Calidad total

Capítulo 61: Luces y sombras

Debido a todos los problemas con Sandra y lo sucedido con Harry, la gerencia decidió aplazar todo hasta fines de noviembre. Había el riesgo de que las personalidades que confirmaron su presencia cancelaran, pero felizmente no hubo ningún problema. Ahora el área de publicidad de El Plaza estaba concentrada en bombardear a los medios nacionales e internacionales con la noticia de la reinauguración. Adriano tuvo que volver a aparecer en los medios para dar algunas entrevistas. Por supuesto, antes de todo acordaban con los entrevistadores que no se diga nada acerca de Sandra y del escándalo de esta, estaban ahí para hablar de cocina.

Adriano tuvo unos días muy ocupados desde entonces. No solo concedía entrevistas para programas locales, sino que también llegaron algunos de la prensa nacional y el extranjero para ver cómo iban las cosas con el chef, sobre la renovación de The Oak Room, sobre la nueva carta y todo. De alguna manera eso lo ayudó a despejarse un poco sobre todos los asuntos con Sandra, volviendo a la cocina se sentía mucho mejor. En las entrevistas lucía muy animado hablando del nuevo diseño, de su idea de investigar más para agregar insumos exóticos a nuevas recetas, entre otras cosas. Todos estaban pendientes de la reinauguración, el mundo de la gastronomía estaba a la expectativa de ese día.

Él no había querido revelar detalles de los nuevos platos, solo mencionó algunos de los insumos y de los platos que no desaparecerían de la carta. Quizá a algunos les pareciera ridículo, pero no le agradaba la idea de deshacerse y de echar al olvido sus propias creaciones. Era de la idea de renovarlas con una nueva presentación. Era sus creaciones, era algo que había salido de su mente y algunas de ellas lo acompañaban desde hace años cuando inauguró el restaurante. Claro que dejaría algunos clásicos, pero renovaría la mayoría de ellos. Tenía demasiado trabajo en realidad, era como si todo lo que no había hecho en meses cayera de golpe.

Tenía que hacerse cargo de supervisar que hubieran hecho bien todas las compras del almacén para el día de la reinauguración y para días después. Tenía que revisar cómo iba la renovación de la cocina y del comedor que ya estaban casi listas. Además, ya toda su brigada de cocina estaba volviendo a la acción y tenía que supervisar que todos se aprendieran los estándares de las nuevas recetas a la perfección. Empezaba muy temprano en la mañana y terminaba por la noche.

Lo único que lo confortaba es que casi siempre Priss estaba presente para ayudarlo. Aunque ella se había negado a aceptar formalmente el trabajo, lo hacía todo de manera gratuita y por simple gusto de aprender. Ahora Priss tenía más tiempo libre, hace un par de días fue la sustentación de su trabajo final y la presentación de sus platos para poder graduarse de Le Cordon Bleu y lo había hecho muy bien. Tendría aún un par de días libres más antes de su graduación en la escuela.

Ella iba con gusto a The Oak Room a ver cómo iba el trabajo, siempre encontraba la forma de distraer a Adriano, además se encontraba con Rachel y Arnie, también con Cam y Anne. Así que de alguna forma terminaban por convencer al chef de salir a relajarse un rato, de ir a tomar un café o una bebida y dejar un rato tanto trabajo. Priss se había dado cuenta de que Adriano ya no era el maniático del trabajo que conoció al llegar al restaurante por primera vez. Sí, seguía siendo exigente y perfeccionista, pero ya no era el mismo que se estresaba por todo. Ya no absorbía tantas responsabilidades, más bien delegaba trabajo. Y eso le agradaba a la chica, Adriano había cambiado para bien a pesar de todas las dificultades que había pasado.

Y hablando de dificultades, no habían vuelto a ver a Sandra ni saber mucho de ella. En los medios poco a poco dejaron de hablar de ella pues ya era un tema muy gastado. Adriano tampoco quería saber mucho, sus abogados eran los que se hacían cargo de la denuncia y demás, él solo firmaba algunos papeles de vez en cuando y les pedía que le den informes. No quería saber nada de ella, pero sí quería hacer que pague por todo el mal que había hecho.

Al final lo que importaba era que Sandra había desaparecido de la vida de todos, aparentemente. Incluso Rachel bromeaba diciendo que de seguro esa mujer estaba esperando el momento preciso para hacer una aparición dramática en los medios cuando esté con un vientre más notorio. En ese momento lo tomaron a la broma, pero Adriano pensaba que eso podría ser cierto. Quizá Sandra estaba en silencio esperando el momento preciso para arruinarlo todo otra vez. Al final nunca podrían sacársela de encima del todo.

Pero no quería pensar en eso, era mejor que él mismo empezara por sacar a esa mujer de una vez de su vida tratando de apartarla de sus pensamientos. Tenía que concentrarse en la reinauguración y en lo que se venía.

Hasta que al fin llegó el gran día. No había podido dormir, quizá eran los nervios, quizá la emoción, quizá esa extraña sensación que siempre aparecía indicando que algo faltaba y que a última hora se darían cuenta, pero que ya sería demasiado tarde. No quería ponerse nervioso, no quería arruinarlo. Sentía que ese día era incluso más importante que la inauguración. Hace cuatro años nadie sabía quién era él, el mundo no lo conocía y en New York lo veían como un chico talentoso que inauguraba su restaurante e iban por simple curiosidad y compromiso. Pero las cosas habían cambiado mucho, era una personalidad de la gastronomía muy conocida y respetada, había llegado muy lejos y ser llamado el mejor chef de los Estados Unidos no era cualquier cosa.

Sabía que en ese evento las cosas debían de deslumbrar y sobrepasar las expectativas de todos, y así lo había planeado. El mundo de la gastronomía esperaba con ansias ese día para ver las sorpresas que el conocido chef les traía y no quería que nada lo opaque. Quería demostrar porque era el mejor y porque quería llegar algún día a ser el mejor chef del mundo. Era joven, claro que podía hacerlo.




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