Buscando a mi madre

Capítulo 84: Alam de vuelta.

-------Narra Alam------

Salir de Afganistán sin atrapar al comandante Harry no era una opción para mí, ya que le había prometido a mi padre matar a la persona que asesinó a mi hermano mayor salvajemente, debía buscarlo y acabar con él antes que él le hiciera daño a algunos de mis hermanos o a Jazmín, puesto que él tiene un rencor contra mí y contra todos los que me rodean es que debía desaparecerlo, pero no tuve éxito.

Por siete años viví en Afganistán, y en todo ese tiempo jamás vi a tantos afganos tratando de huir de su país a causa de los talibanes, y aunque no logré encontrar a Harry, pude ayudar a evacuar a muchas mujeres y niñas de Afganistán y me siento orgulloso por eso.

Gracias a que trabajé codo a codo junto a varios veteranos para rescatar y salvarle la vida a estas personas que se encontraban en alto riesgo de muerte, es que salí en un avión hacia Alemania y desde ahí a China.

Deseaba llegar con buenas noticias y decirles a mi familia que ya pueden vivir libres sin miedo a nada, pero no es así, Harry también logró huir de Afganistán en uno de los tantos aviones que salieron hacia diferentes países.

Al ser él un comandante y haber apoyado a los estadounidenses por tantos años, él también tiene muchos privilegios, así que el gobierno de Estados Unidos lo ayudó a salir, por supuesto que ellos no creerían en que un hombre como él, que está convaleciente y todavía no a se ha recuperado por completo de la quemadura en su cara, sea un sanguinario asesino.

Estoy completamente seguro que él no va a dejar la fiesta en paz, él ya debe estar en este país y debe estar tramando cómo seguir jodiéndome la vida y como dañar a mi familia.

Ya estoy en Pekín, enfrente de mi hogar, la emoción invade mi cuerpo, volver a ver a mi madre después de siete años hace que mi corazón salte de alegría.

Cuando mi hermano murió, mi padre por medio de una llamada me dijo que él estaba muy mal de salud y que si no viajaba a Afganistán él moriría, yo al ser enfermero y al no conocerlo en persona decidí irme, yo dejé atrás a mi madre, mi trabajo y mis sueños abandonados para ayudar a mi padre Sunam, al llegar a Afganistán resultó que no estaba enfermo y lo que él deseaba era alistarme al ejército y sembrar en mí un odio contra el agresor de mi hermano.

Estoy feliz de que gracias a eso fue que conocí a mis tres amigos y a Jazmín, también logré ayudar a muchas personas a salir de ese lugar tan peligroso, así que no me arrepiento de haber ido a Afganistán.

Extraño a esa preciosa mujer, la única que me ha robado mis pensamientos y corazón Jazmín, quiero verla abrazarla y no separarme nunca más de ella, en cuanto a mis hermanos deseo ayudarlos a salir adelante aquí en mi país, a mi madre prometo cuidarla y encargarme de que no le falte nada.

Toco a la puerta, las manos las tengo llenas de sudor y algo temblorosas, espero un momento a que alguien abra, hay un silencio en mi hogar que me hace sentir un poco más angustiado.

Escucho pasos acercándose a la puerta, así que con fuerzas agarro mi maleta, aunque sé que mi madre me ama mucho, verle la cara después de tanto tiempo y al haberla abandonado me pone muy ansioso y triste.

—Hola. —Una mujer rubia sale a mi encuentro, ella habla inglés.

—¿Quién eres tú? —Le pregunto con seriedad al verla tan relajada.

—¡Doña Lina!, creo que tu hijo acaba de llegar. —Grita ella con entusiasmo como si se alegrara al verme.

—¿Qué dices? Deja de decir mentiras Isabella. —Escucho la voz de mi madre, yo sigo en la puerta, ya que la rubia no me ha dejado entrar a mi propio hogar.

—¡Alam! Hasta que por fin llegas. —Detrás de mí, grita Jamir, él sale corriendo y me abraza con fuerza.

—Oye, eres otra persona, el viejo Jamir no abrazaba a nadie y mucho menos lloraba.

—Hermano me alegra volver a verte, —Dice él abrazándome, algo tan extraño, ya que en nuestra cultura no mostramos ese tipo de afectos, siento a Jamir algo preocupado.

—¡Hijo!, ¿eres tú? Veo hacia la puerta y allí está mi madre, más delgada, sus canas más relucientes y algo de ojeras lo cual al ser enfermera nunca pueden faltar.

Mi madre se inclina al suelo llorando con sus manos en el rostro, lentamente camino hacia donde ella, la levanto del piso y la abrazo.

—Te extrañé madre, te extrañé mucho. —Beso su frente, ella levanta su rostro lleno de lágrimas hacia donde mí.

—¡Mírate!, ya eres todo un hombre, ¿y estos brazos?, estás muy diferente a cuando te fuiste. —Ella acaricia mi rostro yo limpio sus lágrimas y me sonríe cariñosamente, luego toca mi cuerpo, estoy seguro de que está comprobando que no tenga ninguna herida.

—Madre el entrenamiento militar sirvió para mucho. —Le digo abrazándola nuevamente.

—Ven, pasa hijo, debes tener mucha hambre. —Entro a mi hogar, la rubia y Jamir vienen detrás murmurando algo en mandarín que no logro escuchar.

*******

—Ustedes deben irse a quedar en un hotel, —Al escuchar por parte de mi madre que Jazmín está secuestrada no puedo disimular mi molestia y la ira, necesito encontrarla y estas dos mujeres no ayudan con su terquedad.

—Yo le he dicho a doña Lina que por su bien y el de esta chica, deben irse. —Habla Jamir sentado en la mesa del comedor.

—Hijo, está es mi casa, no quiero irme. —Continúa insistiendo mi madre.

—Lina, debes hacerlo y dejar tu terquedad por lo menos por unos días hasta que atrapemos a ese mal nacido y salvemos a Jazmín. —Con molestia y derramando una que otra lágrima le hablo a ella.

—Está bien hijo, voy a empacar mis maletas, me ayudas Isabella. —Con tristeza mi madre se retira de la cocina, sé que está mal el modo en que le hablé, pero debo protegerla a ella y salvar a Jazmín, y esto ya no puede esperar más.

—Jamir, vamos a llevarlas a un hotel y enseguida nos vamos para donde están Heydar y Adel.




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