IRENE LOCKWOOD.
SEIS AÑOS DESPUÉS.
Busco por toda la casa mis zapatos pero no los encuentro.
- ¿¡Alía no viste mis zapatos!? -Grito de mí habitación a la hija de mis padres.
- ¡Preguntale a Oliver el debe saber!
Hago lo que dice y salgo de mí cuarto llendo al de Oliver.
Toca la puerta tres veces.
Espero unos segundos y me abre.
- ¿Que? -Pregunta sin interes.
- ¿Has visto mis zapatos plateados los que me regaló mí papá en mí cumpleaños?
- La última vez que los vi se los estaba comiendo Tommy. -Le resta importancia y me cierra la puerta en la cara.
Niñito maleducado.
Suspiró de enojo y agarró los zapatos deportivos de Oliver, bajo las escaleras llendo a buscar a Tommy.
- Tommy, ven Tommy.
Nuestro perro caniche viene corriendo hacia mí.
- Ten mi amorcito. -Le pongo el zapato en la boca y empiezo a morderlo.
Lo acaricio, me pongo otros zapatos dorados y salgo de la casa para la escuela.
Tenía doce años cuando a mis padres les dijeron que y no podrían tener más hijos, cuando lo supe me puse tan feliz de pensar que sería hija única, pero al parecer no era suficiente para mis padres
Un día mí padre apareció delante nuestro con una niña y un niño.
Los odie desde el primer momento y ellos parecían no querer estar acá.
Los primeros años eran insoportables lloraban todas las noches extrañando a su hermano mayor el cual tenía mí misma edad.
Papá dijo que no lo trajo a vivir con nosotros porque no quería a ningún chico cerca mío.
Por eso hasta ahora jamás he tenido novio, los chicos que parezco interesarles, mí padre se encarga de asustarlos para que no se me vuelvan a acercar.
Jamás logramos llevarnos bien, ellos me odian y yo a ellos.