Buscando a mi madre

Capítulo 81: Heydar enamorado

Hace tres días me dieron de alta, las recomendaciones del médico es que debo subir de peso, tomar vitaminas y empezar el control de mi embarazo.

Mi tío no ha dejado de insistir en que debo irme con él para Shanghái; más no puedo, ni quiero hacerlo, debo ayudar a mis tres mosqueteros a conseguir el carnet de refugiados, para que puedan trabajar y vivir sin miedo en este país.

—¿Entonces no vas a venir conmigo?

—Tío, vete tranquilo, yo tengo que ayudarlos, ellos son mi familia ahora, no puedo dejarlos e irme.

—Está bien, te entiendo, esto es para ti. —Mi tío me entrega un teléfono y una tarjeta de banco.

—No debiste molestarte.

—Tranquila, mañana cuando venga Isabella, ella te va a traer tu pasaporte y todo lo que necesites para estar aquí, yo debo irme porque las obligaciones me llaman, dentro de una semana vuelvo, debo presentarte a alguien.

—Gracias, por favor no se te olvide averiguar lo de los muchachos. —Digo ignorando lo último, no sé por qué, pero siento que todos aquí me están ocultando algo y eso de presentarme a alguien me incomoda.

—La semana que viene te traigo toda la información que necesitas para que ellos se legalicen.

—Está bien, gracias. La bebé, ¿ya se recuperó?

—Mei extrañaba a Mulan, después que ella llegó, la fiebre se le quitó. —Me informa mi tío. Hace tres días, Mulan recibió una llamada de parte de la niñera, la pequeña Mei tenía mucha fiebre, así que Mulan inmediatamente se fue a Shanghái para estar con la pequeña.

—Ahora, si debo irme, cualquier cosa me llamas, he guardado mi número y el de Mulan en el teléfono.

***********

-----Horas más tarde-----

—Permiso, se puede, Jazmín, disculpa la hora, afuera de la casa hay una mujer bien loca, ella pide hablar contigo, le dije que ya era muy tarde para verte. —Jamir toca la puerta, él entra sin esperar a que le responda.

—Buenas noches, Jamir, tranquilo, yo todavía no estaba dormida, estoy leyendo este libro. —Le muestro el libro y me levanto de la cama, dejando el objeto en mi mano en la mesita de noche—. ¿Ella te dijo su nombre?

—Sí, Isabella. Doña Lina, Adel y Heydar duermen y esa mujer con sus gritos los va a terminar despertando, ¿qué hacemos? —Habla molesto.

—¡Isabella! Ella es mi amiga. —Salgo corriendo a la entrada de la casa.

—Jazmín, no corras en las escaleras. —Grita Jamir, pero ya es tarde, pues las bajé de dos en dos, con felicidad abro la puerta de la entrada.

—¡Isabella!, ¡amiga mía! —Grito emocionada, Isa tira las maletas que trae en las escaleras de la entrada y me abraza con fuerza, casi me tumba al suelo.

—¡Jazmín!, amiga, me alegro de que estés con vida. Tú debes ser muy mala, porque solo las hierbas malas son las que no mueren, —dice ella muerta de la risa, ella levanta las maletas y pasa a la casa.

—Oye, tú me debes mucho dinero, llevo más de cuatro meses encargada de la empresa, y sin ti no fue nada fácil, si no fuera por Ángel ya hubiera tirado la toalla, antes de que preguntes, él te mandó saludos, estuvo hospitalizado, todo porque a ti se te ocurrió la idea de irte de paseo. —Parlotea ella, toma las maletas, las lanza al suelo y se sienta en el mueble, yo me quedo de pie.

—¿Qué le pasó a Ángel?

—Ya está muy viejo, en cualquier momento pasa al otro mundo.

—¡Isabella!, no digas eso de él.

—Yo sé que él es muy importante para ti y para mí también lo es, él es como el padre que siempre quise tener, puesto que mis padres son unos desconocidos, ellos nunca han estado para mí, pero Ángel sí, a pesar de eso debo ser sincera, él ya está muy viejo y sabemos que le espera —Manifiesta secamente mientras se quita los tacones.

—No me mires así, él está bien, no te preocupes, solo fue un pre infarto. —Dice ella en voz alta. Suspiro con nostalgia, deseo volver a verlo, y darle vacaciones para que disfrute su vejez en paz y felicidad.

—¡Jazmín! ¿Estás bien?, —grita Heydar desde arriba de las escaleras.

—¿Y ese papacito quién es? —Dice mi amiga levantándose del mueble, Heydar baja rápidamente las escaleras y se coloca enfrente de mí, me imagino que Jamir lo despertó.

—Tranquilo bestia, no le voy a hacer ningún daño, estoy aquí para…

—¿Cómo me llamaste? —La interrumpe él con rabia.

—Discúlpate, me acabas de subir la voz. Mejor me disculpo yo primero, ya que me equivoqué, tú no eres una bestia, eres un troglodita, pero no estás nada mal—. Isabella se acerca a él y le acaricia los hombros, Heydar se tensa y yo me rio.

—Jazmín, está loca, ¿quién es?

—Loca tu abuela y toda tu generación suéltame animal, —Heydar sujeta las pequeñas manos de la rubia y ella trata de soltarse de él.

—Heydar, por favor suéltala

—No me digas, ¿tú ya te comiste a este caramelo? —Dice Isa alejándose de mi amigo y sobando sus muñecas.

—No, Isabella, deja de imaginarte cosas. No te preocupes Heydar, ella es mi mejor amiga, ve y descansa. —Heydar la ve con cara de pocos amigos, seguidamente sube las escaleras dejándome a solas con Isa.

—No le hagas caso, él es muy sobre protector conmigo. Te extrañé tanto, dime ¿qué quieres tomar?

—Me gustaría un vaso de champagne, pero no creó que en este lugar haya, así que me conformo con una cerveza. —Habla ella, haciendo mala cara por todo lo que ve

—Tú no cambias, es muy tarde para que bebas alcohol, así que…

—Tú tampoco cambias, ve y busca dos cervezas, y rápido, quiero que me cuentes dónde estabas y con quién.

Voy a la cocina y traigo una cerveza y un vaso de leche y me siento al lado de mi amiga.

—¡Leche!, tu siempre tan aguafiestas.

—Yo no puedo beber.

—No lo puedo creer, ¿estás?… —Dice ella, pero la interrumpo, pues subió mucho la voz, no quiero que la señora Lina se levante, ella llegó muy cansada de trabajar una jornada muy pesada en el hospital.




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