Buscando a mi madre

Capítulo 76: ¡Mi hija está viva!

Jun mi hermano gemelo está enfrente de mí, por sus ojos brotan lágrimas como si de una fuente se tratara, su mirada triste y su semblante decaído me destrozan el alma.

Con las manos en su boca se acerca lentamente, se arrodilla y me abraza, rodea mi espalda con sus manos, con fuerza me sostiene, siento la conexión de gemelos actuar de inmediato, es como si pudiera leerle sus pensamientos y poder ver en su alma sus emociones y sentimientos, en este momento Jun tiene miedo a que yo me vuelva a ir, a no volverme a ver, por eso me abraza como si no hubiera un mañana.

—Jia, ¿eres tú? Te he extrañado tanto, pensé qué. —Tartamudea Jun, mientras llora como un niño, no soporto verlo así y después de muchos años sin hacerlo, lloro, siento que expulso de mi corazón todo el dolor que por más de 20 años he guardado dentro de mí.

Hace tiempo escuché decir, que el llanto limpia el corazón, ya no puedo soportar más hacerme la fuerte, cuando la verdad es que por dentro estoy rota, no estoy bien y solo quiero llorar hasta que mi corazón y mi alma se limpie, anhelo volver a tener una segunda oportunidad para vivir cada día como si fuera el último, pero junto a mis hijas y mi hermano.

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Llevo dos semanas viviendo en la casa que era de mi padre, estoy muy feliz de compartir con Jun y su esposa Mulan, ella me ha tratado como una hermana, su afecto y cariño son sinceros y poco a poco se ha ido ganando mi corazón.

Jun no sabe nada del paradero de Jazmín, así que con mucha apatía llamé a Eduardo, él trabaja como director de la CIA, todos lo llaman Ela, él fue la persona que me sacó del manicomio hace más de 15 años, le guardo mucho resentimiento, más, sin embargo, no tengo otra salida, debo pedirle ayuda para encontrar a Jazmín.

Ela, me cobró muy caro el haberme brindado su ayuda, por su culpa tuve que estar alejada de mi hija y mi hermano, trabajar como agente encubierta para la agencia central de inteligencia por más de 10 años no fue nada fácil, y sin contar los 5 años de entrenamiento, donde toqué fondo, fui humillada y torturada, todo para convertirme en una de sus agentes, nunca olvidaré todo el sufrimiento que viví, me tocó sacrificar gran parte de mi vida únicamente para pagar mi deuda con mi salvador Eduardo.

Lo único valioso que me quedó de haber sido parte de la CIA, fue Sofía, ella fue mi salvación, mi consuelo, en ese mundo lleno de dolor, mentiras y falsedades donde me encontraba.

Hoy en la noche me entregan la llave del apartamento que compre, voy a vivir dos pisos más arriba de mi hermano y dentro de una semana voy a Roma, buscaré a mi niña Sofía, venderé mi casa y la traeré a vivir a mi país, no quiero volver a separarme nunca más de mi hija y de mi hermano.

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Después de mudarme a mi nuevo apartamento y estar sola, llamé a Eduardo, según él, las autoridades de Uzbekistán no han conseguido el cuerpo de mi hija y eso significa que ella sigue viva, así que debo esperar con paciencia y fe la llamada de Eduardo.

Estoy completamente recuperada del disparo que recibí en Irak, así que poco a poco he ido remodelando mi nuevo hogar, aunque Mulan quiso ayudarme, no se lo permití, por primera vez estoy preparando un hogar con mucho amor, le he dedicado todo mi tiempo, algo que nuca tuve, siempre Sofía fue desplazada por mi trabajo, pero ya todo va a cambiar, volveremos a estar juntas, aquí recibiré a mis hijas, voy a recuperar su confianza y su cariño.

Está empezando a anochecer, hoy quedé en cenar con mi hermano y su esposa, busco mi teléfono para ver que hora es.

Tengo dos llamadas perdidas de Eduardo, mejor le devuelvo la llamada, pues si se dignó a llamarme, es porque es importante, él es un hombre muy ocupado y nunca tiene tiempo para nadie, espero y sean buenas noticias.

—Hasta que por fin me regresas la llamada. —Me responde Eduardo con la voz dulce.

—Hola Ela, ¿cuéntame si la encontraste? —Digo secamente.

—Amor, para ti soy Eduardo. —Dice dulcemente—. Solo tú puedes llamarme por mi verdadero nombre.

—Por favor no empieces y ve al grano.

—Deja de tratarme como si no fuera nadie para ti, sabes que soy tu único amor, pero está bien, si estás tan enojada, mejor hablamos en otra ocasión. —Expresa, Eduardo.

—¡No, por favor! No cuelgues, ¿dime para qué me llamaste? ¿Descubriste el paradero de mi hija? ¿Está viva, cierto? —Lo interrogo tratando de sonar cariñosa.

—Amor, después de varias noches sin dormir, por estar rastreando a tu hija con varios de mis satélites en todo el continente asiático.

—¡Oye! ¡Dilo de una vez! —Exclamo algo irritada por su parloteo innecesario.

—¿No sabes esperar verdad? —Pregunta con arrogancia, yo chasqueo la lengua y muevo mis pies con rapidez acostada en la habitación que será de Sofía—. Encontré a tu hija, por correo te envié varias imágenes de ella, Jazmín está en China. —Agrega Eduardo con lentitud, estoy en shock, mi hija está viva, aunque mi sexto sentido siempre me lo decía, yo lo dudaba.

—¿Está aquí en China? ¿Estás seguro? —Cuestiono con duda.

—Revisa las imágenes que te envié, confírmame si es ella, de todos modos te acabo de enviar las coordenadas de su ubicación.

—Eduardo, mil gracias.

—¿Gracias? ¡Esta me la pagas!

—Eres un desgraciado, no te olvides que ya cumplí mi tiempo en tu maldita agencia y no pienso volver.

—Cálmate Jia, yo sé que tú no quieres volver, solo quiero tomarme una copa contigo, y no digas que no, tú sabes que estar en deuda conmigo, es peligroso.

—Está bien, yo te llamo, adiós. —Me despido de Eduardo, reviso mi correo, mi corazón salta de alegría, debo compartir esta noticia,

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—Jun, debo ir, es mi hija. —Acaloradamente, discuto con mi hermano, el cual desconfía de Eduardo.

—¿Y si es mentira? Y ¿si es una trampa? ¿Cómo puede creerle a ese hombre? —Insiste Jun.




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