Cambio de Rol

Llamada

...CAPÍTULO 5...

Dianela miraba cada vestuario que llevaba los maniquís y el que le gustaba lo buscaba, y Asher, a pesar de estar cargado con la ropa que Dianela le iba pasando, no podía evitar estar serio y aburrido de estar en una tienda de ropa donde hay muchas mujeres Dianela pasó de un estante a otro, agarrando prendas y yendo hacia el probador.

Asher se detenía en el camino para sacudir la ropa que estaba amontonada encima de él, tratando de encontrar algo de aire. Después de un rato, la pila de ropa era tan alta que apenas podía ver por encima de ella. Mientras tanto, Dianela seguía probándose cada prenda y viéndose en el espejo.

Las señoritas que ayudaron a Dianela en probarse las prendas, estaban sonriendo y haciendo pequeños comentarios entre ellas mientras que Dianela se probaba la ropa linda, diciendo cosas como “Que chico que espera a su novia” “Ya lleva más de dos horas esperándola”.

—Termine —Dijo Dianela a sí misma.

Dianela caminó por los pasillos de la tienda de ropa, escudriñando cada perchero y estante hasta encontrar la sección de hombres, mientras que Asher estaba sentando con toda la ropa apilada. Allí se detuvo en frente a una variedad de pantalones, camisas y chaquetas. Seleccionó varias prendas que creía que le quedarían bien a Asher.

Después de un tiempo, se acercó a Asher con la ropa que había escogido para él.

—Pruébate estos —Dijo Dianela.

—¿Qué? —Preguntó Asher tratando de sacar su cabeza entre las prendas.

Dianela le quita de encima toda la ropa de ella y coloca las ropas que escogió en las manos de Asher para que se lo probara.

—Señora, pero…

—Vamos pruébatelo—Dianela empujó a Asher hacia el probador.

—Pero este probador es de mujer. —Asher intentó salir, pero Dianela le cerró la cortina.

—No importa, vas a estar solo cambiándote.

Asher se rindió ante las palabras de Dianela y pensó probárselo.

—Señorita, toda esta ropa por favor empáquela, y enseguida voy para pagar —Dijo Dianela a una señorita cerca.

—Está bien —Respondió la señorita tomando una parte de la ropa.

Dianela se sentó en un banco cerca de los probadores, esperando mientras Asher se cambiaba. Al cabo de unos minutos, salió de los probadores con una camisa blanca y un pantalón oscuro, luciendo impecable. Dianela se acercó a él, inspeccionando la ropa.

—Muy bien. Ahora pruébate estas y dame tu vieja ropa para que lo empaquen — Dianela le entregó más prendas para que Asher se los probará —Luego traes esas para pagar por ellos.

—Está bien— Respondió Asher y se fue al probador obedientemente.

Dianela se dirige hacia la caja registradora para pagar por toda la ropa que había seleccionado para ella y Asher. Mientras tanto, rebusco entre los bolsillos del pantalón de Asher y encontré su billetera.

—Aún eres un enemigo, así que te daré uso.

Al abrir la billetera, vio que tenía una de sus tarjetas de crédito y notó que tenía un grabado que decía “Asher M. Capello C.”

Dianela lo ignoró y le entregó la tarjeta a la cajera para que se cobrara por todas las prendas incluyendo las de Asher. La señorita con una gran sonrisa en su rostro, acepta la tarjeta y luego se la devolvió junto a la boleta. Luego la misma señorita empezó a colocar grandes bolsas en el mostrador. Dianela de una de las bolsas buscó una cartera y la sacó para ponérselo y guardar la tarjeta.

Asher salió del probador analizando su nueva ropa, y Dianela lo esperaba afuera. Al verlo, ella le pidió que llevara las bolsas, a lo que Asher accedió. Sin embargo, cuando vio la cantidad de bolsas que había, su expresión cambió y su rostro palideció.

Dianela notó la reacción de Asher por lo que ofreció su ayuda.

—¿Quieres que lleves algunas?

—No, yo lo hago.

Ambos salieron de la tienda con Asher cargando todas las bolsas que le ocupaban desde las manos hasta los codos, caminando hacia el carro con dificultad.

Mientras iban hacia el carro, un chico, que estaba repartiendo folletos en la calle, se acercó a Dianela y Asher y les ofrecieron uno de los volantes que tenía en la mano. Dianela tomó el folleto y vio que se utilizó de una cafetería que estaba ubicada cerca de allí y las fotos de los pasteles y bebidas se vieron deliciosas. Así que empezamos a ir.

—Bueno, voy a ir a la cafetería.

—¿Qué? Espere voy a dejar estas bolsas.

—Te espero allá. Mira te dejo este volante para que encuentres la calle.

Asher indeciso sin saber que hacer, si ir con las bolsas a la cafetería o ir al carro para dejar las bolsas e ir a la cafetería, pero al final decidió ir al carro.

Luego de que Dianela caminará por unos minutos, llegó a la cafetería y se sorprendió por lo hermosa que era la decoración. Había sillas y mesas elegantes y la música de fondo creaba un ambiente acogedor. Se acercó al mostrador viendo que los pasteles se vieron deliciosos como se vieron en el folleto.

—¿En que lo puedo ayudar, señorita? — Pregunto el chico que estaba detras del mostrador.

—Quiero esos cinco de ahí abajo —Dianela dijo los pasteles del mostrador, mientras que el chico se sorprendió de que haya escogido tantos. Pero pensó que era para compartir en su casa.

—¿Para llevar?

—No, para comer aquí y dame un jugo de fresa. Ah y un café —Dijo Dianela recordando pedir una bebida para Asher.

—Sí, enseguida.

Dianela buscó una mesa que ofreciera una buena vista del exterior y finalmente encontró una. Mientras miraba por la ventana, escuchó un fuerte estruendo proveniente de la entrada de la cafetería. Era Asher, que habia abierto la puerta con fuerza y ​​entrado corriendo. Estaba agitado y respiraba con dificultad, pero finalmente encontró a Dianela y se acercó a su mesa para tomar asiento junto a ella.

—Pensé que se había perdido.

—Por cierto. ¿Sabes qué hora es? —Preguntó Dianela cambiando de tema.

—Son las cuatro. —Contestó Asher sacando su móvil.




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