Raphael
Mi plan era sencillo, solo debía convencer a la mujer con la que Zoé quiere que tenga una relación de que fue una equivocación y que busque otro candidato y luego, decirle que ella me rechazó. Porque, a pesar de mis intentos, no logré hacerla cambiar de parecer, todo lo contrario, me amenazó de nuevo con renunciar. No puedo permitir que deje de trabajar conmigo, para eso prefiero fingir un año completo de relación y no solo un mes. Zoé lo sabe, y estoy seguro de que por eso me acorraló.
Sin embargo, aparentemente hoy mi suerte no está en condiciones óptimas, ya que tras juntarme con la mujer, —que es escandalosamente hermosa—, y ella decirme mentiroso, le he señalado a la insufrible de Melissa que Hannah es mi novia. Grave error, debí salir corriendo antes de que ella llegase a la mesa.
Melissa me mira con el rostro rojo, no se si es por celos, ira o vergüenza, o todos al mismo tiempo. Abre y cierra los labios como un pez fuera del agua; no sabe que decir y la comprendo, tambien sería mi caso, ni siquiera yo puedo creer que esas palabras salieron de mi boca. Desde que terminé mi relación con Melissa no he vuelto a tener pareja, y a pesar que desde muy joven he querido tener una familia, no he encontrado a la mujer correcta para ello, hubo un tiempo en el que pensé que Melissa lo sería, gracias a Dios abrí los ojos antes de casarnos, me arrepiento hasta de haberle pedido matrimonio. Ella se regodea de la falta de pareja que he tenido, cree que todavía la amo y que puede volver a recuperar lo que perdió conmigo.
Nos mira a ambos, tratando de descubrir si es una mentira o no, pero se que mi expresión no me delata; no se si es el caso con Hannah, estoy evitando mirarla. Desde hace ya muchos años que sé controlar mis expresiones faciales, y hasta cierto punto mis emociones, es algo que como mínimo debo manejar como actor. Pero, cuando ella llegó y me saludó con ese acento desconocido me puse nervioso, cosa que nunca ha pasado, ninguna mujer antes me ha hecho sentir así con solo saludarme por primera vez. No estoy seguro si fue por lo imponente que es su presencia, su belleza que innegablemente me deslumbró, o por el acento en sus palabras.
No puedo negar que me enojé cuando no creyó en mis palabras y me dijo mentiroso en la cara, aunque a decir verdad, la falta de reparo y con la seguridad que lo hizo, casi me hacen decirle que es una broma y que si quiero ser su pareja falsa.
—¿Son novios? —pregunta Melissa tras retomar la compostura.
—Eso es exactamente lo que te dije —respondo, haciendo notar el sarcasmo en mis palabras.
—¿Después de todos estos años tienes pareja?
—¿Acaso no me crees? —Arqueo una ceja, no me importa si piensa que es una mentira o no, lo único que quiero es librarme por un tiempo de ella. Ojalá me deje tranquilo tras esto, aunque es poco probable, ella no es de las que se rinden cuando quiere algo, aunque sea consciente de que es un caso perdido.
—No. —Mira sus uñas, siempre hace ese gesto para parecer segura de lo que dice—. Sé que es mentira, tienes bastante tiempo sin pareja, y justamente ahora que estoy de regreso en tu vida aparece una.
—Quizá sea porque no mantengo mi vida privada ante el ojo publico, Melissa, por lo visto lo haz olvidado. Además, tu no estás de regreso en mi vida, solo hemos convivido dentro del set porque estábamos trabajando juntos en una película, nada más.
—Eres un mentiroso, Raphael, si es cierto que son novios me lo abrías sacado en cara desde el día en que empezamos a grabar juntos de nuevo. —Sus ojos se posan en los míos, mientras con un movimiento simple, acomoda su cartera en el hombro—. No voy a rendirme, Raphael, volverás a ser mío.
Que siga soñando, por algo la saqué de mi vida y ni fue para dejarla entrar nuevamente. Lo mejor es salir de aquí, no quiero tenerla cerca.
—Si me disculpas —digo, tras ponerme de pie—. Mi novia y yo nos retiramos.
Rodeo la mesa y le tiendo la mano a Hannah, ella me mira como si pensase en tomarla o no, por lo menos lo hace. Sus dedos rozan mi palma, su mano es pequeñísima, mucho más que la mia.
—Fue lindo volver a verte, Melissa. —A pesar de que la voz de Hannah es suave, es casi imposible no notar el veneno que destila su voz.
«Joder, que bien lo hace».
Se pone de pie a mi lado y sin perder tiempo empiezo a caminar en dirección a la salida, no la suelto, puedo sentir los ojos de Melissa en otras espaldas.
—Me debes una —dice cuando estamos fuera del local.
—¿Es necesario que te pague fingiendo una relación?
—A menos que quiera que entre y le diga la que supongo que es tu ex, que en realidad no somos nada, sí. —Me suelta y tras hacerme una seña para que la siga, empieza a caminar.
Me froto la nuca, no fue inteligente de mi parte usarla contra mi ex, esta mujer no va a dejar pasar la oportunidad.
—¿Que debo hacer? —pregunto, posicionándome a su su lado. No tengo otra opción, puedo superar que le diga a Melissa que es una mentira, pero no que Zoé me deje.
Ella es la única que vio talento en mi desde un inicio, apostó a ciegas por mi, estoy donde estoy por ella. Con el tiempo, dejó de ser más que mi manager, la considero mi única familia.
—En treinta de este mes vas a volar conmigo hasta Groenlandia. —Llegamos hasta un auto rosa.
«¿Quién en su sano juicio tiene un auto rosa?» Por lo menos es rosa pastel y no rosa chillón.
—¿Sólo eso?
—Obviamente no, antes de eso te vas a memorizar la historia de como nos conocimos y los detalles necesarios que debes saber sobre mí y mi familia.
—Eso es fácil.
—Te advierto, tu actuación debe ser perfecta, mi familia no puede sospechar nada y sobre todo debes hacer cualquier cosa que sea necesario para que ellos nos crean. —Abre su bolso, que tambien es rosa, y saca una llaves.
—Entendido.
—Mi asistente te enviará todo lo que necesitas, junto a mi número de teléfono por si es necesario que yo te responda alguna duda. No llegues tarde el dia del vuelo.