Buscando a mi madre

Capítulo 43: La vida es un regalo de Dios


«Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades»

Miguel de Cervantes.

 

He pasado una semana en Nueva York, estar en esta ciudad me ha ayudado mucho, estoy más tranquila.

 

Hace dos días fui a un psicólogo aquí mismo en la ciudad, para hablar con él acerca de cómo han sido mis sentimientos y emociones, desahogarme y contarle cómo me siento, fue muy gratificante, me dio varias sugerencias para salir adelante y no volver a tener pensamientos suicidas, he decidido poner de mi parte, para superar la muerte de Andrew, es fácil decirlo, pero no hacerlo, lamentablemente no soy la primera ni la última que ha pasado por esto y muchas han podido salir adelante yo también lo haré. 

 

El psicólogo me recomendó a no alejarme de mis amigos y también debo tener un apoyo emocional, o sea alguien con quien hablar de cómo me he sentido y expresar lo que sienta en el momento. Sobre todo buscar ayuda cuando venga algún pensamiento suicida. 

 

He decidido seguir con mis actividades diarias, disfrutar de ellas me va a ayudar a superar la muerte de Andrew, el dolor de su pérdida siempre va a estar, y jamás me voy a olvidar de él. Me acabo de montar en el avión hacia Charlottesville, Mulan se va a poner muy feliz cuando me vea, y más cuando le cuente sobre el progreso y los pasos que di en esta ciudad para seguir adelante.

 

-------Dos horas más tarde------

 

Abro la puerta del apartamento son las doce del mediodía y el calor me tiene algo mareada, paso directo a la cocina no escucho ruidos, seguro están en algún parque al aire libre, hoy es domingo y ninguno trabaja ni estudia.

 

Tocan a la puerta, salgo corriendo con el vaso de agua en la mano, mi sonrisa es grande, puesto que estoy emocionada de volverlos a ver. Al abrir me encuentro con la persona que menos me imaginé, trato de cerrar la puerta, pero el nocivo de James coloca su pie y empuja con fuerza casi pierdo el equilibrio y caigo al suelo.

 

—Necesitamos hablar —Dice él mientras entra como perro por su casa.

 

—Yo no tengo nada que hablar contigo, retírate. ¡Mulan! Llama a la policía, —grito para hacer que él piense que hay alguien más y que no estoy sola.

 

—Jajaja, ella no está y el doctorcito tampoco, ¡mentirosa! Ellos acaban de salir hace menos de 20 minutos y te vi llegar y aproveché la oportunidad para venir y hablar contigo. —Habla él con una risa algo burlona.

 

—¡Estás loco! ¿Qué quieres? —Pregunto al hombre enfrente con la voz fría.

 

—Llevo meses llamándote y escribiéndote, sé que tu noviecito murió, lo lamento mucho, ahora no tienes excusa para casarte conmigo. —Dice él, se arrodilla y me muestra un anillo.

 

—Me llegaron tus mensajes y te he dejado en visto porque me dio la gana, entiendes que contigo no voy a regresar, deja de estar llamándome y no me estés molestando, Si te mando a buzón entiende que es por qué no quiero contestarte. —Pronuncio con fuerza e ira.

 

—Perdona por lo malo que te hice, acepta ser mi esposa y prometo reparar todo. —Declara él con una mirada suplicante.

 

—Nunca me imaginé que tú ibas a caer en tanta desesperación, quiero que te quede claro que yo prefiero estar sola, que vestida de novia, al lado de alguien cómo tú. Eres un mentiroso y nunca me vas a convencer de regresar contigo. 

 

—Pero yo quiero volver a estar contigo, acepta ser mi esposa, por favor —insiste James.

 

—¡Jamás!, aléjate de mí y deja de estar dando vueltas por aquí, eres un enfermo, tú nos has estado vigilando. —Estallo ya muy molesta.

 

—Perdóname por todo, por favor —Dice casi a punto de llorar, qué imbécil, él cree que yo soy la misma niña tonta. 

 

—Eso nunca, el daño que me hiciste es irreversible Y no hay en este mundo una sola razón para decir que sí. —Expreso en voz alta.

 

—¡Quiero otra oportunidad! Te juro que te haré feliz. —Exclama él con tristeza.

 

—¡No entiendes que no! Levántate de ahí te ves ridículo, escucha bien, solo cuando el mar esté seco, ese día tú y yo volveremos. —Le comunico ya harta.

 

—Olvida lo que te hice. Prometo que esta vez todo va a ser diferente. —Comenta deprimido, no se ha levantado del suelo y tiene la cara cabizbaja, jajaja está loco si piensa que voy a volver a caer, ni aunque esté arrepentido de corazón lo haría.

 

—Nunca, ¡vete! —Grito con firmeza.

 

—Aceptas por las buenas o por las malas, —grita James, yo le lanzo el vaso y salgo corriendo a la cocina, tomo el cuchillo más grande, el cual está en la primera gaveta, él viene a pasos lentos riéndose, levanto el cuchillo y hago movimientos con él.

 

—Aléjate o si no, no respondo —Vocifero en voz alta.

 

—Ahora te la tiras de dura, tú no eres así, eres una mujer indefensa, baja esa cosa y ven a mí. —Dice con tranquilidad mientras se acerca más, ahora sí se quitó la careta de estar arrepentido.

 

—¡No!, malnacido, canalla, aléjate —grito a todo pulmón. En ese instante abren la puerta del apartamento y entra Mulan y Jun,

 

—Jazmín, ¿qué pasa aquí? ¿Por qué gritas? —Pregunta mi tío preocupado y entrando a las carreras al apartamento.

 

—Mi niña, ¡baja eso! —Ordena Mulan mientras se acerca con cuidado a mí y mi tío hace lo mismo cuando están a mi lado, Mulan me quita el cuchillo y lo coloca en la gaveta.

 

—¿Tú, qué haces aquí? —Interroga, mi tío, con autoridad y sin rodeos.

 

—Él me quiere hacer daño, ayúdenme, —Digo abrazando a Jun, él me recibe en sus brazos y acaricia mi cabeza.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.