—Es hora de irnos —le dijo Cameron a Adriano. Era ya ese ansiado sábado por la noche, el restaurante estaba cerrado y "The Oak Bar" estaba funcionando. Cameron estaba listo y al parecer Adriano también, pero este no se movía de su escritorio—. ¿Sucede algo?
—No es nada —contestó aún distraído—. Solo estoy un poco cansado, pero estoy bien.
—Irás, ¿verdad? Emily ya nos está esperando.
—Si, claro que iré. Espérame afuera, ya estoy de salida. Solo tengo que cerrar un par de cosas acá.
Cameron salió de la oficina y Adriano se puso de pie. No estaba seguro de querer ir a divertirse, la verdad estaba bastante desanimado, pero no quería quedar mal con sus dos amigos. No quería culpar a Priss, después de todo ella solo era una chica que estaba siendo amable y la pasaron bien juntos, eso no significaba que ya hubiera una especie de compromiso porque eso ni siquiera fue una cita, simplemente le hizo un favor. Aunque no dejaba de preguntarse por qué ella no le había mencionado que tenía una relación con alguien más. Aun así sabía que ella no tuvo la obligación de contarle nada, apenas la había visto un par de veces, habían tenido un intento de cita y nada más. Por cierto, él era su jefe y ella simplemente una de las integrantes de su brigada, no podía pensar así.
Al salir buscó a Cameron en "The Oak Bar" y lo encontró sentado conversando con una joven a quien reconoció rápidamente. Era esa chica con quien lo encontró hablando solo en la cava hace unos días. Reían juntos, parecía que se habían encontrado hace rato pues ambos tenían una copa en la mano.
—Al fin —le dijo pues se había tardado un poco—. Te presento a Anne. Él es Adriano, ya lo conoces, el chef de este restaurante.
—Es un placer conocerlo —contestó Anne tendiéndole la mano—, usted es el mejor chef de este país. Y lo digo en serio.
—Pues espero verla más seguido por acá —dijo con una sonrisa. Aunque no era la primera vez que escuchaba elogios por su trabajo cada nuevo comentario era agradable. No lo hacían sentirse superior, a veces pensaba que en una parte de él aún vivía ese muchacho incrédulo que nunca pensó llegaría tan lejos, ese que se sonrojaba con cada comentario—. ¿Y Emily?
—Estoy justo aquí —escuchó su voz detrás de él y lo saludó—, fui un momento al tocador. ¿A dónde nos vamos hoy?
—Esperen, ¿esta es una salida de parejas? —preguntó Anne de pronto.
—Oh no, para nada. Adriano es soltero y sin compromiso —aclaró de inmediato Emily—. Ya sabes lo que dicen por ahí, soltero codiciado, igual que Cameron. No entiendo por qué andan los dos solos.
—Falta de tiempo —respondió Adriano sin dudarlo.
—Busco a la chica indicada —agregó Cameron.
—Pues como han cambiado. Te cuento, Anne, cuando apenas los tres éramos practicantes estos dos se daban la gran vida. No había quien los pare —bromeó, la chica soltó una risita y miró de reojo a Cameron.
—Me lo imagino —dijo ella—. Supongo que prefieren la soltería de momento.
—Eso puede cambiar de un momento a otro, no me cierro a las oportunidades —comentó Cameron mientras la miraba los ojos—. Por cierto, Anne, ¿saben tus degeneradas amigas que hoy estás conmigo? —ella soltó una carcajada, no puedo evitarlo.
—No les digas así, aunque la verdad, si son bastante degeneradas —dijo provocando una risa general.
—Y bueno, retomando mi pregunta, ¿a dónde vamos? —preguntó nuevamente Emily—. "The Oak Bar" es genial, pero no sería tan divertido quedarnos aquí, ¿no creen?
—Conozco un lugar —les dijo Cameron—. El bartender es mi amigo, la pasaremos bien.
Todos aceptaron la sugerencia y fueron a un restobar un poco alejado del Hotel. La zona lucía segura y al entrar al local notaron que era uno de esos sitios para personajes selectos, de ambiente acogedor y discreto, aunque bastante divertido, con música agradable y alegre. Tomaron una mesa cerca de la barra y de inmediato Cameron se acercó al encargado, quien lo recibió de lo más feliz. En cuanto le indicó que había ido con unos amigos él mismo les envió la primera ronda como cortesía de la casa.
Hablaron un poco de todo, especialmente los tres trabajadores estrella del Hotel Plaza. A Anne le interesaba mucho lo que decían, se notaba que amaban su trabajo aunque a veces no les daba tiempo para nada. De a ratos se sentía desencajada pues pensaba que se había colado en una importante reunión de amigos de toda la vida y que estaba de más. Pero al final, de copa en copa, las risas y las conversaciones la hicieron sentirse cómoda.
—Oh claro que no, nunca olvidaré ese día. ¿Recuerdan? —dijo riendo Emily—. Ese curso de Logística en una semana fue lo más extremo que pudimos hacer.
—Y yo nunca entenderé por qué lo tomé —decía Cameron también riendo —. Supongo que ustedes me convencieron y me arrastraron a la perdición.
—Además estaba aplicado a alimentos y bebidas. Emily, ¡tú no tenías nada que hacer ahí! —agregó Adriano—. A menos que andes planeando hacerme la competencia y no lo sabía.
—Solo quería coleccionar certificados de cursos, es lo más útil que se puede hacer, además que es mi hobby.
—Vas a abrir un museo con todos los certificados que tienes —le dijo Adriano. Eso era algo cierto, desde que conocieron a Emily era así, no dejaba de estudiar. Llevaba varios cursos a la vez, siempre se estaba actualizando. Ella no tenía horarios rotativos en el hotel, pero aún así gracias a los cursos que siempre llevaba nunca tenía vida. Hace poco acabó la maestría y seguía buscando algún diplomado interesante. Nada la paraba.
#13219 en Novela romántica
#1856 en Novela contemporánea
romance comedia, chef empresario millonario atractivo, amistad aventuras romances y misterios
Editado: 04.10.2023