-Así que Aba....-dejé caer en el trayecto hacia casa de Amatista.
-Solo es sexo Adara, no veo nada más- respondía mi hermano a la defensiva.
-Claro.... ¿y si otro le diera sexo?
-Pues enhorabuena
-Eres una piedra
-Lo se, pero te ha faltado añadir una palabra, piedra preciosa- dijo burlándose.
-Lo que tu digas- refunfuñé, y miré por la ventana el resto del trayecto.
-Si otro te diera sexo a ti si que partiría caras- dijo entonces mi hermano.
-¡ANDER!- grité quejándome.
-¿Qué? Ya vas haciéndote mayor Adara, tu cuerpo se ha desarrollado, y sin rodeos, estás muy bien, no me tomes de hermano pervertido, solo te digo lo que dicen todos mis amigos, y no me gustaría partirles la boca, así que, por favor, no tengas prisa-. El discurso de mi hermano me había hecho pensar, desde el incidente, no había vuelto a salir con un chico, antes tenía a Leonard, pero, tras el incidente, se mudó a otro país, seguimos en contacto, pero solo somos amigos.
-Tranquilo Ander, y, dile a tus amigos que tienen mal gusto- comenté.
-Te aseguro que apuntan alto hermanita- dijo guiñándome un ojo.
-¡ANDER!
-¡QUÉ!, solo digo la verdad, todos hablan de tu físico, ya no solo de tus curvas, sino de tus increíbles ojos grises, esa melena rubia y esa mirada peligrosa.
-¡Por dios cállate ya!
-Es la realidad de como te ven los depredadores, así que ten cuidado cebrita- dijo revolviéndome el pelo mientras ponía el freno de mano y paraba el motor, habíamos llegado. Me bajé antes que él, y cuando pensé que me desharía de él tan fácilmente, me llamó.
-Oye cebrita, ten cuidado, aunque bueno, estaremos en la misma casa, nos iremos viendo.
-¿Lo de cebrita es un mote permanente?
-Puede
-Vale piedra- dije guiñándole un ojo, volví a arrepentirme, ya que me dio un empujón, casi me tira al suelo, pero me agarró a tiempo. - Te quiero cebrita- dijo abrazándome
-Y yo a ti piedra preciosa
-¿Así que lo admites?
-Cállate por favor- dije, y en ese momento, Austin abrió la puerta de su casa. Tanto Ander como yo nos percatamos en que me dio un repaso, me puse roja, en cambio, Ander actuó.
-Vuelve a hacer eso y quizás los ojos sea lo único que podrás mover-. La agresividad de Ander siempre me había tirado para atrás, pero en ese sentido éramos iguales, cuando nos hacían daño a nosotros o a algún ser querido, sacábamos nuestra peor cara.
-Esto...Amatista está con Aba en su cuarto, creo que te sabes el camino- me dijo Austin. Me despedí de ellos y me dirigí hacía allá, al llegar, me topé con un montón de bolsas de marcas de ropa por el suelo, ropa por toda la cama, y a mis dos mejores amigas mirándose en el espejo. Dejé mis cosas a un lado, y comencé a probarme ropa con ellas, para esa noche me decidí por un vestido negro ajustado de tirantes , acompañado de mis amadas Converse, pelo planchado, y un maquillaje sencillo. No solía maquillarme, me sentía como si fuese una muñeca, por lo que como mucho me ponía una pequeña capa de rímel.
Cuando las tres estuvimos preparadas, bajamos al primer piso, ya eran las ocho y media, la gente había empezado a llegar. La puerta estaba abierta, por lo que todos estaban invitados a pasar, y eso hacían. Las 3A nos dirigimos al salón, donde había botellas de todos los tipos de alcohol que conozco, Amatista tomó una de ellas, no me fijé en que era, y fuimos a una de las dos partes de la casa donde estaban los sillones, allí ya había un pequeño grupo de personas de mi insti. Como siempre, Amara los conocía a todos, y nosotras, Aba y yo, mirábamos con vergüenza a todos esos desconocidos. Miré la otra esquina de sillones, y me crucé con una mirada fría, sin ninguna pizca de emociones, la mirada oscura y hipnótica de Brais, aunque no solo miraba él, sino todo su grupo de amigos.
Nos sentamos en los sillones donde nos habíamos acercado, a mi lado no se sentó nadie, genial, ya les daba asco, autoestima, has vuelto a bajar a -1. Cada vez se unía más gente, incluso, el grupo de mi hermano llegó y se acoplaron en los sillones, Austin se sentó a mi lado, y no es que estuviéramos pegados, pero había muy poca distancia entre nosotros. Mi hermano miró a su mejor amigo, pero no le dijo nada, en cambio, a mi si.
-¿La cebrita se viste de leona esta noche?-. Vale, iba borracho, solo eran las nueve, ¿ya iba borracho?
-Ander por favor, cállate- protesté yo.
-A todos los presentes, como alguien intente cazarla, será animal muerto- exclamó Ander.
-Una vez alguien dijo, quien tenga miedo a morir que no nazca-. Todos trasladamos la mirada hacía la otra zona de sillones, donde se encontraba el grupito de populares de mi instituto, y la frase provenía de Carl, el hijo del entrenador de fútbol.
-Ey, es mía, así que no te flipes chavalín- dijo entonces Austin pasándome un brazo por los hombros, me puse tensa al instante, y lo primero que hice fue mirar a Ander, pero me relajé cuando vi que estaba mirando a Aba mientras le acariciaba el muslo.
-Esto.... Austin, si mi hermano te ve....
-Está ocupado ahora, no te incomodes- dijo y me atrajo hacía él. Vale, estaba empezando a resultar incómodo, tenía que escapar de allí, pero, ¿cómo?. Desvié la mirada hacía Ander, que ya estaba comiéndole la boca a Aba, genial, ya no conseguiría captar su atención.
-Tu también te la has tirado, ¿verdad?- pregunté en voz baja.
-Si, aunque aún me falta una de las 2A- Me puse roja con eso, pero contraataqué.
-Somos las 3A
-Ya, pero no pienso tirarme a mi hermana, me da igual que sea famosa.- Comencé a reírme al imaginar esa escena, pero esa alegría duró poco.
-Oye,¿ os habéis enterado de que han asesinado a un vecino de Brais? Dicen que ha sido el asesino de la suerte- Esa frase bastó para distraer a mi hermano para que volviese a poner sus ojos en mi, ambos estábamos tensos, mi mente empezó a remover recuerdos, mis manos empezaron a temblar, no podía dejar que me diese un ataque delante de todos ellos.