Me sobresalté, mi primer impulso fue salir precipitadamente detrás de James para explicarle lo que estábamos haciendo allí Andrés y yo solos, en una actitud aparentemente comprometida.
Andrés no se había dado cuenta de nada.
—¿Te ocurre algo? —Me preguntó preocupado, mirando hacia fuera, donde ya no había ningún rastro de James.
—No, no. Disimulé, me pareció ver a alguien conocido. —Necesitaba tiempo para pensar, en ese momento vislumbré a mi gemela acercándose por la avenida—. ¡Mira! Ahí está Ali.
Mi hermana estaba preciosa, habían hecho un buen trabajo en la estilista y si no fuera por nuestro distinto gusto al vestir, nadie podría distinguirnos.
Entró y pidió rápidamente un café, me admiraban sus maneras desenvueltas tan distintas de su actitud en los últimos años. Comenzó rápidamente a hablar.
—¡Cali! Qué suerte tienes con tu estilista, gracias, he pasado un rato estupendo, y estoy casi tan guapa como tú, pero no sabré mantener este peinado. Así que no temas cariño —dijo dirigiéndose a Andrés—, podrás distinguirnos fácilmente, en cuanto me pase sin darme cuenta dos veces los dedos por el pelo, volveré a estar como siempre —dijo bromeando.
—No creo que vuelva a confundiros nunca —contestó Andrés muy seguro, besándola. Ali le sonrió muy satisfecha.
En ese momento entró un mensaje a mi teléfono. Era de James.
—¡Tenemos que hablar! ¡Ven a casa ya! ¡Sola!
Sentí un escalofrío nervioso por todo mi cuerpo que se alojó en mi estómago revolviéndome el café que había tomado.
—Chicos, me reclaman del trabajo —mentí— ¿podéis arreglaros solos el resto de la tarde?
—Claro, sin problema. No te preocupes por nosotros, sabremos qué hacer, podemos quedar para la cena.
—De acuerdo —respondí yo—, trataré de resolverlo lo antes posible.
Me alejé de la cafetería en dirección a casa, al menos disponía de unas horas, no quería que mi hermana y Andrés presenciaran la discusión que estaba segura que íbamos a mantener James y yo.
Abrí la puerta del apartamento, pero James no estaba a la vista, oí ruidos en el vestidor, me dirigí hacia allí.
—¿Qué estás haciendo? — inquirí extrañada.
James tenía dos maletas abiertas frente a él y estaba llenándolas metódicamente con ropa de los dos.
—Nos vamos, hoy, ahora.
—¿Qué quieres decir?, James, tenemos que hablar. En la cafetería, no sé qué te habrás imaginado, pero no es lo que parecía, estábamos arreglando…
—Pues si no es lo que parecía. ¡Demuéstramelo!, ven ahora conmigo, sin preguntas, a las Vegas, tengo una licencia especial ¡Casémonos, ya!
Me senté anonadada, era lo último que me esperaba.
—Pero James…
—Estoy harto de compartirte, con la revista, con tu familia, ven conmigo ahora, demuéstrame que me quieres por encima de todo lo demás. No siento que yo sea lo más importante en tu vida.
—James —traté de razonar—, mi hermana solo estará aquí por unos días, no puedo irme así, además hemos de hablar, lo que ocurrió anoche…
Volvió a interrumpirme.
—¿No puedes hacer nada por mí? Siempre estás disponible para los demás.
—No seas irracional —contesté yo.
James dejó de sacar ropa del armario y lo cerró con un fuerte golpe, encarándose a mí.
—¿Soy irracional por querer que mi mujer esté conmigo? ¿Por quererte más que nada en el mundo?, ¿por no poder vivir sin ti?, ¿por sentir que te estás alejando de mí?
—Pero no es cierto —dije tratando de poner un poco de cordura en las demandas de James que me parecían totalmente fuera de lugar—. No me alejo de ti, solo estoy siendo hospitalaria con mi hermana y su novio, ¿no lo ves?
—Tu hermana quiere alejarte de mí ¿No has visto como ha intentado quitarte de la cabeza la idea de que formemos una familia? Seguramente envidia todo lo que has conseguido, ya te ha quitado un novio, ahora si yo le diera pie te aseguro que vendría a por mí. Tienes que alejarte de ella es una mala influencia. Nosotros somos todo lo que tenemos, nos tenemos el uno al otro y no necesitamos nadie más. Di que sí, que vendrás conmigo, estaremos juntos y te prometo que no volveré a enfadarme.
Yo miraba asustada a este James desconocido y paranoico. ¿Cómo podía hablar así de mi hermana?
—Formemos una familia, ¿no te gustaría? Varios niños corriendo a nuestro alrededor, tu escribiendo tu novela…Me dedicaré por completo a ti y a nuestra familia. Por favor, ¡No me dejes! —suplicó arrodillándose frente a mí—, yo creo que a tu hermana no le gusto y Andrés solo ha venido porque quiere recuperarte, se ha dado cuenta de que se ha quedado con una pálida copia de ti y quiere recuperar el original. ¿No ves que me muero de celos? —continuó— ¿Que cada vez que estás cerca de Andrés temo que pienses que has cometido un error al dejarle y quieras irte con él?
Tomó mis brazos sacudiéndome un poco, como si así pudiera hacer entrar en mi cerebro sus temores. Yo estaba como en shock, nada de lo que me decía tenía sentido para mí, ni por un momento había sospechado la noche anterior, mientras cenábamos en la terraza, todo lo que bullía en su cabeza.