Buscando a mi madre

Capítulo 14: Fuiste una estrella fugaz


 

-----Narra Jazmín-----


 

Abro mis ojos lentamente y me encuentro en una cama grande, con sábanas blancas y paredes del mismo color. Estoy llena de arena y muy mojada. Hay muchos retratos de personas en las paredes, pero fijo mi mirada en una en particular. Me llama mucho la atención una niña con cabellos ondulados y el color de cabello como la miel. Sus ojos son verdes como la aceituna. Es muy hermosa. 

 

—Hola —digo con fuerza, pero nadie me responde—. ¿Hay alguien ahí? —Pregunto. En ese instante, noto que alguien abre la puerta. Lo bueno es que la luz de la habitación está prendida y puedo ver claramente a la persona que entra a la habitación. 

 

—¡Hola, princesa! Qué bueno que te despertaste. ¿Cómo te sientes? Mi nombre es Ángel. Soy pescador. Te encontré dormida en la arena. ¿Qué hacías allí? ¿Sabes, que corrías mucho peligro? El mar estaba a punto de alcanzar su altura máxima. Podrías haber muerto ahogada. ¿Qué hacías ahí? —Pregunta un señor moreno alto, cabellos blancos. Él camina un poco manco y su tono denota preocupación.

 

—La esposa de mi papá me dejó sola. Vinimos a disfrutar de la tranquilidad del mar, porque a mí me encanta, cuando vivía en China con mi mamá Jia, siempre íbamos y mi mamá nunca me dejaba sola, pero hoy esa mujer si me dejo sola, de un momento a otro la mujer mala se fue a buscar el almuerzo y nunca regresó por mí. —Respondo con pena y con voz triste—. No comprendo, ¿por qué me hizo esto? Yo nunca le he hecho nada malo. —Concluyo un poco desconcertada, por no entender, por qué esta señora, actuó de esta manera.

 

—Princesita, no solo a ti te pasan cosas malas. Nacemos para sufrir, pero todo depende de nosotros, de la actitud que tomamos ante las cosas que nos pasan. —Comenta el hombre con canas, dándome una sonrisa—. Déjame contarte un secreto, hace dos semanas, me fui con mi hija al mar a pescar en la noche, así como iba a hacer el día de hoy cuando te encontré, pero ese día llovió muy fuerte y la barca se hundió. Mi hija murió ahogada, y yo que soy un buen nadador, no pude salvarle la vida, yo traté de ayudarla, pero me dio un calambre que me hizo hundirme en el agua. Un amigo pescador me sacó del agua ya casi muerto, mi hija no sobrevivió.  —Continúa hablando y unas lágrimas se asomaron por sus ojos. 

 

—¡Oh, qué tristeza! Lo lamento mucho y ¿Cuántos años tenía su hija? — Pregunto con tristeza.

 

—Tan solo tenía 15 años. Y su nombre era Angelina, pero por cariño la llamaba Lina. — Responde el señor Ángel, caminando hacia la foto de su hija, y tocando el retrato con sus dedos.

 

—De verdad que me da mucha tristeza, señor Ángel. ¿Y su esposa, donde está, debe estar muy triste también? — Pregunto con un gran suspiro lleno de tristeza.

 

—Estoy solo en la vida. Mi esposa murió al dar a luz a Angelina, eres muy directa y sincera, me recuerdas a mi hermosa hija.


 

—Lo lamento mucho de verdad, yo pensé que solo a mí me pasaban cosas malas.

 

—Pues no princesita, todos sufrimos de una u otra manera. Te calenté un poquito de agua para que te bañes, no tengo regadera, pero te puse un balde con agua tibia y aquí tienes una ropa de mi hija para que te la coloques, lo más probable es que te quede grande, pero es lo único que tengo para ofrecerte, debes darte prisa porque se va a enfriar el agua. — Dice él, luego me ayuda a bajarme de la cama.

 

—Muchas gracias, señor Ángel, mi nombre es Jazmín. Me podría decir, por favor, ¿dónde está el baño? — Pregunto ya con los pies en el suelo. 

 

—Sí, princesa, el baño es aquí y aquí tienes una toalla, jabón y champú, siéntete como en tu casa. —Concluye el señor canoso saliendo de la habitación.

 

El baño se encuentra en la misma habitación, parece que la habitación es de él, porque hay puras cosas de hombre bueno aparte de lo que me trajo de su hija. Entro al baño y me baño con agua tibia, me quitó todo este poco de arena que tengo encima y me coloco la ropa que me ha dado, un vestido de flores muy bonito color verde. Y una chaqueta blanca para el frío también me coloco unas medias muy peludas blancas. 

 

La casa está muy caliente, debe ser porque es pequeña, voy caminando y veo mucha leña, también hay una chimenea. Wuaooo, el señor Ángel utiliza leña para poder prender la chimenea, que bien. Observó toda la casa es tan bonita, huele a pescado y madera, tiene dos cuartos, y un solo baño, la sala es muy pequeña y la cocina también, pero todo me encanta, en esta casa se siente paz y tranquilidad, como quisiera tener algún día una casa como está, pequeña pero llena de amor. Veo al Señor Ángel en la cocina preparando algo.

 

—Jazmin, ¿quieres tomar chocolate caliente? Aquí están unos panes con queso, espero que sea de tu agrado, disculpa lo poco, pero es lo único que tengo para ti. 

 

En la mesa pequeña. Está una taza de vidrio con panes rellenos con queso y dos vasos con chocolate caliente, también hay una bandeja con galletas de vainilla, me parecen conocidas.

 

—Muchas gracias, señor Ángel, no se preocupe, esto es más que suficiente. —Declaró metiendo un pedacito de pan a mi boca, y saboreando lo rico que está. 

 

Comemos en silencio, todo está delicioso.

 

—Señor Ángel, me gustaría hacerle una pregunta. ¿Cómo ha superado todo lo que le ha sucedido? 

 

—Mi niña, con fe en Dios, se arregla todo. Si no tienes fe en él, no vas a poder superar nada. Hay que orarle a Dios en todo momento ¿Sabes hacerlo? 

 

—Sí, mi mamá me enseñó cuando era pequeña, pero ha pasado tiempo desde la última vez que lo hice. He perdido eso que usted llama fe.

 

—No lo creo princesa, estás muy joven para haber perdido algo tan importante como la fe. La fe es lo más valioso en la vida. Tener fe y esperanza es creer que las cosas se van a solucionar tarde o temprano.




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