Cali (2ª parte de Gemelas)

CAPITULO 11

Ahora solo me quedaba resolver si quería volver de nuevo a mi anodina vida o no.

Tenía por delante largas horas de vuelo para decidirlo, apagué mi teléfono y no volví a encenderlo durante todo el trayecto, quería analizar todo lo que me había ocurrido en la última semana

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Recordé que al inicio de mi aventura solo quería usar a James para mi reportaje, no estaba buscando una relación duradera, sin embargo, en el proceso mi corazón había quedado comprometido, James había hecho mella en mí, a pesar de lo que había ocurrido en Dubái yo añoraba nuestros días perfectos en Maldivas.

Parecía como si hubiera dos personas en él. Nada en su comportamiento anterior me había preparado para esa actitud machista y retrógrada que había mostrado la noche anterior.

Al principio solo había surgido una potente atracción sexual entre nosotros que había prendido rápidamente, como la yesca en un bosque seco, devorándonos, pero ahora, yo sentía que había algo más, como si James hubiera sido la persona que siempre había estado esperando, sentía que me complementaba, por eso era tan doloroso dejarlo, pero no podía permitirle que me considerara inferior solo por ser mujer, lo que había entre nosotros era intenso, pero no compensaba que en público pretendiera que yo actuara como si solo fuera un accesorio para él.

Comparé lo diferente que había sido mi relación con Andrés, quien desde el principio había considerado y tenido en cuenta mis ideas para la revista, siempre había valorado mis opiniones y mi inteligencia, Andrés nunca había sentido que yo amenazaba su posición o su hombría cuando tenía alguna idea mejor o le demostraba que estaba equivocado. Al contrario, siempre parecía que su amor por mí crecía cuando colaborábamos mano a mano y le ayudaba a poner en marcha su revista.

Hubiera podido tener el hombre perfecto con la mitad de cada uno, por un lado, la personalidad de Andrés, seguro de sí mismo, fuerte, confiable y un compañero que no se sentía intimidado ni opacado por mí, y por otro, la pasión arrolladora y la loca manera de vivir la vida, como una gran aventura irrepetible, que me deslumbraba en James.

Las muchas horas de vuelo, me permitieron darme cuenta de que, aunque Andrés era en teoría el hombre perfecto, yo ya no sentía nada por él, James me había revelado un mundo de sensaciones inexplorado hasta ese momento, y ya no quería, ni podía, volver a una relación rutinaria.

Tendría que confesárselo todo a Andrés y hacerle comprender que nuestra relación ya estaba muerta incluso antes de mi partida.

Al llegar al aeropuerto Ali me estaba esperando, inmediatamente me di cuenta de que, aunque hubiera querido seguir con el plan de intercambiarnos y que la semana pasada con James quedara olvidada como si acabara de despertar de un sueño, eso no hubiera sido posible.

Mi piel se había tostado esos días, tenía un lógico y bonito bronceado.

Sin embargo, al contemplar a mi hermana, comprobé que parecía una descolorida copia de mi misma, llevaba mi ropa y el pelo arreglado, le sentaba bien, estaba mucho más bonita que con los pijamas y chándals que utilizaba habitualmente, pero tenía una palidez inusual en su cara, su ceño estaba fruncido por la preocupación, y no se relajó ni siquiera cuando nos abrazamos al reencontrarnos, me di cuenta de que algo más le ocurría, me propuse averiguarlo.

Al abrazarla noté la humedad de sus lágrimas, estaba descargando toda la tensión acumulada. Me sentí muy culpable por haberla obligado a salir del caparazón protector que se había construido.

—Ali, ¿cómo estás?, te veo preocupada, espero que esta semana no haya sido demasiado dura para ti, siento no haber tenido mejor cobertura para comunicarme contigo.

—Estoy bien, ¿cómo estás tú? ¿qué ha pasado con James?, tenemos que hablar, ya ves que no podemos intercambiarnos de nuevo. Metamos las maletas en el coche y vayamos a aparcar y tomar un café para hablar tranquilamente.

Finalmente, instaladas en una confortable cafetería, nos pusimos al día, Ali me contó que Andrés había estado todo el tiempo tratando de reconquistarla creyendo erróneamente que ella era yo, me di cuenta de que habían pasado muchas más cosas de las que Ali me confesaba, la conocía demasiado bien, comprendí que en el curso de esa semana se había enamorado de Andrés y no podía culparla, yo misma me lo había buscado.

La tranquilicé inmediatamente, no quería ser un impedimento, yo ya no estaba interesada en Andrés.

A pesar de que desde que había aterrizado, mi teléfono no dejaba de sonar frenéticamente, indicando mensajes y llamadas perdidas de James, yo los ignoraba, ni siquiera los miraba.

En ese momento solo me preocupaba Ali.

—¿Cómo se lo vamos a decir a Andrés? —preguntó Ali, adoptando inmediatamente el papel de seguidora que siempre había tenido.

Yo reflexioné durante unos minutos.

—Como yo lo veo, tenemos varias opciones, voy yo sola y le explico todo lo que ha pasado, vamos las dos, o vas tú de nuevo…

—Cali, no puedo volver, no puedo seguir con la farsa.




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