Buscando a mi madre

Capítulo 73: Saliendo de Kabul

----------Narra Alam-----------

En Kabul todo ha empeorado, muchos afganos andan en las calles, están asustados, con hambre y mucho miedo.

Llegamos al hotel, todo aquí, está patas arribas, los huéspedes corren en diferente direcciones, subimos rápidamente las escaleras y entramos a la habitación, veo a Adel y Jamil caminando en la habitación con las maletas arregladas en una esquina.

—¡Hasta que por fin llegan! —Grita Jamil recostado en la ventana mordiéndose las uñas, seguro ya se lastimó sus dedos, puesto que cada vez que está nervioso hace eso.

—¿Dónde está Jazmín? —Pregunta Adel el más Joven, él es muy fuerte sin importarle la herida corre a nuestro encuentro.

—Ella está —Respondo con calma más Adel no deja que complete la oración.

—¿Dónde está Jazmín? ¿Qué le sucedió? —Cuestiona jalando mi camisa con fuerza.

—Tranquilo, déjame hablar. —Le pido agarrando sus manos y alejándola de mi pecho.

—No, no puedo, dime —lloriquea Adel.

—Hola, mi niño, ¡aquí estoy! —Habla Jazmín entrando después de Heydar a la habitación con una gran sonrisa, pero algo cansada.

—¡Jazmín! —Ambos corren a su dirección.

—¿Cómo sigues, mi niño? —Le pregunta Jazmín a Adel, él asiente con la cabeza la ve y la abraza— ¿Y tu mi guapetón, cómo estás? —Le dice a Jamil tocando su cabeza.

—¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? —Interroga el joven con algo de dolor en su pierna.

—Estoy bien. —Contesta Jazmín con cariño dándole un tierno abrazo.

—Debemos irnos. —Declara Heydar mientras observa por la ventana el alboroto que hay en las calles.

—Jazmín, toma una ducha rápida, nosotros estaremos esperándote afuera del hotel, aquí está la ropa. —De una de las maletas Jamil ha sacado una burka, la sudadera y el suéter y me lo entrega, yo se lo doy en las manos a Jazmín—. En el baño están las toallas —Concluyo mientras abro la puerta de la habitación—.

Los cuatro salimos de la habitación, pero Jamil se queda resguardando en la entrada a mi hermosa flor, Adel furioso por no quedarse cuidándola baja y se sienta en uno de los asientos traseros de la camioneta 4x4.

—¿Qué te pasó? ¿Estás herido? —Pregunta mi niño con preocupación.

—No es nada, es solo un roce. —Le informo con tranquilidad, Heydar limpia la herida con agua y luego coloca una venda en mi brazo.

Saco el mapa de Afganistán y empiezo a ver varias rutas de escape del país, Heydar se retira para hablar con un conocido, su cara es de angustia, rápidamente él corre hacia donde nosotros.

—Los talibanes están en las puertas de la ciudad, debemos partir antes de que entren. —Habla agitado—. Alam podemos irnos por Pakistán. —Propone mirando el mapa.

—No Heydar, en ese lugar hay muchos campos de refugiados y ellos son un blanco para sufrir atentados y sin olvidarnos del Covid, y la falta de alimentos en estas zonas. —Hablo observando el mapa con mucha cautela—. ¡Sí, lo encontré! ---Exclamo feliz.

—¿Qué encontraste? —Cuestiona él con interés.

—Nos vamos hacia la provincia de Badajshán y luego vamos hacia las cordilleras del Pamir y tomamos la ruta del corredor del Wakhan. —Señalo los lugares por donde hay que pasar.

—Excelente, ese corredor nos lleva directo hacia China. —Habla entusiasmados Heydar

—Estupendo —Grita feliz Adel.

—Explíquenme el plan —dice una voz femenina.

—Nos vamos a China. —Digo con alegría.

—¿A China? —Pregunta sorprendida por mi declaración.

—Sí, —Responde con la voz cortante Heydar.

—¿Y por dónde? —Cuestiona mirando el mapa sin entender lo que lee.

—Bella flor, nos vamos por unas montañas, el camino es algo peligroso, pero en este lugar no hay talibanes ni soldados, solo paz y algo de frío, montañas empinadas y animales salvajes.

Jazmín traga saliva y agranda sus hermosos ojos azules.

—Móntese, nos vamos ya. —Ordeno.

—Tengo hambre —Manifiesta mi flor.

—Vamos a desayunar y luego nos vamos. —Le digo a todos, es cierto que debemos tener fuerza para el largo camino que tenemos por delante.

—Tranquilo hermano, la ciudad está bien protegida, no creo que vaya a suceder nada malo en estos momentos. —Le digo a Heydar, le doy una palmada en la espalda.

—Eso espero. —Suspira mirando a todos lados, mi amigo está en alerta máxima.

Entramos al comedor y empezamos a desayunar pan con queso y un vaso de leche, Jazmín me ve con una mirada coqueta, yo estoy sentado a su lado, bajo mi mano y le toco la pierna, ella pega un grito.

—¿Qué te pasa? ¿Te picó un bicho? —La interroga Heydar con mala cara, Adel y Jamil la ven extrañados por su actitud.

—Ya es hora de irnos. —Digo salvándola de la incomodidad. Nos levantamos de las sillas, pero en ese instante se escucha una explosión, luego otra y disparos.

—Corran a la salida. —Grito, tomo la mano de Jazmín y la jalo hacia mí, la abrazo muy fuerte y beso su frente. —Tranquila mi bella flor todo va a estar bien.

—¿Alam dime que sucede?

—Son atentados, seguro lo hacen para hacer que los afganos y extranjeros ingresen a sus habitaciones. No te separes de mí, —corremos detrás de los muchachos, no obstante mi niño Adel corre con cuidado por la herida en su pierna.

Salimos del hotel, nos montamos en el auto, las personas corren en las calles y gritan muy desesperadas.

—No quieren darnos paso. —Murmura Jamil.

—Avanza lentamente. —Declara Heydar diciéndole a las personas que se aparten, pero cada uno está absorto en su mundo.

—¡Dios mío! ¿Por qué está pasando esto? —Tartamudea Jazmín con lágrimas.

—Los talibanes entraron a la ciudad, vámonos por esas montañas, seguro están en la ciudad, aquí corremos peligro. —Heydar señala un camino de piedras.

Con cuidado de no atropellar a alguien le damos la vuelta a la camioneta e ingreso por el camino que se encuentra detrás del hotel, este nos lleva a una carretera rodeada de montañas, por media hora recorremos estas calles polvorientas llenas de rocas, a lo lejos veo una autopista pavimentada, vemos en el mapa y si, esta es la vía que necesito para salir de la ciudad, así que a toda velocidad salimos de Kabul.




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