quien soy en realidad. En un nuevo colegio, voy a darme una última oportunidad.

Me llena de felicidad saber que puedo ir a clase con la cara insípida y no me van a decir que me parezco a Morticia o que soy 'La Huérfana', como si hubiera salido de alguna película de terror. Ahora puedo vestirme como se me ocurra y nadie me va a decir que soy rara o que me visto como la Parca. Ya nadie se burla de mí por ser simple e introvertida.

Terminé el 3er año de secundaria básica y me cambiaron de escuela para iniciar el 4to, todo iba muy bien.

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Bueno... hasta hace un mes. Es 2015 y ya estoy a punto de graduarme.

Hoy siento que vuelvo a empezar todo otra vez.

¡Qué inútil es confiar demasiado! Ya ni siquiera puedo confiar en la directora. Todos están muy ocupados compitiendo por un puesto de trabajo. Otros se ponen a la par de ese enorme montón de mierda. Creen que volvieron a tener 17 años, incluso se desubican de la misma manera que un adolescente, con inmadurez, con incoherencia.

Ya quiero que termine esta pesadilla, pareciera que me subestiman constantemente.

¡Estoy tan cansada!

Ya quisiera que esto acabe pronto. A veces, creo que la única salida es la venganza... Vengarme de cada golpe, de cada cargada, de cada mirada soberbia, de cada rumor, de todo el dolor que me hicieron sentir. El odio es mi aliado y el orgullo mi fuerza.

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Hoy vuelve a ser Lunes, vuelven las burlas, la humillación, la estupidez y el alimento de toda mi ira.

Suelo ser amable, pero... ¿De qué sirve ser amable si sigo siendo el blanco de todo el mundo?

Continúan viéndome como la débil del grupo y de eso se sostienen. Ellos saben que no voy a decir nada, porque no tengo pruebas, ni valentía para contarlo. Sólo espero que hoy estén más tranquilos.

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La semana pasada, todos los chicos se pusieron a jugar fútbol adentro del aula en el horario del recreo, obviamente no tuve más opción que salir al patio...

Cuando volvía al curso y la profesora caminaba a pocos metros de mí por el pasillo para ingresar al salón... se colocaron todos en la puerta, esperando a que yo pasara, mientras que algunos seguían jugando fútbol en el medio del aula... cuando yo caminaba hacia mi banco, varios me empujaron a la vez y que alguien colocó su pie para que cayera al piso, por suerte pude apoyarme en una mesa que estaba cerca para no caerme. Me sentía realmente muy irritada cuando escuchaba las risitas de los del fondo durante la clase de Economía Política.

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Al día siguiente, grabé sus voces dos o tres veces con mi celular, pero había tanto murmullo que no se entendía lo que decían.

Pero esto, comparado con las situaciones que soporté antes, no es más que una simple tontería.