Canto Mortal

Capítulo 3

-Adara, deberías no pensar en ello- me dijo Aba mientras miraba la pared de mi habitación, parecía una de esas escenas de policías donde buscan al asesino.

-Estoy bien, solo quiero resolver esto- contesté mirando todo lo que tenía apuntado.

-Solo te hará daño Adara, lo digo por tu bien, deja esta faena a los policías.

En ese momento mi móvil empezó a sonar, en la pantalla aparecía el emoticono de un ordenador, me lancé corriendo al móvil mientras Aba preguntaba quien era.

-¿Pablo?

-Tengo lo que me pediste.- Pablo era un amigo mío de toda la vida, era dos años mayor que yo, era informático, y en sus ratos libres hacker, me estaba ayudando a averiguar información sobre el asesino de la suerte.

-¿Quedamos en diez minutos en mi casa?

-Estoy en la puerta- dijo, entonces colgué, y bajé a abrirle. Al abrir la puerta, la sombra de un chico de un metro noventa me cubrió por completo. 

-Gracias por venir, te debo una- dije abrazándolo.

-Tu no me debes nada, siempre has estado para ayudarme, que más puedo hacer que no sea ayudarte- dijo y me guiñó un ojo. Le di un leve empujón y le dejé pasar, subíamos a mi habitación, entonces apareció Ander. 

-Ey Pablo, ¿Qué tal?- le preguntó mi hermano estrechándole la mano. Mi hermano estaba al corriente de las investigaciones que había llevado en un pasado, pero no de estas, por eso me miró y me dedicó una mueca de preocupación, pero no le di importancia.  Al entrar a mi habitación, encontré a Aba tumbada en mi cama mirando su móvil.

-Aba, ¿te acuerdas de Pablo?- dije sorprendiéndola. Esa pregunta era para molestarla, puesto que hacía un año, cuando Pablo y yo empezamos las investigaciones, Aba solía venir con nosotros, no por la investigación, sino porqué estaba coladita por Pablo, era bastante guapo, y estaba muy bueno, pero siempre le había visto como a un simple amigo, nada más.

-Esto....hola- dijo ella incorporándose lo más rápido posible.

-Vaya, veo que has ampliado esto -dijo Pablo mirando la pared donde había toda clase de información, fotos de cada vecino, fotos de la escena del crimen, obtenidas gracias a él, fotos de mis padres. 

-Chicos, hoy cenareis con la abuela, papá y yo tenemos que trabajar en un caso importante, además, vuestra abuela quiere cenar con vosotros.

-Está bien mamá.

Transcurridas unas horas, mi madre nos llamó diciéndonos que nos había tocado la lotería, dijo que fuésemos a casa para celebrarlo. Ander y yo nos dirigimos hacía casa ilusionados, nunca llegamos a imaginar lo que encontraríamos al llegar.

Pablo dejó el ordenador en la mesa, lo abrió y nos mostró una combinación de números, Aba y yo la miramos sin entenderla, entonces, cogí el móvil y busqué en internet la combinación de números que hicieron ganar al señor Cesar, y, en efecto, era la misma. 

-El número que hizo ganar al señor Cesar- dije volviendo a leer esa combinación de dígitos.

-Así es, este es el programa que usa el asesino, ya que si pulso aquí- dijo, y pulsó en el primer dígito, con eso, la pantalla cambió y apareció toda clase de información del señor Cesar, nombre, teléfono, dirección, edad, incluso su historial médico- aparece toda la información de Cesar. Además, no solo la de Cesar, sino la de cualquiera.

Cuando Pablo dijo eso, me acaricié el cuello, justo en el punto sensible, donde tenía grabada la combinación de mis padres.

-Pablo, busca esta- dije enseñándole el tatuaje. Aba se quedó parada, tanto ella como yo sabíamos que nunca le había enseñado ese tatuaje a nadie, solo a ella, a Amatista, Ander y Austin. Pablo lo miró, y sin preguntar, busco la combinación, ver como escribía los números me dolía, no quería ver lo que podía aparecer. 

Al introducir los dígitos, apareció en grande los dígitos; 1-5-6-8-3. La fecha también apareció; 8 de septiembre

-¿Estás segura de esto Adara?

-Espera-dije, y salí de mi habitación, fui a buscar a Ander. Cuando le comenté lo que habíamos encontrado, dejó lo que estaba haciendo y vino para verlo con sus propios ojos. Una vez estuvimos allí, Pablo pulsó un dígito, y, al igual que con Cesar, apareció toda clase de información de mis padres. Mi hermano y yo leímos detenidamente todo;

-Tom Stewart, 07/12/1970, rubio, ojos azules, grupo sanguíneo A+, deporte favorito baloncesto, dirección: avenida de la fuente, número 6, teléfono: 704-93-21, alergia al pelo de perro, trabaja en un supermercado de la ciudad de Bremerhaven....

-Andrea Becker, 08/04/1972, morena, ojos azules, grupo sanguíneo A-, deporte favorito atletismo, dirección: avenida de la fuente, número 6, teléfono: 753-17-50, alergia al marisco, trabaja como enfermera en el hospital de Bremerhaven...

Y la información continuaba, de hecho, Pablo siguió leyendo en voz alta hasta llegar a un apartado que me hizo ponerme tensa.

-Hijos, Ander y Adara Stewart, 22 y 17 años actualmente, residencia: avenida de la fuente, número 6, Psicóloga: Amelia Miller, dirección: calle lunar, número 76.

Miré a Ander con espanto, él hacía lo mismo, entonces se levantó agarrando su móvil y marcndo para llamar a alguien.

-¿Qué haces?- le preguntó Pablo

-Llamar a la policía, Adara y yo corremos peligro- dijo, y de repente, Pablo le quitó el móvil y colgó.

-¡¿Estás loco?! ¡Podrían encerrarme por hackear las redes, y más si las de la policía también las he hackeado!- le gritó Pablo a mi hermano, miré a mi hermano, y no esperaba verle reaccionar así, me esperaba algún empujón o un puñetazo, pero en vez de eso, Ander le pidió con calma su móvil, y cuando lo tuvo, se fue.

-¿Dónde trabajaba el señor Cesar?- pregunté intentando evadir el tema.

-Un momento- dijo buscando la combinación, clicó en el dígito, y buscó.- Aquí está, trabajaba en una empresa de informáticos, vaya, tenía un currículum muy completo- decía Pablo alucinando.




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