Camino a Ámsterdam

Capítulo 11

En la madrugada compro un boleto para ir a Alemania. Son las 4:40 am y estoy un poco cansado antes de dormir decido ver la cuenta falsa que cree y veo que no hay respuesta o un md. Me duermo, son dos horas de vuelo tiempo para pensar en lo que está pasando. Una desconocida esta imitándome, copiando mi estilo y eso no lo soportaba. Mientras dormía podía recordar a mis padres, al dibujo que hice en Miami y en la universidad, tengo el presentimiento de que se está tratando de comunicar conmigo.

Al despertarme me pude dar cuenta que tenía una llamada de Trent que se hizo a las 5:45 am. Antes de llamarlo decido ir a comer un rico desayuno, quizás unos huevos revueltos con salsa kétchup y un poco de picante acompañado de frijoles y un vaso de jugo de naranja.

Cuando salgo del aeropuerto veo la hermosa ciudad de Berlín. Un lugar espectacular aunque era época de inviernos se podía sentir un gran ambiente, las calles tapadas con un hermoso manto blanco. Los comercios se veían rústicos. Los niños jugando con la nieve, adolescentes disfrutando una taza de chocolate en la acera. Sin duda un gran lugar.

Me hospedo en un hotel como medida preventiva. No sé en qué momento responderá el mensaje "la pintora", pero sin duda alguna estaré esperándola. Mientras desayuno , llamo a Trent:

- Hola. Dice-.

- ¿Cómo estás? Pregunto-.

- Pues un poco impresionado y preocupado. Suzane está enojada. Dice-.

- Ahora por qué está enojada. Digo-.

- Esta molesta porque siente que la abandonaste. Dice-.

- Tenía que hacerlo y lo sabes. Tengo que averiguar quién es. Digo con tono autoritario.

- ¿Dónde estás? Pregunta-.

- En la tierra de Hitler. Digo-.

- Iremos por ti. Dice-.

- No te preocupes, por ahora quiero seguir el camino solo. Mientras sigan con la ruta. Digo-.

Por último cuelgo la llamada. Pago la cuenta y me sucede algo que nunca imagine. Al salir me tropecé con una linda chica. Era de ojos color café oscuro, pelo castaño y largo, una hermosa sonrisa que enamoraría a cualquiera. Vestida con unas botas de nieve, pantalones azules, un chaleco color morado y una blusa negra combinada con un gorro. Sin duda alguna sabía vestirse bien. Pero era encantadora.

- Perdona. Digo mientras la ayudo a recoger sus libros-.

- No perdóname tú a mí. Dice-.

- Me puedes entender. Digo sorprendido-.

- Si. Nací en Los Ángeles pero mis padres se mudaron y vinieron aquí a Berlín. Dice-.

- Genial. Digo-.

Después de eso nos miramos y analizamos. Me di cuenta que llevaba libros de arte. Supongo que estudia la universidad. Decidí que era mejor acompañarla a casa para que este segura, podía ser algo precipitado pero poco a poco ganábamos confianza. Al llegar a su casa pude darme cuenta que vivía en un sector tranquilo, una especie de suburbio.

Entramos y sus padres la reciben con un beso en ambas mejías y un abrazo. Me presentan con sus padres y ellos me abrazan y dicen cosas en alemán. Amablemente ellos me invitar a comer, me sentía importante, era como si ellos me conocieran. Sirvieron en la mesa un plato grande de ensalada de tomate, lechuga, pan cortado, elotes. Varios pedazos de carne asados a la parilla era una cena de Dioses.

- Dime Lick, ¿A qué te dedicas? Pregunta el padre-.

- Artista del Grafitti. Digo-.

- Interesante profesión. Dice la madre-.

- Si. Pero ahora he emprendido un viaje. Digo-.

- ¿A dónde? Por cierto me llamo Lucia. Pregunta ella-.

- Amsterdam. Digo un poco emocionado.

Mientras comía podía escuchar a Lucia decir una frase o una respuesta. Pero no logre escuchar bien. Después de la cena vimos películas de nuestra infancia en familia. Después jugamos Monopolio y para finalizar una taza de chocolate.

Amablemente me dieron posada. Tenía un cuarto extra el cual me sentía cómodo. Me tiro a la cama y Lucia se tira a la par mía. Es increíble que en pocas horas nos lleváramos bien. Pero ante todo reviso mi celular para ver si respondió "la pintora" y no hay respuesta.

- Esperas mensaje de alguien. Pregunta-.

- Algo así. Te diré un secreto. Digo-.

- Vaya el increíble Lick tiene secretos. Dice riendo-.

Ambos nos sentamos en el piso.

- Yo hice los dibujos en Miami y Los Ángeles. Digo-.

- Vaya. Genial. Dice-.

- Sabía que lo entenderías. Dice-.

- Eres un rebelde. Dice mientras me golpea suavemente en el hombro.

Nos quedamos viendo un momento, me acerco a ella y nos besamos. Ella no parece incomodarle luego se retira con sus cachetes rojos. Se levante y se va. Se despide con la mano, cierra la puerta y luego grita de emoción.

En la noche era difícil dormir. Estaba sintiendo algo por Lucia, similar a lo de Dakota. Lo único que hacía era escuchar la canción de Coldplay- Viva la vida. Después de escuchar unas cinco veces la canción por fin me duermo. En la mañana me despierto con la alarma. Bajo las escaleras hasta el comedor veo que todos desayunan panqueques con miel de maple y jarabe de uva.

- Coincidencia, me gustan los panqueques. Digo-.

- Siéntate y come. Sabemos que te gustan desde que tenías ocho años. Dice Lucia-.




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