Buscando a mi madre

Capítulo 63: Es mi esposa

—¿Quién le dio permiso de entrar a mi casa? —Pregunta Alam poniendo a Jazmín detrás de su espalda.

—Aquí yo soy su superior, así que soy quien hace las preguntas, ¿quién es ella?, me enteré de que una mujer entró a nuestro país sin autorización y me encuentro con esta en su casa, no habla ni se defiende. Acaso, ¿estás ocultando a una forastera? —Alega el coronel molesto señalando a Jazmín.

—Su nombre es Jam, es mi esposa y le agradezco que la respeten. —Proclama Alam con la mirada penetrante a todos a su alrededor.

—¿Su esposa? Yo no sabía que usted estaba casado, si es cierto que es su esposa, déjela qué responda a mis preguntas. —Insiste Harry con desdén.

—No le permito hablar con ningún hombre, yo decido con quien ella puede hablar y con quien no. Esas son las leyes de nuestro país, ¿o es que se le olvidó? —Refuta Alam.

El coronel mira de reojo a Jazmín, su enojo es tan grande que aprieta los puños, estos se ponen blancos con la presión, él mira al capitán Alam con una mirada desafiante.

—Capitán, usted está siendo muy extremista, ¿no lo cree? Solo los talibanes siguen a la perfección la ley islámica. —Suelta el coronel con altivez, él se cree superior a todos a su alrededor, las personas del pueblo miran el espectáculo con horror y miedo, saben que esto no va a terminar bien.

—Coronel, esos son los valores islámicos en lo que mucho de nosotros hemos sido enseñados y al parecer cada día los talibanes están tomando a la fuerza diferentes pueblos y ciudades, en cualquier momento debemos abandonar nuestros cargos o defender nuestra ciudad y morir en el intento. —Alam se acerca al coronel y muy cerca de su rostro le suelta esta bomba.

—¿Usted lo que está diciendo, es que no va a pelear contra los talibanes? —Pregunta Harry con la voz baja, él está asombrado por lo que acaba de declarar el capitán.

—Mi coronel, si Estados Unidos y su ejército no pudo con ellos y nos han abandonado a nuestra suerte, ¿cree usted que un pequeño batallón, como el nuestro, podrá detenerlos? —Expresa tajantemente Alam con agallas.

—Buen punto, sin embargo necesito que vaya conmigo al cuartel. Debo interrogarlo, a mí me parece que usted quiere dejar al ejército y apoyar a esos terroristas. —Habla el coronel con tranquilidad, se aleja del capitán, y le dice algo en el oído a uno de sus soldados.

—Estoy a su disposición, antes debe dejar en libertad a todos los que viven en mi hogar. —Dice Alam acercándose con valentía al coronel, Harry está desprevenido, al ver a Alam tan cerca, se asusta y le hace seña a sus soldados para que deje ir a ambos jóvenes que han sido tomados por dos de sus soldados.

—No estoy negociando contigo, si usted se va conmigo sin oponerse, le evitará problemas a los suyos. —Garantiza él, Alam lo sigue con la frente bien en alto.

Los militares se retiran llevándose al capitán Alam, él va vestido con su último uniforme, aunque Alam tiene un rango menor que el coronel, todos en el pueblo le guardan respeto, lo admiran y le han tomado cariño, las miradas de los habitantes hacia él y los murmullos de todos, dejan al coronel muy pensativo y con malhumor. De lejos, Jazmín y los tres jóvenes ven al capitán con melancolía irse, Alam va con seriedad y calma, él confía en sí y sabe que volverá.

Al llegar al cuartel general, el coronel sienta al capitán Alam en la silla de interrogatorio, Harry busca un motivo para encerrarlo como traidor.

—Capitán, ¿tiene usted claro que el ejército nacional afgano, es anti talibanes?

—Sí mi coronel.

—¿Está usted poniéndose en contra del ejército? —Interroga Harry, de pie, con las manos en la mesa y la mirada en el capitán.

—No mi coronel, más sin embargo, ¿cómo podríamos ganar esta guerra? Ya los talibanes han tomado el control de varias ciudades como Mehtar Lam, Sharana, Gardez, Asadabad y otras más, así como muchos distritos del este.

—Capitán, ¿cree usted que a nuestra ciudad le sucederá lo mismo?

—Por supuesto mi coronel. Y en este mismo momento yo Admadi Alam, entrego mi cargo a usted, no quiero seguir en el ejército, yo sé que en cualquier momento usted y los pocos militares que quedan en esta ciudad, entregarán sus armas a los talibanes o morirán si intentan defender la ciudad. Y yo por mi parte tengo otras prioridades.

En ese instante al coronel le llega una llamada al teléfono. Él coloca una cara de molestia absoluta.

----------Llamada-----------

—¡Esto no puede ser! Como que toda la unidad ha desertado, ¡esto no puede estar sucediendo!

—Mi coronel, esto se venía venir, son más de seis meses sin recibir su pago.

—¿Cuántos soldados hay disponibles para defender la ciudad? —Pregunta el coronel Harry con ira al teniente.

—Muy pocos, tan solo 20 soldados, no vamos a poder contra los talibanes, le informo que las ciudades más cercanas han sido tomadas.

—¡Maldita sea! ---El coronel le cuelga.

—Todo esto es tu culpa, —le grita el coronel al capitán.

—¡Coronel!, como podría ser mi culpa que el ejército Estadounidense nos hayan abandonado, el ejército afgano a causa de eso se fue desmoralizando poco a poco, la retirada de las fuerzas extranjeras y la falta de suministros ha afectado en gran manera a nuestro ejército.

—¡Cállate! No te quiero escuchar más, de aquí no te vas hasta que yo de la orden, —Enfurecido habla Harry acercándose al capitán.

—Eso lo veremos. —Reta Alam sin dejarse intimidar.

—¿Me estás amenazando? Cuide su lengua, porque podrías perderlo todo por tu falta de respeto.

En ese instante alguien entra al comando. El coronel se aleja de Alam y ve al intruso con sorpresa.

—¡¡General!! ¿Qué hace usted aquí?

—Coronel, suelte al Capitán Admadi. ¿Usted sabe quién es el padre del capitán? Es el mayor general del ejército afgano, él se acaba de enterar de que su hijo está detenido, y está muy molesto con usted, así que suéltelo en este instante.




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