Las primeras semanas en Nueva York fueron un vaivén frenético de actividad.
Alquilamos un precioso ático en Central Park. Nos gustaba desayunar en la terraza contemplando las copas de los árboles mientras amanecía un nuevo día lleno de posibilidades.
Yo trabajaba intensamente, establecía contactos, tenía múltiples reuniones, entrevistas, contrataba diseñadores, maquetadores y publicistas para la revista, diseñaba y supervisaba todo el proyecto. James me acompañaba a las negociaciones, ya que él era un experto en obtener las mejores condiciones. No teníamos tiempo para nada, pero me embargaba una emoción que me llenaba de adrenalina y energía, me sentía capaz de comerme el mundo. Estaba llevando a cabo uno de mis sueños, apenas podía creerlo, a lo largo de las semanas el proyecto iba tomando forma.
Mis ahorros estaban disminuyendo al mismo ritmo acelerado, no quería que James me financiara, él ya estaba pagando el costosísimo apartamento en el que vivíamos, así que definitivamente tendría que pedir un préstamo, tenía que empezar a pagar ya los sueldos al equipo que había contratado, aunque aún tardaríamos en salir a la luz.
James me convenció de que era absurdo que solicitara un préstamo teniendo él tanto dinero.
—Sólo es dinero, cariño, para mi será una inversión más, y quizás algún día no muy lejano obtengamos rendimientos —dijo sonriendo—. Es nuestro proyecto, ¿no es eso lo que dijiste? Tú has invertido tus ahorros y yo también debo poner mi parte. ¿Por qué ibas a pagarle intereses al banco pudiendo yo apoyarte económicamente? Todo lo mío es tuyo, cariño.
Sabía que tenía razón y le agradecía lo que estaba haciendo por mí. Pero hubiera preferido que solo se involucrara personalmente, si invertía su dinero, la presión de tener éxito para poder devolvérselo sería mucho mayor para mí.
Ali me llamó a los pocos días de llegar a Nueva York, quería saber cómo me iba con James y contarme que se había reconciliado con Andrés, ahora estaban viviendo juntos. Finalmente, él se había dado cuenta de que ella solo había intentado ayudarme y la había perdonado.
Me alegré mucho por los dos, Andrés era un hombre maravilloso, no era el adecuado para mí, pero estaba convencida de que la dulzura de mi hermana potenciaría en él la necesidad de amarla y protegerla, y le haría mucho bien, creía firmemente que su relación tenía muchas posibilidades, en todo caso, le dije a mi hermana que hacía muy bien en intentarlo, ella se había recluido en sí misma demasiado en los últimos años, Andrés le mostraría todo lo que se estaba perdiendo. Estaba segura de que serían la pareja perfecta.
Le pedí que intercediera por mí para que Andrés me perdonara por lo que le había hecho, era un buen hombre y no se merecía cómo le había tratado, les invité a venir a vernos cuando pusiera en marcha la revista.
—¿Con quién hablabas? —Me preguntó James que acababa de volver de la calle.
—Con mi hermana, ¿sabes? Andrés y ella han decidido irse a vivir juntos, les he invitado a venir a visitarnos más adelante.
James me abrazó por la espalda y me recostó contra él mientras me besaba en el cuello.
—Bueno —murmuró— me alegro de que estén bien, pero no sé si quiero que tu antiguo novio venga a visitarte, seguro que se da cuenta de que me he quedado con la mejor hermana.
—¡Tonto! —exclamé yo volviéndome entre sus brazos y atrapando sus labios en un largo beso—, jamás volvería con Andrés, tú eres todo lo que quiero. Te amo.
James me cogió en volandas y me llevó a la habitación. Sabía que no teníamos mucho tiempo, debía reunirme con unos posibles colaboradores en poco más de una hora, pero no pude resistirme, la pasión nos arrastró, las caricias y los besos de James, me estremecían, yo acariciaba su ancha espalda, sus brazos que estaban en tensión pues trataba de no descargar todo su peso sobre mí, su respiración se hizo más agitada, nuestros alientos se enlazaron, el sabor de su boca y sus húmedos besos, me llevaban a un mundo de deliciosas sensaciones, lo sentía dentro de mí y quería fundirme más aún con él. Como si fuéramos un solo ser. Nuestras respiraciones se acompasaron, acelerándose para llegar a un intenso final compartido.
Yo ocultaba mi cara en el hueco de su cuello, aspirando el olor de su piel, comencé a besarle el hombro perezosamente, él se movió lo suficiente como para atrapar mis labios, dándome un lento y profundo beso, se deslizó a mi lado y quedamos mirándonos a los ojos, su mano se descendió por mi espalda, hacia la cadera, quedándose posada allí, en aquel momento pensé que había tomado la decisión correcta.
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Hola, espero que os esté gustando mi historia, este capítulo ha sido cortito porque he tenido mucho trabajo y muy poco tiempo esta semana, pero el siguiente os va a sorprender, ya se está cocinando y lo subiré pronto :)
Me gustaría mucho recibir vuestros comentarios e impresiones, y si os gusta espero que recomendéis mi novela, ya sabéis que podéis leer la primera parte completa en esta misma cuenta. besitos. Gracias por leer.