IRENE LOCKWOOD.
Al entrar a mi casa lo primero que veo es a un chico de mi edad con los hijos de mis padres, los cuales parece que todos hubieran llorado.
Raros.
Me acerco a ellos.
- ¿Vos quien sos? -Pregunto mirándolo con asco.
Se nota de lejos que es pobre.
Por que un chico así esta en mi casa.
- Soy Trevor... -Se queda pensando antes de decir su apellido.- ...Parker. -Me ofrece su mano.
La miro con el ceño fruncido y no la acepto dejándolo esperando.
- ¿Y que haces en mi casa? -Inquiero con desagrado.
- Tu padre me choco con su auto cuando salía de tu casa y me ofreció hielo para el golpe.
Se sostiene las costillas.
- Mi papa seria incapaz de hacer algo así. -Hablo sin creerle una palabra de lo que dijo.
- ¿El que? ¿Chocarme?
- No, ofrecerte hielo.
Se que es mi papa y esta mal que hable así de el, pero lo conozco, el no es amable con las personas.
Mi ex novio se los puede decir.
Sonríe divertido por mi comentario.
- ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Irene... Irene Lockwood.
Cuando ve que no voy a aceptar su mano la baja.
Esta por hablar pero justo llega mi padre con hielo.
- Hija ya llegaste.
- No aun sigo allá, esto que vez es un holograma. -Hablo sarcástica.
- Siempre tan simpática. -Susurra.
Finjo toser mientras hablo.- Tuve a quien salir.
- Perdona a mi hija, es una tanto amargada.
Lo miro con el ceño fruncido.
- Lo soy desde que los trajiste a ellos, porque al parecer tu hermosa y maravillosa hija biológica no era suficiente para ustedes.
No espero que conteste y subo corriendo las escaleras.
Estoy tan harta de todo, de mis padres, de esos intrusos y de ese chico que recién conocí.
Voy a mi cama y la desarmo, empiezo a atar las sabanas unas con otras.
La tiro por mi ventana.
Voy a salir y no pienso pedir permiso.
Que se vayan todos al demonio.