A la mañana siguiente, me desperté entre exquisitas sábanas de seda, mi cuerpo se sentía plenamente satisfecho, oí el sonido de la ducha y me levanté utilizando un batín que había en un canapé a los pies de la cama, cortesía del hotel.
Salí a una maravillosa terraza llena flores desde la que se divisaba todo París. James debía haber ordenado que dispusieran un desayuno listo para tomar allí mismo, miré la cantidad de dulces fruta y comida, no faltaba nada que pudiera desear, tomé una uva y me volví para dirigirme al baño, oía el agua correr, dejé que el batín se deslizara de mis hombros y me introduje en la espaciosa ducha donde había suficiente sitio para los dos y para todas las posturas que nos brindara la imaginación, sabía que tendría que despertarme muy pronto de este sueño, quería llevarme todos los recuerdos posibles.
Cuando acabamos de desayunar, pensé que James accedería por fin a darme la entrevista y todo acabaría entre nosotros, pero no fue así. James recordaba todas mis palabras de la noche anterior, y de repente, me propuso ir a las Maldivas para cumplir el deseo que yo le había expresado de visitar esas islas alguna vez, cuando traté de objetar a su propuesta que me parecía una extravagancia que no me esperaba en absoluto, me dijo que podríamos irnos a pasar una semana, que me tomara unas vacaciones, no quería separarse de mí, me pidió que siguiéramos conociéndonos.
La cabeza me daba vueltas, jamás había tomado una decisión así, sin sopesar las consecuencias. James me deslumbraba con su entusiasmo y despreocupación por los convencionalismos, apenas me dejó reflexionar, me instó a vestirme rápidamente y me dijo que iríamos a comprar algunas cosas que necesitaríamos.
La mañana pasó en un torbellino que me impedía pensar, solo podía reír incrédula ante lo que me estaba pasando.
James me llevó a las más exclusivas boutiques y me sentí como Julia Roberts en Pretty Woman, pero cuando ya la trataban bien.
Me proporcionó un guardarropa entero, desde los más delicados y sugerentes conjuntos de ropa interior, hasta toallas de marcas exclusivísimas para la playa, bikinis, bolsos, pamelas, gafas de sol, vestidos de coctel, vestidos de noche, hasta perder la cuenta, yo no sabía cómo parar aquel derroche.
Después de otra deliciosa comida, me dejó en un centro de belleza donde pasé la tarde entre tratamientos de belleza, peluquería y sesiones de relajación, mientras él se ocupaba de unos negocios que requerían su atención en la ciudad.
Casi al caer la noche el chófer vino a recogerme para llevarme al aeropuerto, James me esperaba ya allí.
En el corto trayecto al aeropuerto fue cuando me percaté de lo que me estaba pasando, mi parte racional tomó de nuevo el control y me di cuenta de que en algún momento me despertaría de este increíble sueño y tendría que volver a mi vida real, por lo tanto, debía asegurarme de poder conservarla.
Casi estábamos llegando cuando se me ocurrió la solución obvia, llamé rápidamente a mi hermana Ali, necesitaba que se hiciera pasar por mí solo una semana, es cierto que últimamente estábamos un poco distanciadas, básicamente porque se había convertido en una ermitaña que solo salía del cuchitril que llamaba apartamento para sacar a su perro.
También era periodista como yo, pero ella se dedicaba a publicar en redes sociales una tira cómica que relataba las aventuras de un gato, y a escribir un blog, tenía muchísimo éxito con millones de seguidores así que con los ingresos por publicidad sobrevivía y no necesitaba salir de casa.
Me convencí de que en realidad le estaba haciendo yo el favor, que sería bueno para ella relacionarse con otras personas, rápidamente la puse en antecedentes sin ser demasiado concreta, el único consejo que le di, fue que no hablara con Andrés pues él sí podría darse cuenta del intercambio, pero como estábamos enfadados y prácticamente no nos hablábamos, estaba bastante segura de que podríamos mantener la farsa una semana, pues sin duda él no iba a aceptar que me fuera con otro hombre a unas vacaciones de ensueño, ni siquiera por la entrevista que iba a conseguir, y yo no pensaba renunciar por nadie a esta oportunidad.
Mi hermana trato de oponerse al plan, pero yo no le di la oportunidad de negarse.
Llegamos y James ya me esperaba, no hubo tiempo de darle más instrucciones, quizás debería haberle dicho que se confiara a Mario, mi compañero de trabajo y mejor amigo, pero supuse que lo descubriría por ella misma.
Puedo parecer un poco egoísta metiendo a mi hermana en semejante lío, pero sé que a la larga le hará bien, muchas veces se malinterpretan mis intenciones, como la vez que besé a su novio a los quince años haciéndome pasar por ella.
En aquella ocasión, Ali pensó que yo solo me divertía y que era una insensible que no había respetado su relación, por supuesto rompieron. Yo me alegré, porque esa había sido mi intención. El tipo no se la merecía. Le había visto tontear con otras chicas y besarse con una de ellas cuando mi hermana no estaba presente, sabía que, si se lo contaba a Ali, no me creería, que me acusaría de tenerle envidia, así que hice lo único que se me ocurrió. Me hice pasar por ella y dejé que nos descubriera juntos mientras nos besábamos, para que fuera ella misma la que rompiera con él.
Se enfadó muchísimo conmigo, pero somos hermanas, así que, a pesar de que nunca le expliqué los motivos que tuve para hacerlo, al cabo de un tiempo me perdonó, aunque es cierto que nuestra relación ya no volvió a ser la misma.