-----------Narra Alam-------------
Mi nombre es Admadi Alam, desde hace siete años vivo al norte de Kabul en Afganistán, mi padre es un hombre mayor su nombre es Admadi Sunan, es un político reconocido en esta ciudad, éramos dos hermanos, pero a mi hermano lo mataron hace siete años, él pertenecía al ejército de Afganistán.
Mi padre tenía una excelente relación con él, por eso sufrió muchísimo su muerte, él me mandó a llamar al poco tiempo de enterrar a mi único hermano, así que como un buen hijo vine a este país, aunque nací aquí, no me gusta este lugar, cuando llegué al mundo mi madre se fue de este país, pero dejó a mi hermano con mi padre, no porque ella quiso dejarlo más bien fue porque mi padre la puso entre la espada y la pared, él, la obligó a elegir entre quedarse en este país y seguir viviendo con él rodeada de peligros, sufrimiento y guerra, o irse del país conmigo.
Mi madre decidió irse, ya que yo me encontraba muy enfermo, con un problema respiratorio. Hasta hace siete años yo vivía en China con mi madre, y no conocía en persona a mi padre, solo por teléfono, a mi hermano si lo conocía, pues varias veces nos visitó, yo era feliz porque mi mente estaba limpia de maldad y de dolor, yo no sabía que era una guerra, ahora que vine a este país estoy totalmente cambiado, vine aquí a ayudar a mi padre con sus problemas de salud, pero es lo último que he hecho, él, me animó a unirme al ejército para combatir a los talibanes y encontrar al asesino de mi hermano, él quiere que yo lo consiga y acabe con él, pero yo no soy un asesino, y no quiero tomar venganza, solo quiero que toda esta guerra acabe, y poder volver a China con mi madre.
Aquí no hay tranquilidad, esto es un infierno, todos los días mueren más de 100 personas por culpa de algún bombardeo, minas, el hambre y sin contar por las muchas enfermedades, entre ellas la del covid-19.
A diario solo veo sufrimiento y muerte, antes en vez de asesinar a alguien yo salvaba vidas, era enfermero en China, vivir en este país ha sido lo peor que me ha pasado, el ejército de Estados Unidos me enseñó a utilizar diferentes armas y a defenderme, y realmente aquí o matas o esperas que alguien te mate, todo esto es muy lamentable.
Soy capitán de las tropas de Afganistán de la ciudad de Mazari frontera con el país de Uzbekistán, me gané este cargo, apunte de esfuerzo, he estudiado mucho y practicado al máximo todo lo que me han enseñado y matar no es nada difícil ahora para mí. No quiero llevar esta vida por siempre y hoy es el fin de mi cargo como capitán.
Hoy es mi último día patrullando la zona fronteriza, esperaba que estuviera todo tranquilo, ya que los talibanes no han tomado la ciudad ni hay señales que lo harán todavía, el problema es otro, en el río que divide ambos países un avión se acaba de estrellar y el ejército de Uzbekistán no quiere decirnos si es de nuestro país. No podemos cruzar la frontera, solo nos queda esperar.
Hace menos de cinco minutos se estrelló ese avión. Así que estamos esperando en los límites del territorio, veo a algo venir por los aires, apunto mi arma a la dirección por donde viene, los jóvenes a mi lado me ven con curiosidad, la oscuridad del lugar no me deja observar el objeto que se aproximaba, es muy curioso cómo ha desaparecido en lo alto de los árboles de mi alrededor, mis compañeros por lo visto no vieron nada.
—Retirada. —Ordeno señalando a mi izquierda. Nos vamos por un camino algo angosto pero seguro.
Después de media hora caminando, llegamos a la torre de vigilancia.
—¿Estás nervioso? —Pregunta el soldado más burlón de mi batallón— Parecieras que hubieras visto a un fantasma. —Dice Heydar en son de burla mientras coloca sus manos y apunta hacia arriba burlándose de como yo apunté mi arma al cielo.
—Vayan a descansar o ¿quieren seguir patrullando? —Les digo, con voz firme, a los tres jóvenes más cercanos a mí, entre ellos Hayder, el es un gruñón pero también el payaso del grupo que mas cuido y valoro.
—Sí señor. —Gritan al unísono y se retiran a las colchonetas. Solo se quitan las botas, pero el uniforme no pueden porque dentro de tres horas estaremos dando el último recorrido.
Recuesto mi cabeza de la silla, trato de conciliar el sueño, por fin mañana vuelvo a mi casa a descansar, pero no solo a eso, tengo muchas cosas por hacer, entre ellas abandonar el ejército y unirme a los talibanes, conseguir entre ellos al asesino de mi hermano y volver con mi madre, la cual extraño tanto.
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Después de media hora estamos nuevamente en el cruce fronterizo, frente a frente al ejército fronterizo de Uzbekistán, sin el seguro de mi arma, dispuesto a disparar en cualquier momento, tres afganos han intentado cruzar el río y el ejército de Uzbekistán les está apuntando, no puedo permitir que los maten.
—Ellos no estaban tratando de cruzar ilegalmente. Ellos estaban desenterrando artefactos culturales en nuestro territorio. Cruzaron la línea, nos pertenecen. —Habla el capitán del otro país con la mirada fría y la pistola Tokarev tt 33 apuntando mi cabeza.
—Nosotros vinimos a pescar, tenemos hambre. —Dice uno de los afganos con las manos detrás de su cabeza y con las rodillas en el suelo.
—Entreguen a estos tres y nos retiramos, ¿no quieren caer en guerra con nuestro país por tres seres insignificantes como estos? —Habla con voz pedante el capitán, mientras señala a los tres afganos.
—Para ti son seres insignificantes, pero para mí, son personas que no merecen morir solo por buscar algo de comer. —Expreso con calma, pero sin bajar el arma.
—Puedo probarte que estaban robando los artefactos. —Escupe el capitán con la mirada acusadora para los afganos.
—¡Muéstrame las pruebas! —Digo.
—Nuestra cámara térmica fotografió esto. —El capitán muestra una hoja donde se deja ver algo que realmente no entiendo, ya que es tecnología avanzada.
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lucha por sobrevivir, infancia dificil, conoceras el verdadero amor.
Editado: 31.10.2024