Rachel y Priss se fueron al almacén a sacar unos insumos que faltaban. La hora del almuerzo estaba próxima y tenían que apurarse, aunque no parecían muy interesadas en ello. Sobre todo Priss, estaba distraída y casi no hacía caso de lo que Rachel le decía.
—Oye Priss, hay algo que quiero contarte.
—Sí, dime, ¿qué pasa?
—Es que mira, por ahí en la cocina andan hablando cosas horribles de ti. Dicen que andas saliendo con el chef Hartmann, que esa ya es noticia confirmada para mí, pero bueno eso no importa, vamos al punto. Ya sabes cómo es la gente, habla y hay que detenerla. No te va a gustar nada eso que están diciendo y si quieres puedo ayudarte a parar esos rumores.
—No me interesa, Rachel. Lo que dicen es verdad, Adriano y yo estamos saliendo, y considerando los últimos acontecimientos no sé si vaya a durar mucho.
—¿Se han peleado?
—Si más o menos, me hizo una escena de celos y yo no me quedé atrás, me pasé de estúpida.
—¡Ese chef es un maldito! ¿Por qué? ¡Ya sospechaba que era un maniático! Todo quiere controlar, primero me quita el trabajo y ahora me quita a mi mejor amiga.
—¡Qué exagerada eres! —dijo riendo ante ese comentario—. ¿De verdad soy tu mejor amiga?
—Pues sí. La verdad es que nunca tuve muchas amigas y tú me caes muy bien. Así que si a tu maquiavélico chef Hartmann no le molesta que te diga mejor amiga...
—¿Por qué le molestaría?
—Con lo maniático que es...
—¡No es maniático, Rachel!
—Está bien, te creeré. Igual deberías poner atención a las chismosas de la cocina, esas malditas están pidiendo a gritos que las degollé.
—Sospechaba que podía pasar algo así, seguro que eso es lo que está diciendo todo el mundo, que soy una trepadora maldita que sale con él por conveniencia.
—¡Exacto! Así que ya sabes, estamos a tiempo para hacer que se traguen sus palabras.
—No me interesa lo que digan, no vivo de sus opiniones. Lo que importa es que...—Iba a decir "estoy bien", pero recordó de pronto esa pelea el día anterior. Ni una llamada, ni un mensaje, nada desde entonces. De verdad que no le gustaba pelear con él y se sentía muy tonta al no poder buscar una forma de reconciliación.
—¿Qué pasa? ¿Por qué esa carita de ave sin nido?
—Ya te dije, discutimos —contestó triste. Aunque de cierta manera se sentía un poco aliviada por poder compartir eso con alguien.
—¿Y por qué? Si quieres contarme claro.
—Es que él se puso algo celoso cuando le conté que tenía a mi ex trabajando en el restaurante. Me salió con ese tema de que si confía en mí pero no en él, y eso. De verdad me enojé mucho, siempre me ha molestado que me hagan escenas, sentirme controlada. Ugh, en serio es horrible, por cosas como esas terminé con Arnold. No entiendo tampoco la razón de los celos, ni que estuviera considerando volver con mi ex.
—Lo cual, por cierto, deberías hacer.
—¡Oye!
—¿Qué? Es lo que creo.
—No eres de mucha ayuda, ¿sabes?
—Está bien, lo siento, es solo que Arnie me cae muy bien, y a ese otro no lo paso ni con agua. Pero en fin, se pelearon entonces.
—Si, aunque ya no quiero seguir peleada. Quiero conversar con él, siento que me pasé un poco, no quiero hacerlo sentir mal.
—Hasta lo creería si pusiera que él no tiene sentimientos.
—¡Ya basta, Rachel!
—Ya caramba, era broma, supongo que sí tiene sentimientos. —En ese momento escucharon que la puerta del almacén se abría y fingieron que estaban trabajando.
—Si claro, eso nadie se lo cree. —Era Cameron que entraba acompañado de Arnold. Y claro que nadie se lo iba a creer si Rachel sostenía un pote vacío y Priss estaba por echar aceite al piso.
—Es que nos distrajimos —se excusó Rachel—. No le digan a nadie, ¿si?
—Está bien, pero apúrense que hoy hay más reservas de lo normal y en la cocina ya están histéricos. Por cierto, Rachel, me mandan a decirte que desde mañana regresas a la cocina.
—¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿¡Por qué!? —gritó impactada por la noticia, ni Priss se la pudo creer al inicio.
—Mañana, como te dije. Le hablé de ti a Kate y dice que te quiere en su equipo. Le presentó la solicitud a Adriano y no le quedó otra que aceptarla, ¿qué te parece?
—¿Eso significa que estaremos juntas? —le dijo a Priss. Esta sonrió mientras afirmaba con la cabeza. Esa sí que era una buena noticia.
—¡Me muero! ¡Soy feliz! Cameron, ¿puedo decir que te amo?
—Si puedes.
—¡Te amo! ¡Gracias por hacerme volver!
—De nada. Pero la razón por la que vinimos aquí es porque dos señoritas están hace rato acá y creímos que habían sufrido de un paro cardiaco, ya que nunca nos trajeron lo que les pedimos.
—Lalalala... ¡Ya íbamos, de verdad! —se excusó Priss. No pudo negar que la noticia de que tendría a Rachel de vuelta en la cocina y encima a su lado la hizo sentir feliz y olvidar por un momento toda esa situación. Y aunque ninguno de los "consejos" de Rachel había sido bueno en verdad, igual pensaba hablar con Adriano ese mismo día para solucionar todo.
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Editado: 04.10.2023