Buscando a mi madre

Capítulo 47: Jia en Estados Unidos

Este hombre tiene mi brazo firmemente agarrado, así que empiezo a zarandearlo a los lados, pero no logro que me suelte. Más bien él levanta su mano contra mi rostro, yo cierro mis ojos esperando el golpe, gracias al cielo una voz hizo que este canalla se detuviera, el recién llegado hace que me suelte, luego él le sujeta la mano y lo empuja violentamente contra el auto.

—Aléjate de ella —Grita el hombre alto, mientras empuja al de ceja partida contra el taxi y lo toma por el cuello.

—¡Ella me pertenece!, se la compré al taxista. —Habla con dificultad.

—No me interesa cuánto dinero gastaste. Yo solo quiero que te alejes de ella y no te preocupes tu amigo, el taxista, ya está pagando con sangre lo que hizo. —Habla el hombre alto y con un pasamontañas.

Estoy sorprendida, no sé, ¿por qué este hombre me defiende sin conocerme? Intento agarrar mi bolso de mano que todavía está en el auto.

—No te muevas o te mato —Dice él, mientras me ve con los ojos llenos de enojo, yo me quedo estática como una piedra, estoy muy cerca de ellos.

—Agarra tu bolso y corre, él no te va a poder hacer nada, porque está sentenciado a muerte —Dice el hombre alto, el tipo malo lo ve con miedo, yo tomo mi bolso y empiezo a correr por la calle, los tacones altos no me dejan, así que me los quito y descalza acelero el paso como nunca lo he hecho, todo está oscuro y en silencio.

Volteo hacia atrás, no veo nada, tengo miedo, este sitio es escalofriante, perdí mi maleta, pero gracias a ese hombre recuperé mi bolso de mano.

—Ahora, ¿hacia dónde voy? —Pregunto en voz alta, mirando para todos lados, hay varias calles.

Entro a un callejón con la lengua afuera, llevo corriendo como media hora, estoy cansada y con sed. Todo está muy oscuro. ¡No sé ni qué hora es!, no veo ni un alma en la calle. Me inclino al suelo tratando de tomar aire, en ese momento alguien se acerca.

—Hola, muñeca, ¿estás perdida? ¿Quieres que te haga compañía? —Habla un hombre gordo y de baja estatura con la barba de varios días.

—No, no estoy perdida, simplemente estoy buscando la casa de una amiga. —Digo con seguridad, por supuesto es mentira y espero la crea. Mientras me pongo de pie con mi bolso en la mano, ya que la tira se rompió, me habían dicho que era de un buen material, cuando vuelva a Virginia arreglaré ese asunto.

—Si eres mentirosa, en estos lugares solamente hay fábricas. —Escupe el tipo con una sonrisa maliciosa.

El hombre se empieza a acercar, yo doy pasos hacia atrás para salir corriendo de este sitio, pero él llega rápidamente a donde mí y agarra mis brazos, luego me empuja contra el suelo y empieza a besuquearme. ¡Qué asco!, me escapé de un loco y caigo en las garras de otro, hoy no es mi día.

—¡Qué repugnante eres! ¡Déjame! —Grito, luego volteo mi cara y él aprovecha para besar mi cuello.

—Eso dices ahora, pero cuando me tengas dentro de ti, vas a gritar porque te dé más. — Pronuncia él con fuerza, es un asqueroso, tengo tanto miedo, estiro mi mano para tratar de agarrar uno de mis tacones y usarlo como arma, sin embargo, no logro alcanzarlo, necesito defenderme, o si no volverán a violarme, y si eso me vuelve a pasar, prefiero morir antes de vivir con más cicatrices y malos recuerdos.

Sigo moviéndome en el suelo dando manotazos y golpes a este hombre, él me da un puño en la cabeza y seguidamente se baja hacia donde están mis piernas y empieza a desabrochar mi pantalón, yo coloco una mano en mi cabeza donde me duele y siento algo húmedo, veo mis dedos y hay sangre muy poco, pero es sangre, hay no, ¿qué hago? Pataleo fuerte para que el hombre no logre lo que quiere.

Veo una sombra que se aproxima, no lo distingo bien, al estar más cerca me doy cuenta de que es él, ¡gracias Dios mío! El mismo hombre que me ayudó hace rato llega y levanta a este bastardo con sus fuertes manos, estando aún en el suelo empiezo a subirme el pantalón, estoy asustada, nunca había visto a alguien pelear de esa manera, él empieza a golpear y a golpear al hombre gordo, yo empiezo a ver borroso, voy perdiendo la vista hasta que no veo ni escucho más nada.

-----------Cinco horas antes. 5:00 p.m-----------

--------Narra Jia---------

Hace 20 años perdí la oportunidad de cuidar a mi hija y de verla crecer todos por la maldad de Oliver, él logró arrebatarme lo más valioso que yo tenía, quería verme sufrir, y así fue, todos estos años he tenido que estar separada de mi hija.

El día que Oliver se llevó a mi hija para los Estados Unidos, yo perdí el conocimiento por un fuerte golpe que me ocasionó uno de sus escoltas, después de casi una semana inconsciente me desperté en el hospital, mi jefa en ese entonces, la señora Li estaba a mi lado con una maleta.

—Perdóname por todo. No puedes volver a nuestra casa. Estas son todas tus pertenencias y en este sobre se encuentra tu liquidación. Gracias por estos 3 años de servicio. —Fue lo único que soltó la señora Li y se retiró dejándome sola nuevamente.

Estando aún en la cama del hospital me levanté y empecé a llorar de la rabia y la impotencia, no sabía qué hacer o para dónde coger, escuche a alguien entrar y era el mismo escolta que me golpeó.

—¿Qué hace usted aquí? —Pregunté con pánico, el hombre me miró con cara de molestia y me puso un arma en la cabeza.

—Tu hija quiere hablar contigo, pero mi jefe te manda a decir que le mientas, que le digas que no puedes tenerla y te despidas para siempre de ella. Si no lo haces te saco los sesos con un solo disparo. — El hombre esperó por más de diez minutos una llamada, luego habló con Oliver en Inglés y seguidamente me colocó el celular en la oreja.

No podía con eso, estaba escuchando a mi niña llorar, deseaba consolarla, entre lágrimas me despedí de ella, en ese momento lloré a choros, estaba destrozada, sabía que mi hija también lo estaba. Qué rabia sentía y todavía recordarlo me duele.




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