Me desperté con el ruido que James hacía al entrar, iba tropezando con algunos muebles de la suite, claramente había bebido. La habitación estaba iluminada por la luz del sol, calculé que serían las diez de la mañana.
Me levanté para ayudarlo a llegar al sofá de la sala que estaba frente a la terraza.
—¿Dónde has pasado la noche? ¿Llegas ahora todavía?, ¿qué te ha pasado?, ¿has ido a la reunión de ventas? —Sabía que a primera hora James iba a pujar para la compra del ático superior, esperaba que todo hubiera salido bien.
Él se soltó de mí y se dejó caer pesadamente en el sofá.
—¿Por qué le has contado a Mark que estaba interesado en el ático? —me acusó James— Por culpa de tu deslealtad he tenido que subir mi oferta en la puja y me has costado miles de dólares. Creía que eras diferente, creía que podía confiar en ti.
—Yo no le he contado nada —respondí sorprendida.
—¿Entonces cómo sabía Flagman que yo quería ese ático en concreto? eres la única a la que se lo había dicho— contraatacó James
—Si estuvieras sobrio, te darías cuenta de que cualquiera podría adivinar que tratarías de comprar el apartamento más grande y el más alto, que solo querrías el mejor. Mark no es tonto, y si ha pujado contra ti es porque tal vez también lo quería para él. Me duele que hayas dudado de mi lealtad de esa manera, tus conclusiones son totalmente erróneas. Además, no sé por qué era tan importante ese ático había cientos de pisos en el edificio, podrías haber comprado cualquier otro.
—Creí que te lo había dejado bien claro, ese ático es único, de los demás pisos hay varios iguales en todas las plantas, pero el que todo el mundo deseará alquilar o comprar, es el que nadie más pueda tener, tú no entiendes mi mundo, te has inmiscuido en mis negocios yo confié en ti y me has fallado.
James se sirvió otra copa de la mesita que había al lado del sofá.
—Por favor no bebas más —le pedí, pues pude ver que estaba de mal humor y que sería difícil razonar con él en ese estado.
—¿Por qué? ¿Para poder seguir mintiéndome? ¿para embrujarme de nuevo?
—Mira ni quiero engañarte, ni tengo ningún plan oculto, si estoy aquí contigo es porque me has invitado, porque creía que algo estaba empezando a surgir entre nosotros, yo no le he dicho nada a Mark, hablamos de otras cosas.
—¿Qué otras cosas? ¿te gusta más que yo? ¿estás planeando cambiarme por él? —se levantó mientras hablaba y me tomó del brazo demasiado bruscamente.
—¡Suéltame! Has bebido mucho, no sabes lo que dices, Mark no me interesa, no en ese sentido. Ha sido amable conmigo y hemos mantenido una conversación sin transcendencia nada más, no hablamos de tus negocios ni le he contado nada de ti, jamás intentaría perjudicarte.
Me solté y me alejé un poco de él, estaba desconcertada por la actitud de James, no estaba siendo él mismo, nunca le había visto beber en exceso, no sabía a donde iba a llevarnos esa discusión.
Que no hubiera vuelto en toda la noche me parecía una actitud desproporcionada, y que llegara en esas condiciones, que impedían que tuviéramos una conversación normal en la que pudiéramos aclarar las cosas con cordura, me irritaba, estaba haciéndome acusaciones injustas sin ningún fundamento.
—Pues para no querer perjudicarme se te da bastante bien —continuó James—, te había pedido que te mantuvieras calladita a mi lado en la recepción, apoyándome. Tu papel era bien sencillo. ¡Pero no!, tuviste que meterte en una conversación de política con Benuf y dejarme en mal lugar delante de todo el mundo, llevándole la contraria, ¿qué excusa tienes para tu deplorable comportamiento?
—Mira si no hubieras bebido tanto, te darías cuenta de que lo que dices es una sarta de tonterías. Lo que ocurrió no fue tan grave, solo participé una conversación en la que se plantearon diversos puntos de vista, nada más. No he faltado el respeto a nadie, ni he revelado ningún secreto de estado.
—Te lo había advertido claramente —continuó con su diatriba—, debíamos seguirles el juego. Si no estabas de acuerdo con sus opiniones, al menos podías haberte callado, pero querías lucirte ¿no?, ahora Benuf se lo pensará dos veces, antes de hacer negocios conmigo.
—¿Por qué? ¿Porque tienes a tu lado una mujer que es capaz de pensar por sí misma? Si lo que quieres es una muñequita sonriente que puedas manipular, a quien exhibir como un jarrón en una vitrina, claramente yo no soy la mujer que necesitas a tu lado, no sé cómo pude equivocarme tanto contigo.
Dolorosamente me di cuenta de que James sería capaz de sacrificarme por conseguir un negocio, solo era un peón en su partida. No estaba dispuesta a consentirlo.
Estaba indignada, no podía disculparlo, ni siquiera por su estado de embriaguez, su enojo me parecía fuera de lugar, yo nunca había dejado que nadie me dictara lo que tenía que hacer ni decir, y eso era exactamente lo que él pretendía.
Comencé a guardar algunas cosas básicas en la maleta más pequeña, y me vestí con rapidez, quería irme de allí en ese mismo instante, estaba dolida y enfadada.
—Me decepcionas James —continué indignada—. Yo creo que Benuf es un hombre lo suficientemente inteligente para saber que no le he faltado al respeto en ningún momento, y no creo que le moleste que una mujer exprese sus opiniones, y si deja de hacer negocios contigo porque cree que no eres capaz de dominarme, entonces es tan capullo como lo estás siendo tú ahora. Soy una mujer del siglo veintiuno, no una mascota bien adiestrada. O te gusto como soy, sin coartar mi personalidad o será mejor que separemos nuestros caminos ahora mismo.