Calidad total

Extra 2: You can't stop the beat

—¡Apúrense que ya llega el histérico! —gritó Sam y las chicas estallaron en risas.

Todo empezó así como quien no quiere la cosa aquella tarde en el apartamento de Adriano. Sam estaba en casa desde hace unos días, Anne pasó a recoger un vino para Cameron que Adriano acababa de traer de España como obsequio, y pues Rachel llegó de sorpresa como siempre con algunas cervezas. Con tantas mujeres en casa, una cocina de lujo y comida por montones, no se les ocurrió mejor cosa que ponerse a preparar la cena. Todo, por supuesto, bajo la atenta mirada de Priss, quien junto a Rachel eran las que prácticamente hacían todo mientras las otras se dedicaban a cortar, picar, poner a hervir, pelar, juntar los ingredientes, etc.

El tema claro, era que las chicas tenían muy buena intención, pero no eran chefs ni nada, por lo que disciplina cero parecía ser el lema esa tarde. Cogían de todo, lo dejaban donde sea, ensuciaban, dejaban cosas a medias... En fin, todo lo que ponía histérico al chef Hartmann. Y para variar, Rachel había puesto a todo volumen las canciones del musical "Hairspray" y todas andaban cantando y bailando, incluso arrojándose algunos ingredientes de rato en rato, jugueteando con la comida.

—¡Y ni se les ocurra hacerme lavar los platos, estúpidas! —gritó Rachel y las demás rieron. Empezó a sonar "You can't stop the beat" y las chicas empezaron a cantar. Anne, toda una embajadora de la buena voluntad, cogió las cosas sucias y empezó a lavar, ya estaban por terminar de cocinar, unos minutos más de cocción y listo.

—Voy poniendo la mesa. Rachel, apágalo en cinco —le pidió Priss.

—Listo —dijo, pero la chica siguió cantando. Priss fue a sacar la mantelería, cubiertos, platos y demás para una linda cena con las chicas esa noche. Adriano dijo que llegaría temprano pues era la última noche de Sam en casa, así que Priss solo esperaba que cuando llegue no vea el desastre de la cocina. Pero se quedó con una copa suspendida en el aire e inmóvil cuando escuchó las llaves y oyó sus pasos rápidos dirigiéndose a su amada cocina, donde sonaba "You can't stop de beat" y había harina regada por todos lados. Caminó detrás de él decidida a darle una explicación antes que entre, pero ya era demasiado tarde.

—Que... ¡Qué le han hecho a mi cocina! —gritó mientras la música seguía sonando y las chicas se quedaron quietas.

—Hola —saludó Anne tímidamente con los guantes de lavar puestos—. Ya termino.

—Les dije que ya iba a llegar el histérico —advirtió Sam y Rachel contuvo la risa.

—Hola, amor —llegó Priss al fin y le dio un beso, solo que este no parecía reaccionar.

—Priss, ¿eres responsable de esto?

—Bueno, responsable casi pero no del todo... Nos emocionamos y...

—¡Por favor, Adriano! No hemos hecho nada irreparable, lo que se puede limpiar no hace daño a nadie —le dijo Rachel en tono amigable—. You can't Stop The beat —cantó y dio un salto. La canción estaba ya en el último párrafo.

—Anda, amor —le dijo Priss en tono suave—. Ya estábamos limpiando todo y la cena ha quedado deliciosa, cocinamos Rachel y yo.

—Pero...— Pero ya era tarde. Las chicas acababan de armar todo un musical delante de Adriano y este ya no sabía si ponerse a rabiar o reír.

Cause you can't stop the Motion of the ocean or the rain from above. You can try to stop the paradise were dreamin of but you cannot stop the rhythm of two hearts in love to stay! —cantaron ellas muy animadas.

Cause you cant stop the beat! —cantó, o mejor dicho gritó Rachel mientras echaba al aire algo de harina.

You can't stop the beat —siguió Sam dando un giro gracioso que por poco termina echando las ollas al piso.

You can't stop the beat —dijo Anne echando sus guantes de lavar platos al aire, y por último Priss se adelantó y extendió los brazos para dar la nota final.

You can't stop the beat! —dijo ella, y las demás repitieron "beat" en voz alta. Adriano terminó riendo, la música acabó y todas estallaron en carcajadas.

—Son geniales, pero yo no voy a limpiar esto.

—¡Malvado! —le gritó Samantha—. ¿Un par de platos que te cuesta? —suspiró, iba a ayudar. Igual tenía hambre y no se iba a sentar a comer mientras su hermosa cocina esté sucia.




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