Cali (2ª parte de Gemelas)

CAPITULO 26

Quiero hacer balance, ha pasado un año ya desde aquel fatídico día.

En lo laboral, los malos augurios de James no se han cumplido, sí que tenemos competidores que tratan de imitar nuestro formato, pero yo tengo el mejor equipo y trabajamos duramente, así que seguimos siendo líderes, hasta el punto, que ya he devuelto a James el préstamo que me había hecho. Económicamente soy libre por fin.

En lo personal, está siendo un largo y arduo trayecto. Las secuelas aún perduran, me uní a un grupo de terapia para mujeres maltratadas, donde pude comprender como habían llegado las cosas a descontrolarse tanto y pude perdonarme a mí misma para dejar de culparme por haberlo permitido. Aún sigo trabajando para volver a ser la persona confiada y segura que fui hace tiempo. Doy gracias porque James nunca trató de volver a ponerse en contacto conmigo, supongo que tenía demasiado que perder si su reputación se veía manchada de alguna forma si yo hablaba, pero otras mujeres no tienen tanta suerte, en mi grupo, muchas seguían siendo acosadas y abusadas por sus maltratadores, y todas tratábamos de ayudarlas y protegerlas para que pudieran salir de esa peligrosa situación.

A pesar del apoyo que recibía, aún seguía teniendo pesadillas por las noches, no habían servido de nada las tres cerraduras en las puertas, ni la empresa de seguridad que protegía mi casa. El temor a que James apareciera o se colara en mi casa mientras estaba sola seguía paralizándome, así que tenía un nuevo amigo, Sam, mi enorme y adiestrado rottweiler, que había pasado a ser el fiel compañero que me acompañaba a todas partes, ante la inicial diversión de mi hermana que sabía de mi antigua aversión a las mascotas. Ahora no puedo concebir la vida sin él, tenemos un vínculo indestructible, cada vez que una pesadilla me hace revivir aquel horrible día, solo tengo sentir el macizo cuerpo de Sammy a mi lado para sentirme segura y tranquila.

Finalmente le conté a mi hermana, al principio sin demasiados detalles, lo que me había pasado. Su reacción fue querer mudarse a vivir conmigo, le agradecí su gesto y solo le permití quedarse dos semanas, ella tenía una vida con Andrés y yo  no podía alejarla de ella por mucho que me hubiera gustado contar con su compañía, pero en esas dos semanas, terminamos de recuperar nuestra relación, ella también se sinceró conmigo, y me explicó el motivo por el que se había recluido y aislado varios años mientras yo continuaba con mi vida, sin percatarme de nada.

También ella había sufrido un asalto, pero de un desconocido. Se sintió como yo vulnerable y aterrorizada, y su reacción fue aislarse. No se lo contó a nadie, empezó a trabajar desde casa y solo salía para pasear a su perro, yo había removido los cimientos de su mundo cuando abandoné todo por James y le pedí que se hiciera pasar por mí, se había dado cuenta de la vida que se estaba perdiendo y poco a poco volvió a recuperar la confianza cuando se enamoró de Andrés. Me alegré tanto de que finalmente fuera feliz, podía imaginarme el infierno por el que debía haber pasado en soledad. Nos prometimos que siempre nos apoyaríamos y confiaríamos la una en la otra, las dos semanas de confidencias y terapia mutua fueron sanadoras para nosotras.

Soy consciente de que a pesar de que aún tengo mucho camino por recorrer antes de volver a confiar en ningún hombre, he tenido suerte, he salido de esa relación tóxica y he tenido los medios para continuar con mi vida, pero hay muchas mujeres que ni siquiera se dan cuenta de las señales hasta que es demasiado tarde, o que no tienen los medios o el apoyo para salir de esas situaciones.

Muchas cometemos el error de creer que somos culpables, que ellos se comportan así porque nosotras no podemos hacer las cosas bien, que si nos esforzamos todo irá mejor. No se dan cuenta de que son las víctimas, el primer error que cometemos es creer que podemos cambiar a nuestra pareja, pero nadie puede cambiar a nadie, el cambio debe proceder de su interior, debe darse cuenta él mismo de su problema e ir a terapia y trabajar el cambio, su comportamiento no puede justificarse ni excusarse.

Pero tengo fe en el futuro y sé que lo conseguiré, cada día doy un paso más, estoy recibiendo ayuda y apoyo, y también quiero ayudar a otras mujeres, he creado una fundación para otorgar un futuro a mujeres que no tienen recursos económicos para salir de esa situación en la que están atrapadas y desde mi revista tratamos el tema para darle visibilidad, para que muchas puedan reconocer las señales a tiempo, para que busquen ayuda en su entorno, porque el mayor error es pensar que nadie puede ayudarnos, ya que el maltratador siempre intenta aislar, anular, silenciar y someter a su pareja, eso es lo que no podemos permitir y mi compromiso es concienciar a la sociedad para que si conocen algún caso de su entorno se impliquen, denuncien y ayuden a esa mujer antes de que sea demasiado tarde.

Todos tenemos derecho a un futuro y a una vida digna y feliz.

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Sé que me he puesto un poco seria al final de esta historia, aunque creo que no he conseguido realmente contar con crudeza lo que significan los malos tratos, ya sean físicos, verbales o psicológicos, pero quería aportar mi granito de arena para hacer más visible este terrible problema de nuestra sociedad, mucho más extendido de lo que creemos en todas las clases sociales. Espero que haya servido para alertar a alguien antes de que sea demasiado tarde para que salga de una situación potencialmente tóxica y peligrosa y para concienciarnos de que debemos ayudar a quienes estén en nuestro entorno en esa situación, porque normalmente la víctima está tan inmersa en esa relación, tan aislada y anulada, que tiende a ocultarlo por vergüenza y por miedo.




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