Era una niña la primera vez que vi un muerto y entendí el concepto de morir.
Mis padres trataron de convencerme de que había cierta belleza en el final inevitable de la vida con cuentos sobre ir a un lugar mejor donde todos nos reunimos y somos felices.
Pero es difícil creer en algo bonito mientras ves un cadáver o mientras lo hueles.
Soy diferente a ellos, no necesito cubrir la realidad con ninguna fantasía.
La vida es una mierda y después te mueres. Y punto. No hay nada más.
Eso es lo que siempre pensé pero ahora resulta que no. No te mueres.
Tampoco te vas a un lugar mejor, ni eres feliz. Ni encuentras paz.
Estamos encadenados a este mundo enfermo.
La vida es una mierda y encima no te mueres.