-Pareces un colador Adara- decía Amatista riéndose, le miré con cara de asco mientras le sacaba el dedo corazón.
-Lo peor de todo es que fue mi hermano, me empujó y caí en los cristales- recalqué. Aún no había hablado con mi hermano, pero se lo dejaría pasar, había sido un accidente, no lo habría hecho con maldad, espero.
-Entre eso y que un asesino te está acosando estás apañada- suspiró Aba. Entonces noté como alguien me miraba, tenía ese poder, que a veces odiaba. Me giré para comprobar que no me equivocaba, y, en efecto, no lo hacía; vi como Ander y Austin me miraban, no parecía que hubiesen discutido, de hecho, estaban hablando mientras me miraban. Debo admitir que me puse un poco celosa, puesto que todas las chicas presentes les miraban, en especial a Austin. En un instante, Austin tomó el rumbo hacía acá, me puse nerviosa, no le había hablado desde lo que ocurrió el día anterior en el coche, de hecho, nunca le había hablado por redes sociales. Cuando estuvo lo suficiente próximo, Amatista habló primero.
-¿Qué haces aquí? ¿No tienes clase en la universidad?
-Ander y yo hemos venido de visita, ya sabes, para saludar profesores, amigos, hermanas, amigas especiales.......
-Lo he pillado hermanito, ahora largo, ya me has saludado.
-No venía por ti- dijo, y se giró hacia mi-, ¿Qué te ha ocurrido?
-Un accidente en casa, no es grave- contesté nerviosa, miré sus labios, a pesar de que era una piedra sin sentimientos, quería besarle, ayer me había quedado con ganas.
-Ander ya me ha dicho que tu vecino coló su pelota de beisbol por la ventana, así rompiéndola, y que después tropezaste y caíste en los cristales- dijo Austin, le miré con el ceño fruncido, entonces miré a Ander, que estaba detrás de Austin mirándome con cara de "síguele el juego", menos mal que a mis amigas no les había contado nada del ladrillo, solamente dije que se había roto el cristal.
-En fin, tendré que ser menos patosa- dije. De repente, noté como un brazo me rodeaba los hombros, me giré para ver de quien se trataba, me volví pálida al ver que era Brais.
-Bueno bueno, que visita tan agradable, si son mi amigo el de las cunas y mi querido cuñado- dijo Brais, espera, ¿Qué?. Me aparté de su lado como si quemase.
-¿Qué?-dijo Ander
-Ni caso chicos, está pirado- dije, y tomé a Brais de la muñeca y lo arrastré hacía una esquina.
-¿Qué haces?- le pregunté cruzándome de brazos.
-Se llama marcar territorio.
-No eres un perro como para tener que marcar territorio- dije.
-Pero me pones bien perro- contestó él.
-Eres asqueroso.
-Y te encanta.
-Déjame Brais- dije y me alejé, menos mal que no me siguió. Me entraron ganas de fastidiarlo, a él y a mi hermano, por lo que me coloqué al lado de Austin, rozando su mano con la mía, pero nada más. Sentí la mirada de Brais clavada en mi espalda, pero esta vez si me equivocaba.
-Anda que ha tardado poco su romance- dijo Austin, me giré para entender lo que decía, y me encontré con la escena de Brais liándose con una morena, ¿enserio?. Sentí la necesidad de irme de allí, no quería, no podía sentir celos.
-Austin, tengo clase de educación física, pero a causa de las heridas no puedo dar clase, ¿quieres acompañarme en mi hora libre? ¿O yo acompañarte a ti?- pregunté con encanto.
-Será un placer señorita colador- dijo y me guiñó un ojo. Nos despedimos de los demás, Ander se fue con Aba, Amatista fue al baño a retocarse el maquillaje, y nosotros fuimos al patio, donde había un banco, allí nos sentamos. Abrí mi mochila, y saqué la fotografía, le miré por un segundo antes de dársela, y finalmente se la entregué.
- Mis cortes fueron provocados por el empujón de mi hermano al ver esta foto, la ventana se rompió con un ladrillo, este iba envuelto en esta foto- dije, y vi como su expresión cada vez era más horrible. Tras unos minutos, Austin me abrazó, me quedé paralizada, era lo que menos me esperaba.
-Lo siento Adara, ha sido culpa mía- decía con culpa.
-Austin para, y por favor, no es tu culpa, y no le digas nada a Ander, si él te ha dado otra versión será por algo- exclamé entonces.
-No quería que te pasase nada- confesó aún abrazándome.
-Sigo viva, ¿no?
-Si pero....
-Pues ya está.
-Oye
-¿Qué pasa Austin?
-¿Qué habría pasado en el coche si el imbécil de Brais no hubiese intervenido?- preguntó, seguíamos abrazados, pero ninguno decía nada, la verdad es que no sabía que habría pasado, pero se que estaba muy decidida en besarle.
-No lo se, quizás habría sido un solo beso, quizás más, no se sabe- contesté rompiendo el abrazo, él me miraba pero no decía nada.
-No quiero jugarme la amistad con tu hermano por un besito- dijo con tono despectivo, ¿en serio?. Le miré con el ceño fruncido, entonces este se levantó-, será mejor que me vaya- concluyó.
-Eres un imbécil- grité, y me levanté del banco para irme a otro lugar, ¿Porqué en unos segundos ha cambiado de pensar?. Me daba igual, no iba a soportar a idiotas como Austin que solo quieren un polvo y a otra mariposa.