Buscando a mi madre

Capítulo 9: Tutéame

 

 

—Hola, ¿cómo estás? Mi nombre es Mulan, ¿qué idioma hablas? Es que no entiendo lo que dices. —Le pregunto en inglés.

Mientras espero su respuesta, me fijo en su aspecto físico y él es un hombre tan bello. Es blanco, con ojos y cabello negro. Alto y sin barba, este hombre me encanta, mejor disimulo porque se va a dar cuenta de que estoy botando la baba por él.

—Ton nom signifie que tu es une très belle femme, tu es ma moitié. Je n'ai aucun doute là-dessus (1) —El turrón de leche mueve sus labios, pero no entiendo absolutamente nada de lo que dice.

—¡Ay! ¡Ya sé!, voy a buscar el traductor de mi teléfono. —Digo en voz alta con una sonrisa maliciosa, para ver si se está burlando de mí y me está viendo la cara de tonta.

—¡¡Oye!! No es necesario, mi nombre es Jun Wu. Es un placer para mí conocer a una mujer tan bella como tú. —Respondió con voz cariñosa y una sonrisa tierna, ahora sí me he derretido.

—¿Eres tú la mujer que va a cuidar a Jazmín? —Pregunta medio desconcertado.

—Sí, la misma que viste y calza —expreso, tocando un mechón de mi cabello y dándole una mirada coqueta—. ¿Y tú quién eres? ¿Eres escolta del señor Oliver?

—No, princesa. Soy el nuevo médico de la familia Smith.

Entonces, si estaba jugando la pelota conmigo. No tiene importancia tocar el tema, pero no entiendo por qué me estaba hablando en otro idioma. En estos momentos tengo una prioridad y es ir al baño, ya no aguanto más, debo aprovechar esta oportunidad.

—Señor Jun, me gustaría preguntarle si ¿usted me puede mostrar dónde está el baño? Qué pena con usted, pero es que desde hace rato he querido ir, pero me da miedo ir sola, es mi primera vez en avión. Y no me siento nada bien. Y me gustaría... —Digo en un susurro muy avergonzada y con las mejillas y orejas coloradas.

—Dígame, por favor, ¿cuáles son los síntomas que presentas? —Interviene el doctor preocupado por mí, tan bello—. Voy por mis cosas para tomarle la presión, vengo en un momento.

—¡No vayas! —balbuceo con la mirada cabizbaja—. Señor Jun, por los momentos, necesito ir con urgencia al baño, por favor. —Le ruego con una mirada de vergüenza.

—Món âme sœur (2), con gusto te muestro dónde está el baño. Pero por favor, no me vuelvas a decir señor, tutéame.

—Señor Jun, está muy mal tutearnos, ya que seremos colegas y eso no se verá bien visto por el señor Oliver, discúlpame, ¿sí?

—Entonces tendrás que hacerte pis encima, porque yo no soy tan mayor para que me digas señor, y por decirme señor no te voy a llevar al baño. —Dice el turrón con sus manos cruzadas y pecho levantado.

Este hombre de verdad que me encanta, se me hace agua la boca, pero no puedo tener con él algo más que no sea un trato laboral.

—Pero no se moleste. Lo voy a intentar. Jun, ¿puedes indicarme dónde está el baño?, por favor. — Digo un poco irritada, pero trato de disimularlo con una media sonrisa. Luego le guiño un ojo, desabrocho el cinturón, me coloco los zapatos y me levanto, pero al hacerlo me da un mareo y por poco no caigo encima del turrón de leche.

—¿Estás bien? — Pregunta mirándome con preocupación.

—Sí, mi... Disculpa, todo bien, el mareo fue momentáneo, gracias. — Casi se me sale que es mi turrón. ¡Hay Dios! ¡Qué vergüenza! Menos mal no noto algo extraño.

Él toma mi mano, pero lo rechazo. Con su mirada cabizbaja y con algo de tristeza en sus ojos, me dice que lo siga. Vamos por el pasillo hacia el baño.

—Mulan, este es el baño, sigue, cualquier cosa pegas un grito.

—Mil gracias, señor Jun. Disculpa, Jun.

Después de entrar en el baño y hacer mis necesidades, salgo y le doy las gracias.

—Mulan, ¿te gustaría sentarte conmigo y con Jazmín? —Pregunta rascándose la nuca. No lo puedo creer. No quería viajar estas 14 horas en una cabina sin alguien con quien hablar. Me parece una excelente idea estar con Jun y de una vez conocer a la señorita Jazmín.

—Me encantaría estar con ustedes, muchas gracias. —Digo con una sonrisa amigable.

Juntos vamos a la cabina que me tocó. Busco mi asiento y luego tomo mis cosas personales y saco mis dos bolsos del compartimento de equipaje, que es lo único que llevo.

—Déjame ayudarte a llevar esto, por favor —dice el joven—. Toma los bolsos y se los coloca en los hombros.

—Gracias —le respondo con una sonrisa.

Nos vamos a la cabina donde se encuentra él. Al llegar, veo a una niña y me imagino que es la señorita Jazmín.

—Me imagino que no conoces a Jazmín, ¿verdad? Ella es la niña a la que vas a cuidar.

—No solo la voy a cuidar, también le tengo que enseñar a hablar y a escribir el inglés. Ese es mi trabajo principal.

—Ah, ok. No sabía esa parte. Pensé que solo ibas a ser su niñera.

El señor Jun guarda los bolsos en el compartimento de equipaje y me dice que me siente en la parte izquierda de donde está él. Jazmín está sentada en la parte derecha de su mano. Me toca la ventana. Ver el cielo tan bonito y tan cerca es una experiencia nueva. Tal vez esta sea la última vez que me monte en un avión. Espero que no haya ningún inconveniente en el vuelo.

Es mejor disfrutar cada momento de la vida como si fuera el último. Pero a pesar de tener la mente positiva y estar tranquila, de igual manera tengo migraña y malestar en todo mi cuerpo.

El doctor revisa algo en una maleta que tiene y me entrega una pastilla. Luego me pasa una botella de agua.

—Mil gracias —le susurro. No quiero que se despierte Jazmín.

—¿Por qué susurras? Puedes hablar en voz alta. Jazmín está bien dormida porque le di algo para que durmiera todo el vuelo. De todos modos, para que no se levante hoy en la noche, me va a tocar volverle a dar otra dosis del sedante. Es muy fuerte y peligroso, por eso hay que administrarle suero con vitaminas y también estar muy atentos con la presión arterial para que no se le baje tanto.




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